lunes, 1 de octubre de 2018

Liga 2018-19. Jornada 7. Barça-Athletic Club. Bienvenidos al futuro, y es deprimente.

Una de las sagas cinematográficas mas aclamadas de los ochenta es la de Regreso al Futuro. Tres películas en las que se viaja en el tiempo, tanto al pasado como al futuro, desde el lejano oeste del siglo XIX a un futurista 2015, que entonces estaba tomado por coches y patinetes voladores. En uno de los saltos en el tiempo de Marty McFly y Doc, llegan a un 1985 devastado y apocalíptico en una especie de realidad paralela. El sábado, durante casi una hora vivimos un adelanto que lo que puede ser nuestro futuro como culés en ausencia de Messi, una especie de regreso al pasado de la época gaspartista donde cualquier equipo de media tabla te pintaba la cara en el Camp Nou, no ya en el resultado, sino en el desarrollo del juego. Esto es exactamente lo que pasó el pasado sábado ante el Athletic Club de Bilbao.


Tras el sorprendente naufragio de Leganés, todos, yo el primero, pensábamos que Valverde, poco amigo de los riesgos, iba a alinear al once de gala para ahuyentar los tambores de crisis del Camp Nou. Sin embargo, apenas levantados de la comida (una barbacoa en mi caso en un extraordinario fin de semana rural con los amigos) nos sorperdíamos con una alineación en donde los dos últimos exponentes del Barça dominador de la última década, Busquets y Messi, empezaban el partido en el banquillo. Me parecía una decisión valiente, casi temeraria, pero me gustaba ver que Valverde puede tomar decisiones arriesgadas.

El comienzo del partido fue esperanzador. Diez minutos de empuje animoso y llegadas con mayor o menos peligro al área de un muy acertado Unai Simón, que confirmó en el Camp Nou lo apuntado en anteriores jornadas, que el Athletic puede estar muy tranquilo pese a la tardía marcha de Kepa a Londres. Sin embargo, un fuera de juego dudoso marcado al Athletic, seguido inmediatamente por un balón largo que Iñaki Williams, muy incisivo toda la tarde, no acertó a colocar por encima de Ter Stegen, marcaron el inicio de una pesadilla. Falta absoluta de control, errores individuales en ataque y defensa, y la sensación que el gol del Athletic estaba más cerca que el del equipo local. Y así fue. En una larga jugada de ataque vizcaíno con varias fases, Susaeta ve llegar a De Marcos (qué partidazo el suyo, por cierto) a la espalda de la defensa y lanzándose con el pie marcaba el primer gol del partido. Piqué, rompiendo el fuera de juego, volvía a salir por tercer día consecutivo en la foto de un gol en contra.

Se llegaba al descanso con el marcador en contra, pero con una sensaciones todavía más negativas que el resultado. El comienzo de la segunda parte nos trajo un Barça muy impotente, y un Athletic Club, cómodo defendiendo la ventaja. Se hacía necesario un cambio de panorama, y los dos sorprendentes suplentes tomaron los mandos de la nave azulgrana. Es tal el temor que la Bestia Parda infunde en sus rivales, que los bilbainos en la media hora restante apenas pasaron dos veces de mediocampo, en dos galopadas de la pantera Williams, una de ellas muy bien cerrada por Semedo. El cambio se puede apreciar muy bien en el siguiente cuadro (via @laTdT).



Se empezaban a acumular las llegadas, palos incluidos de Coutinho y del propio Messi, y Unai cada vez se veía más agobiado pues el balón ya se encontraba en la frontal del área o incluso dentro en casi todos los minutos de juego, que por otra parte tampoco podemos decir que fuera excelso, sino ligado a lo que la Bestia Parda iba produciendo que no es poco, por otra parte. El gol estaba llamando a la puerta. Y tuvo que ser, como no, Messi quien gestara la jugada. Un balón largo de Suárez lo salvó casi en la línea de fondo el rosarino para, tras encarar a su par, soltar un latigazo que Unai despejó un tanto heterodoxamente pero al lateral. Sin embargo, Messi, más vivo que los defensas lo recogió para centrar al área pequeña donde Munir, que acababa de salir por un muy desacertado Dembélé, podía empujar a la red.

A partir de ahí, minutos de agobio todavía mayor para el Athletic, con gol correctamente anulado a Suárez incluido y un último destello monumental de Messi para de primeras dejar solo a Rakitic ante el portero, pero el croata, puso la guinda a quizás su peor partido como azulgrana, enviando el balón por encima de la portería. Unos muy cortos 3 minutos de descuento no fueron suficientes para que llegara el gol de la victoria y se volvieron a escapar dos puntos del Camp Nou, como la pasada semana ante el Girona, pero con unas sensaciones muchísimo peores.

Individualmente, el partido dejó tocados a numerosos jugadores. Piqué y sus continuadas fotos en los goles, el mencionado Rakitic y un cada día más irrelevante Arturo Vidal en los interiores, un Coutinho que fue de más a menos, y la confirmación que Dembélé solo puede sostener su titularidad con un nivel brutal de acierto en el área como el de los primeros partidos, porque sus continuas pérdidas en zonas de riesgo y su falta de adaptación al juego combinativo convierten sus partidos en ejercicios desesperantes para el aficionado. Por contra, aprecié una mejora en Suárez, en la línea de los últimos partidos, y en Semedo, algo más atrevido aunque poco acertado en el último regate o pase.

Los síntomas del equipo son horribles, porque estos siete puntos perdidos en la última semana, lo han sido ante equipos que, a mi modo de ver, no han realizado tampoco partidos demasiado meriotorios, pues ni Girona, ni Leganés, ni Athletic necesitaron de una actuación extraordinaria para quitarle puntos al campeón. Para más "inri", estos tropiezos vienen antes de la primera serie de partidos complicados: Tottenham, Valencia, Sevilla, Inter y Real Madrid son un mes de octubre pleno de curvas peligrosas, pero que pueden también desterrar en el olvido la supuesta crisis del equipo. Estaremos atentos...

El Bestiapardómetro sigue subiendo:


Goles: 8
Asistencias: 4
Penúltimos pases: 1
Postes: 6



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