Amanecíamos el sábado con una noticia un tanto perturbadora para el barcelonismo. "Messi, baja de última hora para el partido de Málaga por motivos personales", rezaba el parte del club. Menos mal que uno tiene un timeline en Twitter de valor, y enseguida supe que la noticia era más que positiva, pues el argentino había culminado su hattrick doméstico con la llegada del tercer niño. A partir de ahí, algunas críticas de aficionados desnortados a su ausencia, de los que apostaría no han sido padres ninguno, pues nada puede ser comparado a ver nacer un hijo. Por muchos millones que gane uno, lo que no se puede justificar es que alguién no pueda disfrutar de sus derechos laborales más elementales. Jugar o no jugar es decisión exclusivamente suya. La decisión que tomara era respetable en cualquier caso, y la suya, además, a mi me ha gustado mucho, como padre de hatrick que soy también, femenino en mi caso.
Así que el partido de Málaga se presentaba novedoso. Una plaza no demasiado propicia históricamente. De hecho, la última donde el Barça hincó la rodilla en Liga, en abril pasado. Pero el presente del equipo malagueño tampoco vaticinaba un desenlace similar, coleccionando derrotas desde la llegada de su tercer técnico, Jose González. En cualquier caso, Valverde dispuso un once sin rotaciones adicionales a la forzosa de la Bestia Parda, y dispuso un claro 4-3-3, bastante clásico, con Dembélé como gran novedad y Coutinho en la otra banda del ataque blaugrana.
El partido comenzó con buenas sensaciones, dominando completamente el escenario, con un Busquets bajando entre centrales para asegurar la superioridad numérica desde abajo ante la doble punta local. Luis Suárez ya había avisado al atareado Roberto, tras una buena asistencia de... ¡Paulinho! que dio sus primeros balones en ventaja a compañeros en todo el 2018, cuando Jordi Alba le habilitó en un espectacular y tocado centro que el uruguayo alojó fácilmente de cabeza en las mallas de los blanquiazules, que veían como se les ponía muy pronto cuesta arriba el encuentro.
Ya en esos primeros minutos, la actuación de Dembélé me pareció destacada, pese a no acertar en el último pase o regate en el primer cuarto. Siempre amenazante, tácticamente interiorizaba con criterio abriendo el carril exterior derecho a las llegadas de Sergi Roberto. El francés, iba cogiendo el gusto al partido, y en una gran jugada colectiva nacida una vez más en un pase de Ter Stegen, llegó a línea de fondo, frenó en seco pisando el balón con la derecha, y habilitó a Coutinho que entraba al primer palo con la izquierda, para que el brasileño en un brillante recurso técnico, colocara de tacón el balón fuera del alcance de Roberto. 0-2, y tocaba encender el modo de ahorro de energía ante el importante partido del miércoles ante el Chelsea en el Camp Nou.
Pese a algún despiste al final del primer tiempo en defensa, los blaugranas, o mejor dicho, solo granas, inhabilitaron a un Málaga, que además perdió, más que justamente a Samuel, por una desmesurada entrada con los tacos al tobillo de Jordi Alba, que suerte tuvo de resbalar en el último momento y dejar de tener apoyado el pie donde recibió la tarascada, pues era un lance claro de fin de temporada para el de Hospitalet. Afortunadamente, fue solo el golpe, y pudo seguir hasta ser sustituido por Digne avanzada ya la segunda mitad del partido.
Además de Dembélé, en su mejor partido azulgrana, Rakitic volvió a mostrarse muy por encima del partido en su posición de apoyo en salida por derecha, compensando muchas veces las subidas de Busquets para liderar la presión alta. Un seguro de vida el croata esta temporada. También es muy destacable la buena actuación de Umtiti, muy agresivo en la anticipación a la espalda del interior izquierdo, Paulinho, que muchas veces cargaba el área, dejando despoblado ese flanco por las continuas subidas de Jordi Alba. El francés, se bastó y se sobró para, sin vértigo ninguno ante los 60 metros que quedaban a su espalda, anticipar una y otra vez, impidiendo la salida malacitana. Parece que vuelve al nivel de antes de la lesión, tan necesario para que el Barça pueda optar a algo importante en Champions.
Una Champions que se acerca a su fase decisiva, con el partido del miércoles ante el Chelsea, del cual me preocupa la poca conciencia de la peligrosidad del rival, y del resultado, pues siendo un muy buen botín el empate con gol de Stamford Bridge, no deja de obligar a la victoria azulgrana en el caso de que los blues marquen en feudo azulgrana. Y si se adelantaran en el marcador, tanto el buen repliegue de los de Conte, como el peligro de sus contras lideradas por Hazard y William, complicarían sobremanera la eliminatoria. Hay que tener confianza, pero no olvidar que el rival es de nivel.
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