Eran aproximadamente las 19.30 horas y las redes empezaban a hervir salvajemente. Se acababa de dar la alineación del Barcelona para el partido de Turin ante la Juventus, y no estaba Messi en el once titular. Todos, releyeron el once para asegurarse del acontecimiento. Una vez comprobado se desataron los rumores, el #PesimismoAtavicoCule se desató, y comenzaron las más catastrofistas elucubraciones pronosticando poco menos que la muerte repentina del rosarino.
Al final, parece que fue una rotación al uso, aunque nadie lo creyera. La confirmación llegará si Messi juega y rinde normalmente los próximos partidos, por supuesto. Pero, a esta hora, podemos decir que ha sido un movimiento brillante por parte de Valverde. Ya lo dije a priori, en twitter, pero en Turín había más que perder que a ganar, y la confianza podía quedar minada si no se conseguía un resultado positivo. Dejando fuera Messi, escenario nuevo, no era el Barça. Cualquier resultado no tendría influencia excesiva en la confianza del equipo, pues faltaba el mejor jugador del mundo, y en caso de obtener resultado positivo, como fue el caso, la confianza del equipo crecería todavía más.
El partido tiene dos lecturas posibles, una optimista y otra derrotista. Explicaremos las dos:
- La optimista es que un equipo sin Messi consiguió controlar de manera significativa un partido de máximo nivel ante uno de los mejores equipo de Europa, disputado en su campo, y con necesidad de victoria por parte del mismo, demostrando una versatilidad más que interesante desde el punto de vista táctico.
- La derrotista es que en un partido espeso, industrial, metalúrgico, es decir aburridísimo. Sin apenas llegadas, sin profundidad ni amenaza a la portería contraria. Y además, tristemente alejado de lo que se supone es el ADN Barça.
Tomaremos una aristotélica aproximación a la realidad, quedándonos entre ambos extremos, perfectamente defendibles los dos bajo mi punto de vista.
El equipo mostró una solidez táctica extraordinaria, variando durante el partido entre múltiples disposiciones: 1-4-3-3 clásico, con Iniesta de extremo izquierdo; 1-4-4-2, con Paulinho en la mediapunta, cargando en la frontal y ayudando en la presión con en el 1-4-1-4-1, y por último un 1-4-2-3-1 con Rakitic junto a Busquets, y Paulinho alineado con Deulofeu e Iniesta. Algo inaudito en mi trayectoria de seguidor barcelonista.
Defensivamente, apoyados en el grandísimo momento de Umtiti, quien hoy sería capaz de sacar jugado un balón del mismísimo infierno, y una mucho mejor versión de Piqué. También, el control de la posesión, muchas veces en altura con unos sensacionales Busquets, en la seguridad de la salida, e Iniesta en la gestion trescuartista, aunque desafortunadamente sin asomarse demasiado al balcón del área.
La presión, era ejercida arriba por Paulinho, acompañado por la agresividad de Luis Suárez, o ya se buscaba el repliegue, normalmente sin sorpresas dada la altura a la que se solía perder la pelota, consecuencia de la falta de presión juventina, y la meritoria y claramente trabajada salida de balón azulgrana, con mención especial un día más para la continua batida de líneas por parte de un monumental, con los pies y las manos, Ter Stegen, a día de hoy el mejor portero del mundo a mi modo de ver.
En ataque, espesura por la falta de profundidad y desborde de los mediocampistas y los atacantes, así como la falta de llegada por parte de los laterales Semedo y Digne, más pendientes de evitar la creación de espacios a sus espaldas que pudieran ser aprovechados por Douglas Costa y Cuadrado. Tan solo una aislada jugada a balón parado, como el palo de Rakitic podía darle al equipo azulgrana la posibilidad de hacer trabajar al chico del marcador electrónico.
Y en esas, con un comienzo de segunda parte algo más ilusionante, pero poco, salió la Bestia Parda, que desafortunadamente, descansó, tras pasar 55 minutos en el banquillo, otros 35 dentro del campo. Rakitic se colocó en la banda derecha, dando algo más de profundidad y altura al juego, pero tampoco se mascaba el gol de la victoria, que por contra casi lo marca el también bastante controlado Dybala, en una jugada calcada al 2-0 de la pasada temporada, pero que esta vez se vio contrarrestado con la que quizás será la mejor parada de la Liga de Campeones de esta temporada, sacando un Ter Stegen en gracia el disparo tenso, ajustado y raso del mediapunta argentino de la Juve.
En resumen, le devolvemos a la Juve los resultados de la temporada pasada (3-0 y 0-0), nos aseguramos el primer puesto del grupo de Champions, la vuelta de los octavos en el Camp Nou, y de momento evitar a los de Manchester, el Chelsea, el Tottenham y casi seguro al PSG.
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