jueves, 29 de junio de 2017

Barça 2016-17 (y V): Leo Messi

Decía Tito Vilanova que Messi, era como un alumno que ya sabe todo lo que le puedes llegar a enseñar, y podemos afirmar que en esta temporada ha sublimado su condición de jugador total, moviéndose en todas las facetas del juego, desde la salida de balón a la definición. Por eso me atrevo a decir que la temporada 2016-17 ha sido la mejor temporada de la carrera de Leo Messi. Y en las próximas líneas intentaré argumentarlo.



Como queda fuera de cualquier posible encasillamiento futbolístico, por asunción de diferentes roles y responsabilidades y por el extraordinario nivel con la que los desempeña, debemos dedicarle en exclusiva el último análisis relativo al Barça de la 2016-17 a Leo Messi.


Messi: Premio Nacional de Carrera

Pese a los estratosféricos números de goles y asistencias del rosarino, quizás este año se ha podido ver al Messi más poliédrico, leyendo las necesidades de los partidos, casi minuto a minuto, y escogiendo siempre dónde se podía hacer el mayor daño al equipo contrario. Nos ha regalado actuaciones sublimes desde el punto de vista individual en plazas no precisamente menores, como en Sevilla, Valencia y el Bernabéu, echándose al equipo a la espalda y tomando la decisión unilateral de ganar el partido. Y lo mejor es que muchos los ha ganado.

Pero también ha retrasado su posición, haciendo en muchos ratos del partido de interior derecha, dando pistas sobre lo que podría ser la parte final de su carrera, esperemos que todavía lejana. Esa función de interior, llevando a Rakitic a una posición de banda posicional, le acercaba a la base de la jugada, auxiliando la deficiente salida de balón del equipo, pero alejándolo de la zona donde debe decidir los partidos: el área contraria.

También ha frecuentado la mediapunta, bien centrando su posición por momentos puntuales que el partido lo demandaba, y especialmente en la variante de Luis Enrique del 1-3-4-3. En esos momentos, se producía un acercamiento a la posición de Neymar, coincidiendo con los mejores momentos del carioca en la temporada como contra el Celta y la vuelta del PSG.


Ha seguido alimentando las explosivas subidas de Jordi Alba, con sus balones cruzados entre el lateral y central derechos, convirtiendo esos "alley oops" en una jugada absolutamente indefendible por la precisión del rosarino y la velocidad del de Hospitalet. También ha seguido fomentando su sociedad atacante con Luis Suárez, ya un amigo, más que un compañero, sumando entre los dos más de 60, sí, sesenta, goles en la Liga (65 exactamente).

Sin embargo, ¿cómo es posible que con este Messi se haya ganado apenas una Copa? La respuesta es que Messi ha tenido que atender obligaciones demasiado mundanas en muchas ocasiones que le han alejado de donde es realmente diferencial. Ha debido participar en posiciones retrasadas ante los problemas en la salida de balón y de juego posicional en ataque del equipo, recibiendo muchas veces a 60 metros de la portería rival, y no a 30 como debería ocurrir en un equipo suficientemente trabajado y con los automatismos que no hace tanto eran santo y seña del Barcelona. 

Esta multiplicación de labores, a veces quizás agravadas por un cierto voluntarismo por parte de Leo, al querer ayudar ante los atascos en la creación, hace que por sus carencias en términos de ubicuidad, nos detraían el deleite de ver a Leo donde realmente decide Campeonatos, es decir en el zona metropolitana de la portería.

En cualquier caso, Leo nos ha hecho disfrutar como nadie en el campo, y también ha dado muestras de una identificación con los aficionados en un par de fotos memorables. Una acaudillando a las huestes azulgranas tras el sexto gol al PSG, y la segunda mostrando la camiseta con su nombre, tras haberle descabezado al eterno rival en el Bernabéu en el último minuto.


Esperemos que pronto se anuncie su renovación y que el club sea capaz de encontrar los resortes para que Messi vuelva a poder centrarse en donde ser el mejor del mundo se traduce en una cascada de títulos para su equipo, los alrededores del área contraria. Para ello, necesitamos al menos un interior posicional que le libere en la creación, a la par que un Iniesta más participativo y al que le respeten más las lesiones. También es necesario recuperar los automatismos perdidos en la salida del balón, para que se gane con solvencia la altura suficiente en el juego para poder poner en suerte la pelota en los pies y la cabeza del rosarino, quien a partir de ahí gestionará sabiamente lo que para el resto de los mortales es absolutamente imposible, el camino hacia el gol.

martes, 27 de junio de 2017

Barça 2016-17 (IV): La Delantera

Desde que llegó Luis Enrique, no sé si por una cuestión natural consecuencia del nivel de los jugadores o incentivada desde el cuerpo técnico, la delantera se convirtió en el centro gravitacional del juego azulgrana. Coincidiendo con el fichaje de Luis Suárez, y su posterior posicionamiento como nueve de referencia tras la legendaria derrota de Anoeta, y sellado con aquella primera foto del tridente en Copa ante el Atlético de Madrid en enero de 2015, se empezó a gestar lo que podríamos llamar el Barça de la MSN, aunque siempre ha sido mucho más de la M, por cuestiones evidentes, que de las otras dos letras. Es por ello que a mi no me acaba de convencer la equiparación de los tres fenómenos de arriba, siquiera para dar un nombre mediático al equipo.




Esta pasada temporada, se produjo un cambio en las alternativas a los tres titulares. Dejaron el equipo los canteranos Munir y Sandro, muy criticados durante todo el año anterior, y se fichó, tras muchos vaivenes a Paco Alcácer, que dejaba a su equipo de toda la vida, el Valencia, para intentar rascar minutos a la tripleta atacante titular del Barcelona. También se dio la circunstancia que la tardía llegada de Neymar por su exitosa participación en los Juegos Olímpicos de Río, propició un inicio de temporada de Arda Turan, en la banda izquierda del ataque, con bastante buenos números goleadores y de juego, que hacían presagiar una cierta resurrección del turco que el devenir de la temporada ha desmentido contundentemente.

No se puede decir que el problema haya estado en la delantera, pero sí que ha sido la temporada en que más claramente se ha inclinado la balanza en favor de Messi, en comparación con sus compañeros de delantera. Por ello, dentro del análisis de la delantera, hemos dejado un capítulo aparte al rosarino, a quien le dedicaremos el cierre del análisis del Barça 216-17.

Vayamos uno por uno con ellos:

Luis Suárez: Notable

Pese a haber dado un pequeño paso atrás en cuanto a números en comparación con su extraordinaria temporada anterior, el uruguayo ha continuado siendo el delantero que necesita el Barcelona. Quizás la excepcional temporada anterior le ha perjudicado, al no poder mantener un nivel tan excelso.

Su efervescencia continua trabajando las defensas contrarias, sus movimientos sin balón, no solo desmarques, sino aclarados y arrastres continuos, facilitan la llegada del resto de jugadores, en especial Neymar y Messi, quienes se benefician de un trabajo no siempre suficientemente alabado. Su capacidad de asociación en el borde del área también se encuentra muy por encima de la media de los mejores delanteros de la actualidad, lo que le convierte en el delantero ideal para el juego del equipo.

Sin embargo, este año ha pasado por algunas fases excesivamente fallonas, y en algunos partidos decisivos no hemos visto su mejor versión, como en Paris o Turín, donde una jugada suya de gol, nos habría dado el oxígeno suficiente para no necesitar de las machadas en el partido de vuelta. En cualquier caso, tenemos delantero para rato.





Neymar: Aprobado

Al igual que su compañero uruguayo, Neymar ha reducido sus números de una manera significativa. De pasar holgadamente de la treintena de goles, a quedarse en apenas 20 este año, sumadas todas las competiciones. Su falta de acierto en la definición ha sido sorprendente en muchas fases de la temporada, si bien, ha mantenido su evolución en cuanto a volumen de juego, asunción de liderazgo en el equipo y asistencias de gol.

Tras empezar tardíamente la temporada por su brillante participación en los Juegos de Río, la primera parte de la temporada fue bastante decepcionante en cuanto a rendimiento, situándose numerosos escalones por debajo de sus anteriores dos temporadas, e incluso llegándose a cuestionar su aportación en comparación con la goleadora racha de su alternativa, Arda Turan.

La vuelta de Navidad fue un giro radical en su aportación al equipo, liderando incluso en algunos momentos el juego del equipo, estando Messi en el campo. Su punto álgido llegó en la histórica remontada ante el PSG, liderando la locura de los últimos minutos, con un golazo de falta, otro de penalti y la asistencia del gol de Sergi Roberto.

En los últimos meses, ha ayudado a solucionar problemas en la salida de balón, abriendo junto a Ter Stegen, Umtiti y Jordi Alba, un puente sobre el que coger altura inicial con facilidad. También es destacable su sacrificio defensivo, ocupando la posición de centrocampista por la izquierda, tapando las incursiones de laterales rivales.

Sin embargo, su nota final está muy penalizada por los dos partidos en los que se perdió la Liga; el de Riazor, donde incomprensiblemente no estuvo presente, casualmente tras el tradicional cumpleaños de su hermana; y su estúpida e innecesaria expulsión de Málaga, donde dejó al equipo con 10 en una situación muy comprometida y puso en riesgo, como después se confirmaría, su presencia en el decisivo partido del Bernabéu. Un jugador de su nivel no puede ser poco profesional y dejarse expulsar tan fácilmente.




Paco Alcácer: Aprobado alto

Su llegada a última hora, y sus primeros partidos, le hicieron entrar en una espiral negativa donde se convirtió en el habitual "meme" de los partidos. Su primer gol no llegaba, la falta de minutos tampoco ayudaba y sus presencias en onces plenos de rotaciones tampoco le favorecían entrar en la dinámica del equipo.

Una vez se quitó de encima el peso del primer gol, comenzó un crecimiento en el juego indiscutible, llegando a jugar incluso en banda con bastante acierto, y en partidos importantes como el del Bernabéu.

Su innegable inteligencia futbolística le permite, pese a ser un jugador de poco volumen de juego, mejorar casi todas las jugadas en las que participa, y no siempre necesitando tocar el balón. Sus movimientos de arrastre son caramelos para sus compañeros y su primer toque, tanto en el pase como en la definición es de los mejores de la Liga.

Su final de temporada ha sido magnífico, redondeada con un gran gol de delantero en la final de Copa, poniendo la guinda al pastel que Messi había elaborado con la defensa alavesista. Sus números son destacables pese a sus escasos minutos, rozando la decena de goles, ganándose sin duda la continuidad la temporada próxima, donde su punto de partida será varios escalones por encima en cuanto a confianza y podremos ver lo que de verdad es capaz de dar el delantero de Torrent.


jueves, 22 de junio de 2017

Barça 2016-17 (III): el mediocampo

En el lejano mes de enero de 2004, la llegada de un ya veterano Edgar Davids, liberó a un canterano ya consolidado en el primer equipo, Xavi Hernández, para que desde el interior derecho pudiera liderar el juego blaugrana como motor primario de juego, y favorecer el juego preciosista de un Ronaldinho que hasta entonces era la única noticia positiva para el barcelonismo, todavía deprimido por la travesía del desierto del tardonuñismo y el gaspartismo.



Desde entonces, el mediocampo azulgrana ha sido el centro neurálgico de todo lo que sucedía en el Barcelona sobre el césped, sublimado por el triángulo guardoliano de Busquets-Xavi-Iniesta, siempre escoltados por Leo Messi desde la posición del falso nueve. Con ellos, llegaron un juego nunca antes visto acompañado de unos resultados desconocidos hasta la fecha. Se marchó Pep, la maldita enfermedad se llevó a Tito y aquella temporada de involución del Tata Martino desembocó en la llegada de Luis Enrique. Desde que llegó el asturiano, la preponderancia de un tridente de ataque devastador, hizo que, casi con cada partido que pasaba, el centro del campo fuera perdiendo peso en el juego blaugrana, hasta casi convertirse en un mero lugar de paso. Se pasó de que el juego llevara al gol a que el gol llevara al juego. El principio del fin.

Esta temporada, además del deterioro jerárquico del mediocampo dentro del equipo, la situación se vio agravada con la incorporación de un jugador cuya interpretación del juego no puede estar más alejada de la tradición azulgrana: André Gomes. El portugués, ha jugado más de 40 partidos, siendo un comodín habitual para Luis Enrique, pese a la clara inadaptación del jugador al equipo.

Ahora con la llegada de Valverde, esperemos volver a las fuentes, y para eso, necesitamos uno o, mejor, varios interiores posicionales de verdad. En este comienzo de mercato parece que van a por el "As de Oros" (Verratti) con todo; esperemos que no acabemos con un "Cuatro de bastos", porque ya están hablando los medios afines de sobrepoblación de mediocampistas, cuando lo relevante es la calidad, no la cantidad.

A continuación mi calificación individual de los mediocampistas:


Sergio Busquets: Aprobado

Cada pasito que el equipo se alejó del plan maestro, más sufría el de Badía. Muchos lo calificaron como una de las causas del pobre juego azulgrana en muchas fases de la temporada, cuando en realidad era un síntoma de hacia dónde nos encaminábamos.
Durante muchos partidos, se colocó como tercer central en la salida de balón (salida lavolpiana), pero esto no funcionó demasiado y además le alejaba de liderar la presión tras pérdida del equipo.
Corrió demasiado a campo abierto ante rivales más rápidos que él, y no pudo juntar al equipo suficientemente para poder ordenarse a través del balón, y con ello también estar colocado ante cualquier eventual pérdida.
Pero su importancia se midió el día que tuvo que ausentarse: en Turín. Mascherano le hizo tan bueno, que desde ese día pareció que subió el nivel. No sé si ocurrió ciertamente o fue una alucinación por la comparativa con el resto (mención especial para André Gomes en esto), pero en los últimos partidos hemos vuelto a ver a un Sergio con confianza y liderando el centro del campo.



Andrés Iniesta: Aprobado

Se ha pasado la temporada siendo dosificado por Luis Enrique para jugar siempre con la selección. Su ausencia en muchos partidos ha sido determinante para perder absolutamente el control del partido.
Bien es cierto que ha tenido algunas pequeñas lesiones, que no le han permitido llegar a los 40 partidos entre todas las competiciones. En cualquier caso, su mera presencia, su magisterio futbolístico, mejoraba sustancialmente el juego del equipo. Sin embargo su intermitencia en las apariciones no han dejado ver el mejor Iniesta de manera continuada.


Ivan Rakitic: Aprobado

El croata empezó bien la temporada, incluso marcando goles importantes en San Mamés y ante el Atlético de Madrid. Sin embargo, entró en un bache incomprensible, perdiendo hasta la titularidad durante meses, incluso llegando a rumorearse que algo pasaba con Luis Enrique.
En los últimos meses fue recobrando el protagonismo, y volviendo a hacer goles como el del Bernabéu, para cerrar la temporada en el nivel que se le supone.
Con el cambio de entrenador, puede ver peligrar su status, e incluso su puesto en la plantilla, ya que podría llegar a ser una de las pocas alternativas para que el club haga caja en el mercado.

Rafinha: Aprobado

El que debería haber sido el año de su consagración tras la desgraciada lesión del año pasado, se ha convertido en un quiero y no puedo, sobre todo por culpa de las lesiones, pequeñas y no tanto. Sin embargo, es quizás el único de la segunda unidad que ha dado un rendimiento al equipo.
Su impacto goleador fue más importante que en el juego, casi irrelevante. Su mejor tramo fue aprovechando el cambio a 1-3-4-3, donde a la derecha y con su despliegue dio un rendimiento más que notable hasta que de nuevo, una última lesión, le ha apartado hasta la próxima temporada.
También se rumorea que puede salir si llegara una oferta interesante que permitiera ayudar a reconstruir el equipo para Valverde.

André Gomes: Suspenso

Su fichaje, apoyado en un supuesto "robo" al Madrid, fue muy vitoreado por la prensa del regimen, aunque algunos, por una cuestión de perfil, que no de calidad, ya veíamos que chirriaba demasiado.
Ha sido el protegido de Luis Enrique, con 46 apariciones entre todas las competiciones. Ha jugado en todas las posiciones del mediocampo, por banda derecha de ataque e incluso en la final de Copa de lateral derecho.
Su falta de conocimiento del juego de posición, recibiendo siempre mal perfilado, confundiendo cuando alejarse y cuando acercarse al balón, ha hecho que se le vieran las costuras demasiadas veces.
Enseguida fue blanco de las iras del Camp Nou, y esto además le ha retraído en mostrar algunas de sus virtudes como la conducción, la llegada a gol y el disparo. Por momentos, la confianza ciega que le profesaba Luis Enrique le ha perjudicado más que cualquier otra cosa.
El hecho de haber sido un fichaje de futuro, caro y de hace un año, por lo que le queda mucho por amortizar, dificultan su salida, aunque personalmente, yo me desharía de él si llega cualquier oferta por encima de los 30 millones.


Arda Turan: Suspenso

Lo coloco como mediocampista porque la Junta Gestora lo fichó, supuestamente por requerimiento de Luis Enrique, para que fuera interior en el equipo.
Comenzó la temporada con algunas actuaciones convincentes en banda izquierda de ataque, ante la ausencia de Neymar tras los Juegos Olímpicos, y su posterior tardía pre-temporada.
Hasta el mes de noviembre, parecía que podría ser recuperado para la causa. Pero con la absurda falta que hizo en el último minuto contra el Madrid, que costó el gol del empate, pareció entrar en un agujero negro de confianza y juego que le ha llevado hasta final de temporada.
La segunda parte de su temporada ha sido nefasta, llena de molestias que sospechosamente le apartaban de las convocatorias, y presencias más testimoniales que otra cosa, que cada vez confirmaban los presagios de que ya se trata más de un ex-jugador, que cualquier otra cosa.
Su desorbitada ficha y su contrato hasta 2020, dificultarán su salida, pero es una necesidad imperiosa para el club.
Personalmente una de las grandes decepciones de los últimos años. Me parece un grandioso jugador, que no ha tenido el carácter necesario para triunfar en un equipo en el que podría haber marcado una época.

Denis Suárez: Suspenso

Su regreso era una de las mejores noticias del verano pasado. Comenzó asociándose muy bien con Messi en los primeros partidos de la temporada. El genio le había dado el visto bueno: fantástico comienzo.
Sin embargo, no entiendo por qué, dejó de contar prácticamente para Luis Enrique en las rotaciones, más allá de apariciones testimoniales, en las que Denis hacía de la irrelevancia en sus aportaciones su seña de identidad.
Temporada muy decepcionante, que espero sirva de palanca para poder darnos todo el enorme potencial que atesora. Todavía debe definirse como jugador, ya que no es ni un interior al uso, ni un hombre de banda en ataque, aunque puede asumir ambos roles sin ninguna contraindicación. Espero que el año próximo explote con la llegada de Valverde, un hombre que seguro que tiene su desarrollo como uno de sus capítulos relevantes.

lunes, 19 de junio de 2017

#CronicasSallemistas: Cierre de temporada con triunfo sobre el césped del Santiago Bernabéu en el #Partidodelasestrellas

Tras una temporada en la que no se consiguieron los objetivos del equipo, con el descenso de categoría y la eliminación copera temprana, el esfuerzo realizado tenía que verse recompensado de alguna manera. Durante toda la temporada, en los terceros tiempos, sin duda nuestros periodos de mejor y más regular rendimiento toda la temporada, veníamos recopilando las etiquetas de los tercios de Mahou con la idea de jugar a final de temporada en el Bernabéu en el llamado #Partidodelasestrellas.


Y hace un par de semanas, cuando ya pensábamos que no nos habría tocado, me llamaron desde uno de esos números largos, que piensas, ¿a ver qué me quieren vender ahora? Y resulta que nuestro Capi, no se había dignado a responder, pensando que seguro que le querrían vender algo, y aparecía el teléfono del Culé de Chamberí (¡que cosas tiene la vida!) como primera alternativa de capitanía del equipo de bebedores irredentos de cerveza que formamos. Habíamos sido agraciados con debutar en el Bernabéu el día 18 de junio. Eso sí, con la fresca, a las 17.30, y todo eso antes de saber la ola de calor que se venía...

Quedamos en la puerta del estadio madridista. Allí estábamos todos los que íbamos a jugar, además de una nutrida representación de nuestras novias, mujeres, hijos e hijas, amigos, allegados y demás. Yo me había encargado de recoger las acreditaciones, y estaban todos resguardándose del sol de justicia de 40º detrás de un autobús aparcado frente a la tan representativa Puerta 0 del Bernabéu.

A los pocos minutos, nos llamaron, y nos fuimos para dentro del estadio, mientras nuestra afición se dirigía hacia la puerta 6, desde donde podrían acomodarse en las gradas y beber unos zumos de cebada a nuestra salud mientras jugábamos. Al entrar en el campo, tuvimos que identificarnos y firmar el seguro médico por si había alguna baja. Nos dieron nuestras camisetas, blancas (no podía ser de otra manera) y nos llevaron a nuestro vestuario, un palco VIP de primera gradería, donde nos vestimos ya de futbolistas, antes de partir para el túnel de vestuarios.


Allí nos hicimos las pertinentes fotos entre nosotros, hasta que salimos, encabezados por el Culé de Chamberí, mientras sonaba atronador el himno de las mocitas madrileñas: ¡¡Kagüentó!!. Una vez ya en el césped, nos hicimos la foto oficial que encabeza esta entrada, dejamos móviles y acreditaciones, calentamos mínimamente, y a jugar...

La verdad, es que pensábamos que nos tocaría un equipo contrario más de bar que de campo de fútbol, y posiblemente por encima de nuestra ya significativa y cuarentona media de edad. Pero, al recoger las equipaciones, nos dimos cuenta que jugaríamos con unos jovenzuelos que no llegaban a la treintena. ¡Bien!, habría partido...

Nada más comenzar, prácticamente en la primera jugada, el siempre oportunista Dani marcaba el primer gol del equipo en el Bernabéu. Parecía que todo iría bien y fácil, pero entramos en un lamentable bache de juego, tensión y falta de acierto en los controles, agravados por el injugable balón que le organización nos puso a disposición, y el césped, ya castigado por anteriores partidos. Los chavales se fueron asentando y llegando, hasta que en una cadena de errores de colocación y tensión, se plantaron mano a mano y definieron muy bien al palo largo de puntera para empatar el partido. El Culé de Chamberí ya llevaba unos minutos cabreado, pero el empate subió los decibelios de sus indicaciones e improperios.

Pero en una jugada de ataque, Charly, jugador de pocos goles, pero escogidos, marcaba el segundo tanto, que podéis ver a continuación.



Ya de nuevo arriba en el marcador, el equipo se calmó y con la experiencia que dan los años y los muchos partidos, puso tierra de por medio con goles de nuestro delantero el Campeón Cote y de nuestro zurdo de calidad Fabas, para cerrar una clara victoria en nuestro debut en el Bernabéu por 4-1.

Los protagonistas del encuentro fueron, además del guardameta que glosa la hazaña y los ya mencionados goleadores Dani, Charly, Cote y Fabas; el eficaz Yago, la revelación cordobesa Josele y el Capi Alberto en defensa, el semi-retirado jugador de barrio Ojca y por último nuestro médico Maki, quien todavía convaleciente de una extraña lesión en los abdominales oblicuos, y tras probarse en el calentamiento, solo pudo golear en las cervezas del tercer tiempo.

El tercer tiempo... ahí sí que mantuvimos el nivel toda la temporada: imbatibles. Dimos cuenta de la máxima cantidad de Mahous que media hora daban lugar, unas 3 por cabeza mínimo, y brindamos por acabar la temporada tan brillantemente, como merece este grupo de futboleros; #MisVikingos, que tantos días de gloria me han brindado en césped, natural o artificial, tierra, parqué o cemento durante las ya casi 3 décadas que llevamos jugando juntos. 


Además, me pude dar el gustazo de pisar el Bernabéu vestido de azulgrana, con la mítica camiseta Meyba del 92, la que ahora puedo volver a vestir sin embutirme en ella. Y además dentro del festivo ambiente, aparte de las bromas de algunos madridistas, en general bastante ocurrentes, me sentí muy a gusto vestido del Barça tomándome esas refrescantes cervezas tras una merecida victoria en un escenario tan especial y espectacular.



viernes, 16 de junio de 2017

Barça 2016-17 (II): La defensa

La segunda línea que voy a desmenuzar en el Barça 2016-17 es la defensa. La sorpresiva salida de Dani Alves a la Juve, evidenció una carencia en el lateral derecho, que pese a fases de buen rendimiento tanto de Sergi Roberto como de Aleix Vidal justo antes de su lesión, evidencian uno de los puntos débiles del equipo este año.



Del mismo modo, la llegada de Samuel Umtiti y su extraordinario y temprano acoplamiento al sistema, compensaron la lenta pero segura decadencia de Mascherano, proporcionando un acompañante de Piqué, zurdo y joven, que además pudo también limitar las muy dañinas presencias en el once del "inexplicable" Mathieu, presente en la mayoría de los desastres azulgranas del año (Alavés, Vigo, Málaga y Turín).

Por banda izquierda, Jordi Alba ganaba la supuestamente dura competencia de Digne, quien a principio de temporada dio lugar hasta a debate, pero que se fue diluyendo como un azucarillo hasta terminar sumido en la irrelevancia.

Vayamos con cada uno de ellos:

Sergi Roberto: Aprobado

Tras un más que prometedor comienzo, en el que se hizo acreedor a la titularidad en el lateral derecho, pasó un importante bache a mitad de primera vuelta del que se recuperó tras su inolvidable gol al PSG.
Para no ser un lateral, con su capacidad de asociación y su capacidad física fue capaz de compensar sus carencias defensivas, muy expuestas ante rivales de entidad.
Su sacrificio y actitud, le han valido para que sea considerado el próximo año como un interior más del equipo, si se consigue fichar un lateral.



Piqué: Notable

Durante muchos días Piqué ha mantenido a flote al equipo en defensa con actuaciones destacadas, tanto en defensa como en la salida de balón. Siempre bien colocado, ha sido un baluarte por alto y por bajo. Su capacidad de liderazgo ha quedado más que confirmada esta temporada, con momentos especialmente brillantes
Sin embargo, estuvo presente en los dos desastres de Champions en ParisTurín, y en Liga por la rotaciones de Luis Enrique, se perdió más partidos de los deseables.

Umtiti: Notable Alto

Sin duda, una de las mejores noticias de la temporada. Su acoplamiento fue rápido, y hasta fue talismán, al ganar todos los partidos que jugó de titular en Liga salvo el de Málaga.
Fuerte, rápido en la anticipación, con muy buena pierna fue una de las salidas de balón más socorridas hacia Alba-Neymar.
Su único lunar fueron los partidos de Paris y Turín, donde no pudo contener la avalancha contraria, e incluso falló un remate bajo palos al poste que pudo ser definitivo en París.

Jordi Alba: Aprobado

Sus extemporáneas últimas declaraciones contra Luis Enrique finalizada la temporada demuestran que su cabeza sigue muy por debajo de sus condiciones futbolísticas.
Pese a realizar un año más que notable, llegando con asiduidad y cada vez más criterio a la hora de poner el balón, el cambio de sistema al 1-3-4-3 para resolver el problema de la salida de balón le convirtió en el gran sacrificado. 
No lo supo asumir, aunque debería haber sabido que era una solución temporal y con fecha de caducidad, ya que acabó volviendo al once en cuanto volvió la línea de cuatro en defensa.

Mascherano: Aprobado

El argentino suma una temporada más en el club azulgrana, adaptado a la posición de central, aunque por primera vez, fuera del teórico once de gala, ante la irrupción de Umtiti.
Profesional y siempre dispuesto a ayudar al equipo, jugó incluso de lateral derecho, eso sí, con gran sufrimiento por momentos. Su memorable partido ante el PSG en la vuelta debe ser recordado como uno de los mejores ejercicios defensivos de su dilatada hoja de servicios al Barça. Además, se estrenó como goleador, aunque fuera de penalti ;-)
La única vez que tuvo que volver a su posición natural, fue en Turín, donde naufragó con todas las letras, absolutamente superado por un luminoso Paulo Dybala, y escondiéndose lamentablemente en la salida del balón del equipo aquella noche.



Aleix Vidal: Suspenso

Su partido ante el Alavés, con errores más que gruesos lo condenaron durante meses, para reaparecer media docena de partidos en el maratón de partidos de enero.
Pese a la agitación que supuso para algunos partidos, su aportación defensiva fue menor que nula, y se resume en que en 5 partidos de titular, 5 tarjetas amarillas para el central derecho.
La previsible reubicación de Sergi Roberto, la falta de valentía de apostar por Palencia y su escaso potencial de mercado imagino que le darán una tercera oportunidad que a mi modo de ver no merecía.

Digne: Suspenso

Empezó la temporada con mucha fuerza, postulándose como una verdadera amenaza para Jordi Alba. Con el paso de los meses, fue perdiendo protagonismo, por el buen desempeño del de Hospitalet y por lo irrelevante de sus actuaciones al entrar en el equipo.
Culminó su caída con un lamentable partido en Gran Canaria que casi nos cuesta las pocas opciones que teníamos en la Liga. Seguirá porque no hay nada mejor a la espera de Cucurella, que espero lo jubile a él y al poligonero de Hospitalet.

Mathieu: Muy deficiente

Su presencia en la plantilla del Barcelona es uno de esos misterios insondables de la historia de la humanidad. El inexplicable Mathieu ha sido, como dice mi amigo @gorkaerviti, el segundo jugador más decisivo de la temporada en Europa, casi empatado con Leo Messi, pero para mal.
Su presencia en la mayoría de debacles, con lamentables partidos, incapaz de dar un pase a 5 metros, rompiendo fueras de juego a diestro y siniestro, tanto de central como de lateral, culminó con su actuación detestable en Turín, donde Luis Enrique increíblemente le dio la titularidad, imagino que con la excusa de ganarle balones aéreos a Mandzukic. La jugada del 1-0 de la Juve reculando ante Cuadrado hasta pisar su propia área pequeña, es de esas jugadas que deben marcar no ya una temporada o la carrera de un futbolista, debería ser una cruz con la que cargar el resto de su vida.

miércoles, 14 de junio de 2017

Discusiones Futbolíticas: #NoAlDoblePivote en el Barça

Hace poco, los amigos de Ecos del Balón, en su canal de Youtube, hablaron de entrenadores de la próxima Liga, y salió enseguida el tema de Valverde, y cómo será su Barcelona, un tema interesantísimo que suscitó una gran discusión entre la Comunidad de Ecos, a la que gustosa y vehementemente me sumé, y que a continuación os dejo en el Blog.


Como ya sabéis los que me conocéis, yo, que peco de purista respecto a mi equipo, digo con rotundidad: NO al doble pivote en el Barcelona, y os lo voy a argumentar. 

El principal problema del Barcelona actual es que la salida de balón se ha debilitado de manera radical, perdiendo todos los automatismos que se crearon con Guardiola y que permitieron al equipo llegar a Messi, con apenas 30-35 metros a portería y sin necesidad del argentino. Bien es cierto que también se perdió a Xavi por el camino, algo que no se puede obviar, pero estoy seguro que se pueden recuperar automatismos que no exijan de Messi tantas veces en la base de la jugada. 

Para mejorar esa salida, facilitando el famoso tercer hombre, no hay que tener los espacios ocupados en la base del mediocampo con dos tipos, sino liberarlos para ocuparlos esporádicamente si es menester, de ahí que sea necesario un mediocentro y dos interiores, que puedan coyunturalmente bajar a ayudar a dar altura al juego del equipo. 

Además, el tener dos centrales de buen pie (Piqué-Umtiti) siempre ayuda y no te cuento ya si tienes un jugador de campo extra en la portería como Ter Stegen, cualificado como nadie para ayudar a ganar fluidez y altura al juego desde atrás del todo. 

Y también está la figura de Busquets, a veces señalado como causa de los problemas del Barcelona, cuando para mi lo que realmente es, un síntoma de éstos. Sergio juega cómodo solo, y me parece que ponerle un acompañante lo descolocaría. También descartaría la alternativa lavolpiana con Busquets, como ya utilizó por momentos Luis Enrique, con nulo éxito, puesto que además de no mejorar la salida, se perdía la posibilidad de que Sergio, al estar atrasado entre los centrales, acaudillara a sus compañeros en la presión tras pérdida, que tantos buenos resultados le ha dado siempre al Barcelona. El Barcelona que mejor ha defendido ha sido el que ha jugado más junto (la famosa cordada), puesto que ha podido robar en esos primeros segundos tras pérdida con el equipo contrario desplegándose y evitando tener que correr a campo abierto a los jugadores azulgranas, físicamente poco dotados para ello. 

Por todo ello, se me antoja absolutamente ineludible el 1-4-3-3. Para ello hay que subrayar la necesidad de fichar a un interior de máximo nivel (Verratti es el hombre), incluso un segundo si yo fuera el que decidiera (Kimmisch, Ander, Weigl que se podría adaptar, Trigueros o Ceballos) antes de nada, incluso mucho antes que el lateral derecho, del que me conformaría tuviera menor pedigrí (Azpilicueta, Henrichs e incluso Kimmisch que podría cubrir 2 posiciones). Y para el extremo, convencer a Deulofeu (que tiene guasa la cosa que haya que convencer a la criatura) para volver con la promesa de minutos en la dosificación de la MSN. 

Y, por último, y no menos importante, sino todo lo contrario, Messi. Yo creo que con un interior en su lado que se sepa asociar, para compensar la pérdida de Alves, que ejercía esa función asociativa muchas veces, Leo debe partir del lado derecho, para desde ahí leer lo que más conviene, como ha hecho todo este año. Alejándolo de Neymar (de inicio porque en muchos episodios ambos se buscarán y se asociarán con buenos resultados), Leo basculará él solo las defensas contrarias y con su precisión en el cambio de juego al lado débil, facilitará el mano a mano de Neymar y la llegada de Alba a línea de fondo. 

Lo único que le pido a Valverde, de inicio, es que Messi lo que lea es que no le necesitan en la salida de balón, o en las primeras fases de elaboración del ataque, ya que alejar a La Bestia del área siempre será una malísima noticia para el Barça, aunque nos prive a los aficionados de mucho deleite en sus detalles cuando interviene mucho en la base de la jugada.


lunes, 12 de junio de 2017

Barça 2016-17 (I). La portería

La portería del Camp Nou comenzó la temporada en una guerra abierta entre los dos anteriores guardianes, los que habían llevado a este equipo a conseguir 5 de los 6 títulos anteriores en los dos primeros años de la era Luis Enrique: el joven y ambicioso Ter Stegen y el veterano y sobrio Claudio Bravo. El primero parece que a través de su representante dio un ultimátum a la directiva azulgrana: si no era titular en Liga desde esta misma temporada, buscaría una salida.

Verdad o no, el club tomó una decisión tan lógica como estratégica, quedarse con el portero para una década y hacer caja con un portero que había dado un notable rendimiento a la vez que maduraba la apuesta real para la portería azulgrana, el portero alemán.

Como el tercer portero, Jordi Masip era más que nada un acompañante cualificado para los entrenamientos, pues no ha sido nunca tenido en cuenta, pese a sus destacadas temporadas en el filial azulgrana con exhibiciones tanto en las suertes tradicionales de la portería como con su magnífico juego con los pies, hubo de buscar un segundo portero de garantías, pero que no representara una amenaza para el nuevo jerarca del marco azulgrana. Y con ello, se apostó por el portero de la selección holandesa Jasper Cillessen, que sería el portero del único título de la temporada, la copa.

Marc André Ter Stegen: Notable

Una vez ya oficializada su titularidad tanto en Liga como en Champions, Ter Stegen comenzó la temporada de manera extrañamente dubitativa, como si la nueva situación sobrevenida le hubiera descolocado. Tras un primer extraordinario partido en San Mamés, donde batió el record de la historia de la Liga en intervenciones con el pie, vinieron unos meses en los que lejos de progresar, se le veía estancado.

Como muestra, el grandioso error de Balaídos, en el que su desaforada autoconfianza le llevó a realizar una elección terrible que dio al traste con la segura remontada del equipo en la segunda parte ante el Celta, lo que a la postre significó la derrota del equipo. A partir de ahí, hasta la salida de balón pareció empeorar, al dejar de pasar de manera sistemática el balón a Busquets y buscar el balón largo a las bandas. Pese a las muchas críticas que su estilo recibe, no se le puede culpar prácticamente de ningún gol, pero la sensación era que no estaba dando puntos, lo que se le pide a un guardameta.

Tras la Navidad, la situación cambió y Ter Stegen volvió a erigirse como la clave de la salida de balón, mejorada tras el cambio táctico al 1-3-4-3 tras la debacle de París, donde fue el único azulgrana a la altura, salvando con sus paradas una goleada todavía más histórica e insalvable. En la vuelta, su parada a Cavani, y su robo desde delante que ocasionó la falta previa al sexto gol, volvió a elevarle en la estima del seguidor culé.

Su consagración definitiva llegó en el Santiago Bernabéu, donde firmó, quizás, la que ha sido su mejor actuación desde que es portero azulgrana, con no menos de media docena de intervenciones decisivas que permitieron que el postrero gol de Messi fuera el de la victoria que volvía a poner al equipo en la pelea por el título.

Su final de temporada ha sido más que notable, mejorando también en su agresividad posicional en ataque del equipo, adelantando unos 5 metros su posición, y siendo ese portero casi libre también en defensa, como lo es en construcción.

Es sin duda el portero de la próxima década del Barcelona, y su techo es tan alto que no es fácilmente imaginable, mientras que la incertidumbre que podía suscitar ha quedado más que disipada por su segunda parte de la temporada.



Jasper Cillessen: Aprobado Alto

El guardameta holandés, llegó para sustituir a Claudio Bravo, pero con un perfil más de portero suplente que de verdadera alternativa al alemán. Su juego de pies, una vez más, fue decisivo a la hora de ser el elegido por la dirección deportiva azulgrana.

Cillessen, como se suele decir, eligió un mal día para debutar, ya que por una lesión de Ter Stegen, se puso bajo palos en la única derrota en el Camp Nou, contra el Alavés. Sin poderse considerar culpable de los goles, no dio la sensación de poder aportar nada en la portería azulgrana.

Ya con la llegada de la Copa del Rey, tuvo la oportunidad de reivindicarse, firmando buenas actuaciones ante Athletic y Real Sociedad, y sobre todo en la eliminatoria contra el Atlético de Madrid, sin cuya excelente actuación, muy posiblemente el Barça no habría tenido la oportunidad de ganar su único trofeo de la temporada.

En momentos en los que la salida de balón del equipo estaba sufriendo por una época de grandes problemas su extraordinario golpeo, limpio y muy preciso fue una gran alternativa para superar las presiones de la Real y el Athletic, llevando el balón a Neymar y Luis Suárez, ganando altura con rapidez y dejando ya al equipo en tres cuartos de campo con un primer pase.

Si nos ceñimos a la Copa, podríamos otorgarle un notable, ya que el día que tuvo que parar, contra el Atleti, paró; y nunca desentonó; pero el ser la competición menor y el lunar del día del Alavés le deja en un aprobado alto desde mi punto de vista. Creo que se ha ganado la continuidad en el equipo, como apuntalamiento a la consolidación de Ter Stegen en la portería del Camp Nou.



Jordi Masip: sin calificar

El canterano ha sumado otra temporada con una participación que ni siquiera alcanza el calificativo de testimonial. Sus grandes temporadas en el filial le dieron la oportunidad de ser el tercer portero del equipo, pero la falta de oportunidades y en partidos intrascendentes no le han dejado demostrar su nivel. El club, pese a los primeros indicios, ha decidido no renovarle, y cambiar la política en cuanto al tercer portero de la primera plantilla, pasando a ser éste el portero titular del Barça B; figura que todavía no está clara si continuará en las manos de Suárez, volverá Ortolá, o se dará la oportunidad a un portero más joven, como el portero montegrino Lazar Carevic, gran promesa recientemente fichada en principio para el juvenil.


martes, 6 de junio de 2017

La Era Luis Enrique. Cortoplacismo: Títulos sin legado.

Una vez terminada la temporada 2016-17, y presentado ya Valverde como entrenador para las dos próximas, toca hacer recapitulación, y en el caso del entrenador, Luis Enrique, procede hacer una reseña de lo que ha sido su paso como entrenador del primer equipo del Barcelona. 3 años con luces y sombras que a continuación me gustaría diseccionar.



Luis Enrique llegó, debemos recordarlo, tras el paso del inefable Tata Martino. Aquel argentino de arcaicos hábitos,  que el hoy preso Sandro Rosell le recomendó a Zubizarreta, ante la estupefacción del de Aretxabaleta que ya entonces hubiera querido traer a Ernesto Valverde. Aquel año, el Barça perdió la final de la Copa del Rey ante el Real Madrid, en el famoso sprint de Bale con Bartra; fue eliminado en cuartos de final de la Champions por el Atlético de Madrid; y en un último partido en el Camp Nou donde una victoria le daba la Liga, fue incapaz de sacar más allá de un empate ante un Atlético de Madrid, al que permitió cantar el alirón tras casi 20 años en el mismo Camp Nou.

Luis Enrique se encontró un panorama más desolador en la percepción generalizada de falta de hambre y cuesta abajo que en la realidad de aquella plantilla. Messi venía de 18 meses de lesión en lesión, habiendo perdido la final del Mundial de Brasil, Xavi estaba más fuera que dentro del club y ya no era ni titular, Piqué se consideraba a si mismo fuera de la élite mundial de defensas centrales, y Victor Valdés había decidido poner punto y final a su trayectoria blaugrana. Conjuntamente con Zubi, acertó en los fichajes más importantes: Luis Suárez, en un momento arriesgado tras la sanción de la FIFA aterrizaba desde Liverpool, Rakitic venía a dar algo más de fuerza al medio campo y un joven Ter Stegen, que venía a sustituir a Valdés, fue escoltado por deseo expreso de Unzúe, por un portero más bregado y conocedor de la Liga Española como Claudio Bravo.

La primera temporada se puede dividir en dos partes, antes y después de la suplencia de Messi y posterior motín tras el partido de Anoeta. En la primera parte, un Luis Enrique que creyéndose empoderado por la directiva decía que el líder era él, no hablaba de fútbol y ya llenaba de rifi-rafes las ruedas de prensa. Además, el equipo no enamoraba en absoluto, pese a mantener un buen tono de resultados, salvo la debacle del Bernabéu, donde confió en Xavi por última vez y fue pasado por encima 3-1. La tardía incorporación de Suárez por la sanción del mordisco, no dejaba ver lo que quería Luis Enrique que fuera su Barça. Sin embargo, tras Anoeta, y tras ser convenientemente reconvenido por un sabio y capitán Xavi, en el que quizás fue su último gran acto de servicio al Barça, entendió que lo mejor era llevarse lo mejor posible con Messi, y dejar que fuera el rosarino quien guiase los destinos del Barça como líder omnímodo. El resultado, 5 meses de gran juego, con el tridente hermanado y a tope, ganando Copa, Liga y Champions al final de la temporada.



La segunda temporada se inició con un sobresalto al perder estrepitosamente la Supercopa con el Athletic, bien es cierto tras haber jugado 3 días antes en Georgia una Supercopa de Europa con prórroga incluída. Sin embargo, de septiembre hasta Semana Santa se vio una versión mejorada de la del final de la temporada anterior, incluso sabiendo reponerse de una lesión de dos meses de Messi, que culminó con un estruendoso 0-4 en el Bernabéu. El Barça era líder cómodo en Liga, estaba sin sobresaltos en cuartos de Champions y en la final de la Copa del Rey. Pero una tarde en Villarreal, todo cambió. Luis Enrique con 0-2 a favor, cambió a Piqué, para dosificarlo, y el Villarreal acabó empatando el partido. A partir de ahí, 2 semanas horribles le trajeron 3 derrotas seguidas en Liga (Madrid y Valencia en el Camp Nou, y de nuevo Anoeta) y la eliminación a manos del Atlético de Madrid en Champions. Al final, la calidad y el hambre que había hecho recuperar al equipo, le bastaron para aguantar en Liga, y ganar la Copa en la prórroga tras jugar casi una hora con un hombre menos.

Y la tercera temporada, como dije la semana pasada, ha visto un deterioro enorme en el juego del equipo, salvado, día sí y día también, por Messi, y se ha debido contentar con una pírrica Copa de Rey, viendo como su archirival se hacía con los títulos importantes.

Luis Enrique es un hombre eminentemente cortoplacista, de ahí que haya siempre priorizado el momento más que el futuro del equipo, y al final se ha encontrado que lo que venía sembrando, fiándolo todo al tridente sin trabajar demasiado la elaboración, no le ha llegado para mantener el nivel del primer año.

Su legado para el futuro es nulo, pero eso no le importa nada, como explícitamente recalcó el día de su despedida. No ha mirado hacia la cantera, ha fichado para obtener rendimiento inmediato, y obliga a la entidad y al nuevo entrenador a una titánica labor de reconstrucción en el juego del equipo, sobre todo en el centro del campo, la piedra de roseta de la identidad azulgrana y el origen del periodo más exitoso de la historia del club. Luis Enrique ha sido incapaz de aprovechar en toda su extensión el haber tenido a sus órdenes posiblemente la mejor versión, "futbolística" que no goleadora, de Leo Messi, que ya asoma a la treintena con tan solo una final y título de Champions en los últimos 6 años.

Sin embargo, hay que reconocerle unos resultados (lo que él venía buscando) extraordinarios, que le dejan en el podio de los mejores entrenadores de la historia del Club. En su haber habríamos de acordar que está la resurrección del hambre de los jugadores, personificada en la figura de Piqué, al que deja como mejor central del mundo y toda una referencia dentro y fuera del campo para el barcelonismo, pese a que muchos podamos no estar de acuerdo con algunas de sus salidas de tono. También, de la mano de Unzúe, consiguió cortar la hemorragia en el balón parado, tanto a favor como en contra, que tantos disgustos nos había venido dando hasta en los mejores años del equipo, llegando a ser incluso un punto fuere del equipo. Y por último, también quiero mencionar las decisiones tácticas tomadas para solucionar los problemas del equipo en este tramo final de la temporada, con el 1-3-4-3 que solucionó en gran medida la salida de balón, y las defensas adelantadas de final de Liga que consiguieron juntar al equipo para retomar su mejor versión en la presión, dando oxígeno a un Busquets que ha realizado un extraordinario final de temporada. Soluciones puntuales, pero que han dado resultado y que personalmente me han hecho subir la nota del Luis Enrique entrenador.

Pese a que no comulgo con muchos de sus más destacados postulados, además de no ser un personaje al que tenga en gran estima ya desde su época de jugador, creo que su era merece un 7 sobre 10 de nota; que podía haberse acercado al sobresaliente de no ser por aquellas dos semanas trágicas de abril de 2016, o de las salidas de Málaga y Coruña en esta temporada.


jueves, 1 de junio de 2017

El Barça en la Temporada 2016-17. Supenso pese al agradable final.

En los próximos posts, una vez terminada para el Barcelona la temporada, voy a intentar diseccionar la temporada del equipo, con criterios meramente futbolísticos, aunque ciertamente subjetivos y discutibles, como casi todo en el fútbol. Uno se acostumbra fácilmente al jamón ibérico de bellota, y no recuerda cómo de niño, cualquier bocata de jamón del país (término engañoso y dañino que apela a los bajos sentimientos para ocultar un jamón del montón) te sabía a gloria a la vuelta del cole, con apenas un poco de tomate y aceite restregado en el pan. Ese sentimiento es el que me embarga ahora mismo, pensando en que una temporada donde se pierde la Liga en la última jornada y se gana la Copa con solvencia habría sido más que aceptable en mi más tierna infancia, como mi primera temporada de barcelonista, pero a día de hoy, no puede más que calificarse como una temporada decepcionante.


En este primer brochazo, me centraré en explicar el suspenso, sí, suspenso, que le doy al Barça esta temporada en relación a dos coordenadas, el juego y los resultados, tan ligados en el imaginario futbolístico, aunque no siempre correlacionados en la medida que un deporte como éste merecería. Mi padre siempre dice que el fútbol es el único deporte en el que un equipo claramente inferior en el juego puede ganar un partido, incluso un campeonato (véase el ejemplo de Grecia en la Euro 2004), a diferencia del resto de deportes en el que jugando peor es casi imposible ganar. En cualquier caso, la correlación sigue existiendo, y siempre será mejor jugar bien para ganar, que no mal, de ahí la terrible falacia en la dicotomía de jugar bien o ganar tantas veces en boca de los mal llamados resultadistas.

Los Resultados


Una vez superado el Gaspartismo, el Barça no se mide por el mismo rasero, sobre todo por el hecho de contar en sus filas a Leo Messi. Su sola presencia y el paso de los años, me hacen calificar como fracaso cualquier temporada que no se gane la Champions o el doblete. Además, en Champions tuvimos numerosos tropiezos a domicilio, y perdimos claramente en cuartos. A esto se le suma, en mi opinión haber regalado una Liga al Madrid de Zidane, que en ningún caso ha dado muestras de ser un equipo inalcanzable, sino todo lo contrario, un rival de juego bastante pobre en la mayoría de sus partidos, como muchos de #MisVikingos podrán atestiguar tal y como suelen escribir en Tertulias, nuestro grupo futbolero de Whatsapp.

La trayectoria en Copa sí que ha sido bastante fiable, con apenas una derrota en San Mamés, por cierto la única de Luis Enrique en toda su era en esta competición; y mostrando superioridad en todas las eliminatorias y en la final.

Pero a diferencia de lo que pasaba en los ochenta, una Copa y ganarle al Madrid, ni siquiera de la reconfortante manera en que lo hicimos puede salvar el suspenso para esta temporada en cuanto a resultados. No es un muy deficiente, pero sí un 4 sobre 10, con ninguna posibilidad de aprobarlo en la revisión que el paso del tiempo se encargue de llevar a cabo.



El Juego


El juego del Barça ha adolecido en primer lugar del control que hace unos años era la seña de identidad del equipo. El partido se llevaba por los cauces que el Barcelona decidía, y ahí, podría perder (las menos de las veces, por cierto), pero tenías una sensación de estar llevando el partido por donde más te convenía. De ahí que muchas veces se nos acusara de no tener plan B, y digo yo: ¿para qué? En ese tiempo, el juego nos llevaba al gol.

Ese axioma se ha visto invertido en especial esta temporada. Muchos equipos, inferiores claramente, con diferentes estrategias, (presión alta a la salida de balón, repliegue intensivo, dominio de la posesión por momentos) nos han puesto en aprietos en muchas primeras partes, sobre todo. Sin embargo, la calidad del equipo nos llevaba a marcar en una de las primeras jugadas y pasar a poder encauzar el partido, tanto en el . Es decir, el gol nos ha llevado al juego.

Athletic, Leganés, Sporting, Celta, Valencia, Sevilla y Real Sociedad, en todos los partidos de la primera tuvieron el partido donde ellos querían, incluso el último, durante todo el partido, en un baño nunca antes visto al Barça de Messi. Era tan solo el preludio de lo que viviríamos en Europa con Manchester City (pareció una desconexión puntual), PSG (el mayor baño de fútbol que recuerdo en mi vida al Barça) y Juventus (el fin de la trayectoria en Champions).

Es cierto que en la segunda vuelta, solo pasó algo parecido en el campo del Betis, y ni siquiera en las derrotas de Coruña y Málaga, existió la sensación de falta de control, sino cuestiones más relacionadas con errores puntuales y desconcentración. Parece claro, que con el paso de los meses, hemos mejorado bastante en el control del juego, aunque incluso en la última jornada ya vimos.

Hemos tenido problemas, principalmente en tres aspectos: la salida de balón, el ataque posicional y las transiciones defensivas:

La salida de balón ha sido un problema desde el primer partido serio, en Bilbao. Pese a un excepcional Ter Stegen que te otorga una ventaja en este aspecto inigualable, la nula aportación de los interiores en muchos partidos, los errores de centrales y laterales, y la falta de acierto en partidos puntuales de Busquets hicieron muy efectivos los episodios de presión alta del rival, hasta que Luis Enrique encontró la solución del 1-3-4-3, que sumaba un jugador en la primera línea, facilitando la salida con Busquets y los interiores en la búsqueda da Neymar y sobre todo Messi, facilitando la ganancia de altura del juego desde casi el comienzo de la jugada, y superando este problema con bastante solvencia. También durante el comienzo de la segunda mitad de la temporada, justo hasta París, se apreció un aumento en la frecuencia de la salida en largo del portero, sobre todo hacia Neymar y Suárez, y prácticamente negando la posibilidad de la salida en vertical a través de Busquets, la más arriesgada, pero también la más nítida. Este juego en largo en Copa se vio todavía más por el extraordinario golpeo y desplazamiento en largo de Cillessen.

El ataque posicional se ha visto lastrado sobre todo por la falta de interiores posicionales en el equipo. Ni Rakitic, ni Rafinha, ni Denis, ni por supuesto André Gomes tienen en la cabeza el juego posicional característico del Barça, muchas veces mal perfilados (mención especial aquí para André) no daban la velocidad necesaria en la continuación de la circulación del esférico que hiciera aparecer el hueco por donde entrar, tras hacer bascular a las defensas que se solían colocar en dos líneas de 5 y 4, imposibilitando el juego entre líneas y minimizando las superioridades ataque-defensa en cualquier área del último tercio de campo. La dosificación y lesiones de Iniesta han agudizado este problema, haciendo que muchas veces fuera Messi quien ejerciera de canalizador en la zona de tres cuartos, obligando al argentino a multiplicar esfuerzos pese a que muchas veces era capaz de empezar, acelerar y finalizar las jugadas.

Las transiciones defensivas han sido otro lunar en el juego del equipo. Decía Guardiola que cuanto más rápido va el balón hacia arriba, más rápido vuelve, y esta sentencia se ha visto cristalinamente vigente en demasiadas ocasiones. La prevalencia de poner en juego cuantas más veces y más rápido mejor a la tripleta atacante, ocasionaba que el equipo se alargara demasiado, abusando del balón largo en demasiadas ocasiones. Desde el portero (especialmente Cillessen) hasta los centrales y laterales buscaban con rapidez a Neymar, Messi y Suárez, sin masticar la jugada, subiendo el balón sin la elaboración necesaria, como una cordada de escaladores que tanto caracterizó al Barcelona de Guardiola. Al deshacerse esta cordada, los jugadores muchas veces no estaban juntos, e incluso estaban mal parados en el momento de la pérdida de la pelota, lo que dificultaba la presión tras pérdida. Esta dificultad se agravó por la colocación de Busquets entre centrales en muchos partidos buscando una mejor salida de pelota, pero alejando al de Badía de las zonas de pérdida, inhabilitándole para liderar la presión en los primeros segundos, y obligandole muchas veces a correr a campo abierto en transiciones defensivas en solitario, al quedar muchas veces laterales e interiores por delante del balón tras el primer o segundo pase de la transición del contrario. Pese a la extraordinaria temporada de Umtiti y sobre todo de Piqué, los centrales y Busquets se vieron en demasiadas ocasiones en inferioridad, lo que ocasionó que Ter Stegen, haya sido de los  10 porteros con mejor porcentaje de paradas en las grandes ligas europeas, el que de largo ha necesitado más intervenciones durante la temporada.


Salvo la salida de balón, mejorada con el cambio de sistema y el espléndido final de temporada de Busquets, los otros dos problemas no han encontrado solución durante la temporada y han lastrado el juego del equipo hasta dejarnos en un suspenso todavía más claro que el de los resultados, y que si Messi no hubiera tapado tantas cosas, quizás fuera un muy deficiente claro.

En resumen, Valverde tendrá mucho trabajo aunque también mucho margen de mejora en el juego. Si consigue devolvernos el control de los partidos estoy convencido que también nos devolverá a lo más alto en lo que a resultados se refiere.