Qué gusto da sentarse a escribir de algo de lo que uno forma parte y se siente profundamente orgulloso. Tras la merecidísima pimera victoria del Sallema la semana pasada que inauguraba nuestro casillero de puntos, este pasado domingo nos encontrabamos con uno de aquellos partidos cuyas vicisitudes todo jugador de fútbol amateur ha vivido repetidas veces: rival más joven y en racha, puente largo con presión familiar generalizada, condiciones meteorológicas adversas y plaga de lesiones durante el partido.
Caras de satisfacción justificada en el Tercer Tiempo |
El rival, con una media de edad fácilmente 15 años por debajo de la nuestra, venía juzgándose el liderato en un sorprendente arranque de Campeonato, con meritorias y holgadas victorias, con el segundo mejor bagaje ofensivo, aunque concediendo más goles de los que su posición haría prever.
El Puente de Diciembre hizo sus estragos y con la baja de última hora por prescripción médica de Guille (esperemos que esté ok para el próximo) y la imposibilidad de llegar de vuelta de su viaje de Asier, nuestro bilbaino de cabecera, nos quedamos 11 justos, con un par sin demasiado ritmo de partidos y que hubieran preferido rodarse como revulsivos en el segundo tiempo.
Además, el día se levantó lluvioso, como los últimos fines de semana, con un campo bastante rápido en los primeros botes, aunque pesado, y con algunas zonas donde el balón, sin atascarse, sí que se ralentizaba dificultando el juego combinativo.
Salimos con un 1-4-4-2 con doble pivote, agrupados y esperando la oportunidad de una contra, balón parado o jugada individual de los "buenos", que por cierto el sábado eran muchos. Mucho pelotero de nivel dispusimos en el campo. Y se notó en la salida del balón, y la nitidez con que llegabamos arriba en numerosas oportunidades.
Hicimos una gran primera parte, que se saldó con un gran gol tras buena jugada del equipo, y finalizada, tras control con el pecho orientando el balón, con un gran y duro remate raso al palo izquierdo del portero, inalcanzable, de nuestro goleador Cote. Ellos, pese a dominar territorialmente, tampoco tuvieron demasiadas llegadas claras, y nos fuimos al medio tiempo con 1-0, y con cierta impresión de que debíamos haber cerrado el partido con un segundo.
En el descanso, los dos centrales estaban ya tocados, y uno tuvo que intercambiarse con un medio desde el comienzo de la segunda parte, y limitarse a rechazar balones por colocación. Y nada más empezar, nuestro goleador notó molestias en los isquios, y ya se dedicó a estorbar lo más posible, poco más pudo hacer. 40 minutos con 9 y medio, a defender un gol de las ya más constantes acometidas de unos rivales que, muy nerviosos al no esperar verse detrás en el marcador, se pasaron todo el partido "largando" y protestando continuamente al árbitro nuestras supuestas pérdidas de tiempo.
Así y todo, los dos medios que en principio no estaban para 90 minutos (Nando y Diego), con su calidad, nos dieron aire en numerosas ocasiones jugando el balón con criterio, aguantando y dando tiempo al equipo para respirar.
Sin embargo, mediada la segunda parte nos empataron con un balón largo a la espalda, y pese a nuestra resistencia, a falta de unos 7-8 minutos para el final, otra jugada por la izquierda la finalizó de nuevo uno de sus delanteros con un buen remate arriba al primer palo. Habían dado la vuelta al marcador y quedaba muy poquito tiempo y casi ninguna fuerza.
Ahí, a los contrarios se les notó mucho la edad (no todo es bueno por ser joven, menos mal), y comenzaron a achicar balones sin demasiada necesidad, dejándonos acercarnos al área mucho más en los últimos 5 minutos que en los 40 anteriores, y cometiendo una falta al borde del área, cuando estaban rodeando a nuestro jugador cuatro defensas. Y aquí salió nuestro jugador franquicia, nuestro hispano-venezolano goleador, y con un disparo sensacional en continua subida hasta besar las redes, empató el partido prácticamente en el último minuto, para darnos un empate que sabe a gloria por las circunstancias y que sirve para dar continuación a nuestra remontada, abandonando ya el farolillo rojo que nos había acompañado ya demasiadas jornadas.
No me gustaría dejar de resaltar el fenomenal comportamientos de los once guerrerazos que jugaron el domingo, siendo solidarios 90 minutos, jugando, y bien, cuando se podía jugar, y sin bajar la cabeza pese a que nos habían remontado el gol inicial, apretando siempre los dientes, y haciendo que por segunda vez consecutiva las cervezas del tercer tiempo supieran a gloria. ¡Gracias Chavales!
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