Culés de Chamberí jugando en la playa |
Aquel año
1979, ni existía Internet, ni sorteo de entradas en la web, ni lista
alguna en la que apuntarse, dándole a la tecla. La única forma de conseguir alguna
de las entradas concedidas al BARÇA
era hacer horas de cola en las taquillas
de la Travesera, junto al viejo Pabellón del Picadero. Yo en aquellos días
residía en Valencia y me era imposible desplazarme. Recurrí a mis contactos y
como era entonces Asesor Jurídico de una Entidad de Crédito, a través del Banco
corresponsal en Ginebra pude conseguir 3 entradas para mí y otros dos Abogados
valencianos que se apuntaron por aquello de viajar a mi costa
Salimos de Valencia el 15
por la mañana con el proyecto de pernoctar en Ginebra donde mi corresponsal nos
tenía reservado un Hotel. En el trayecto, una “piedra en el camino nos separó
de nuestro destino” en forma de rotura de cristal delantero, cerca de Nimes.
Mis conocimientos de francés nos permitieron encontrar un taller que nos
cambiara la luna por la tarde, eso si a un precio a la altura. O sea que el
viaje a Basilea me salió por un “ ojo de la cara”, porque el seguro no aceptó
el pago posterior. Con todo llegamos a
Ginebra a tiempo de cenar una exquisita Fondue en la Place du Molard, donde ya
coincidimos con varios barcelonistas de los que viajaron en coche propio, entre
ellos el Decano del Colegio de Abogados de Barcelona, entonces Eugeni Gay, por
cierto informalmente tocado con gorro y visera Blaugrana. No me perdonaría que
se lo recuerde el hoy ex Magistrado del Tribunal Constitucional.
Basilea dista de Ginebra
unos 300Km. El viaje deleita con los extraordinarios paisajes suizos, bordeando
el lago Leman y con el fondo de los Alpes. El dia16 de mayo lucía además un sol
espléndido. Al almuerzo nos detuvimos en un Area de servicio cerca de Basilea,
atestada de barcelonistas, llegados en autocares, que habían salido de
Barcelona a media noche, lo que se detectaba en el entorno de sus ojeras, pero
felices , ilusionados y cívicos, de impecable comportamiento. Eso si el buffet
agotó existencias sin que nuestros consocios tuvieran mayores problemas con el
endiablado alemán que se habla en el cantón de Basel, porque la mayoría de los
camareros eran españoles.
Basilea es y era una
ciudad no demasiado grande de unos 200,.000 habitantes entonces. El Estadio de
Saint Jakobs está situado en un parque bastante extenso, de frondosa arboleda.
Entonces no existían las Fan Zones y cada quien se las arreglaba para llegar al
Estadio, eso si guiados por rudimentarios carteles de cartón y flechas
indicativas. Tampoco recuerdo especiales medidas de seguridad, ni cacheos,
fuera de la exhibición de la entrada , por supuesto solamente en papel.
El Estadio era un recinto
con una tribuna doble principal con voladizo e íntegramente de localidades de
asiento, por supuesto reservada a la UEFA, autoridades e invitados de alto
copete. El resto, los goles y la grada lateral opuesta se disponían en forma de
circo romano con todas las localidades de pie. Para los muy veteranos tenía un
cierto parecido con el viejo Campo de Les Corts. Para los de hoy, su mayor parecido
podría ser con la Nova Creu Alta o el campo del Nástic, aunque desde luego más
grande, pues entonces su cabida debía rondar los70.000 espectadores. Hoy
remodelado y con todas las localidades de asiento apenas pasará de 30.000 plazas.
Mis contactos solo dieron
para conseguirme una localidad de pie en el lateral, por lo que hube de
soportar a pie firme las cerca de tres horas del partido, sus prolegómenos y la
prórroga. Sin embargo el comportamiento de los más de 25.000 barcelonistas que
me rodeaban,- los seguidores del Fortuna de Dusseldorf nuestro rival eran muchos menos a pesar de
que esta ciudad alemana está a menos de la mitad de distancia de Basilea que
Barcelona-, fue ejemplar. No recuerdo una bengala, ni un objeto lanzado al
campo y no recuerdo tampoco una especial invasión del césped al final. Solo
cantos y el grito ¡ Barça Barça!
Repetido martilleante, incansable. Al final si recuerdo por primera vez haber
oído el ¡ Madrid C… saluda al Campeón!.
El Fortuna era un equipo
alemán típico, atlético, muy organizado tácticamente que entonces contaba con
varios jugadores de la selección alemana entre los que destacaba su delantero
Klaus Allofs, su portero, suplente del gran Sepp Meier y un centrocampista de
recorrido y buena técnica que creo recordar que se llamaba Horvath, también
internacional. En el Barça recordar como figuras a Charlie Rexach, en la cumbre
de su carrera, Hansi Krankl el austríaco que sacó a España del mundial de
Argentina, Migueli, que jugó infiltrado y con el brazo derecho con un grave
esguince de cúbito que se había producido una semana antes en la Liga española,
Asensi, también en el pináculo de su carrera y dos jóvenes emergentes; Tente
Sánchez y Carrasco a quien entonces nadie llamaba Lobo. En la portería un
portero de garantías, nada espectacular pero muy seguro bajo los palos y en el
uno contra uno; el guipuzcoano Pello Artola.
El partido empezó con un Barça muy dominador que se adelantó con dos goles de Krankl y Sánchez, pero el Fortuna forzó la prórroga gracias a Allofs. El partido fue de tal intensidad que ambos equipos llegaron a la prórroga extenuados y ello perjudicaba claramente al Barça, cuya complexión física era marcadamente inferior a la de los alemanes Basta recordar la planta de nuestro lateral Zuviría, como tantos un extremo reconvertido en lateral cuando todavía no se hablaba de carrileros,o la de Sánchez o el mismo Rexach que nunca alardeó de atleta.
Pero como tantas otras
veces la técnica y el toque ese estilo que unas temporadas más u otras menos
siempre ha caracterizado al Barça hizo el milagro. Charlie marcó el tercer gol
con un tiro flojo- no podía con las botas según confesaría después- pero
impecablemente colocado a la base del poste. Lo recuerdo porque yo estaba en la
grada lateral a la altura de la frontal del área desde donde disparó Rexach.
Recuerdo que un barcelonista a mi lado se había sentado , no sé si porque no le
aguantaban las piernas o el corazón, y que al vernos saltar alrededor gritando
¡gol! se me tiró al cuello como un poseso. Recuerdo que aún marcamos un cuarto
gol, creo que fue Krankl, y que incluso el Fortuna volvió a acercarse con un
tercero.
Luego la locura, cantos y
lágrimas, el Barça volvía a la Historia. Quimet Rifé un entrenador de casa que
había sustituído a Lucien Múller a media temporada, manteado por el equipo en
el césped con la copa en las manos, que no sé cómo no se le cayó. Claro no era
Ramos.
Recuerdo que al salir
después de más de tres horas de pie tenía una sed enorme. En el estadio eso si
no había bar alguno y ni vendedores mas o menos furtivos- estábamos en la
primera Europa-. Tras dar un largo paseo por el Parque de Saint Jakobs hacia el
coche, dimos con un Kiosco de bebidas. No se me olvidará nunca; me bebí una
cerveza en botella de ¾ de litro- los alemanes y suizos en eso no escatiman-,
recuerdo la marca y no hago publicidad, Mutzig. Creo que nunca he bebido una
cerveza mejor. Luego al coche y 300 Km hasta Ginebra . De nuevo recurro a
Serrat, No sabía o me preocupaba más, Tenía 30 años.
3ª Generación de Culés de Chamberí on-going |
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