Ponerle la guinda al fin de semana setándote a ver al Barça es de aquellos pequeños placeres de la vida, que desafortunadamente por el apretado calendario actual se va convirtiendo en una excepción que no hace sino obligar a degustarlo todavía más cuando se produce. En esta era de la inmediatez, de los impactos visuales, los highlitghts, uno que en eso se siente más viejo que otra cosa sigue convirtiendo en liturgia eso de disfrutar cada partido del Barça. 2 horas de cervecita, patatas o lo que se pueda picar sofá, compañía a veces... Tanto con tan poco, muestra pequeña de esos pequños placeres que te ofrece la vida y que sabiendo disfrutar te aproxima a la felicidad sin necesidad de grandes alardes.
Y en esto tiene un papel absolutamente estelar un tipo que lleva aderezando con su grandeza esos ratos durante década y media con la puntualidad de un reloj suizo. Sí, estoy hablando de la Bestia Parda (BP para los amigos). Una tarde más acudió a su cita con mi hedonismo vital futbolero para colmarlo. Era un partido, además, especialmente disfrutable, pues el rival, el Betis de Setien, que es el equipo de la Liga española cuyo juego más se adapta a mis gustos personales. Además la victoria bética en el Camp Nou en la primera vuelta, con repaso táctico de Setién incluido, añadía un punto adicional de morbo a la contienda.
Valverde sorprendió sacrificando al tercer hombre en ataque que acompaña a Suarez y Messi, dando entrada a Arturo Vidal, en una posición difícilmente clasificable, pues jugaba entre el interior izquierdo, la mediapunta y el área contraria, sacando partido de su pulsión vital por el movimiento y la intensidad, en un rol que le viene al pelo al chileno, y que mucho me temo dado el éxito del mismo veremos repetido más de una vez hasta el final de la temporada. Valverde renunció prácticamente a gobernar el partido con el balón, y ni le luchó el mismo a Setién, a cambio de forzar con la presión encabezada por la intesidad de Vidal a los defensas béticos, que siendo justos no tuvieron la más acertada de sus actuaciones. Sin embargo, el primer cuarto de hora no fue en ningún caso preludio de lo que vendría después, pues el Betis se aproximaba con frecuenci y peligro a las inmediaciones de Ter Stegen, mientras que el Barça apenas había avistado a Pau López en la portería contraria.
Pero, cualquier escenario es susceptible de ser modificado por el talento, y eso en cantidades industriales es lo que atesora el tipo que se enfunda la zamarra número diez en el Barça. Una falta en la frontal fue milimétricamente colocada en la escuadra derecha de la portería del Betis con un golpeo no menos potente que preciso, imposible para Pau, que en cualquier caso había dejado excesivo espacio entre él y su palo, por donde entró el misil del rosarino. El gol hizo mucho daño al Betis, pese a revolverse en un principio ante la desventaja, y pese a seguir dominando la posesión del balón, multiplicó sus pérdidas en salida, aumentando las ocasiones en las que el Barça robaba y en menos de cinco segundos se encontraba en situación de gol. Suárez falló una ocasión muy clara, pero al filo del descanso se desquitó habilitando de tacón a Messi que entraba en el área y de primeras, con el exterior del pie izquierdo, depositó la pelota en la portería bética. Gol psicológico, jaque mate al partido y game over a la Liga salvo desmoronamiento descomunal sinigual en la historia del Barça.
La segunda parte empezó con una muestra palmaria de las contradicciones de Luis Suárez consigo mismo. Falló un gol cantado, solo ante Pau López y sin embargo embocó uno que bien pudiera haber firmado su compañero en la delantera, cabalgando desde medio campo y desparramando defensas por el camino (mención especial para Bartra, el pobre sigue siendo un especialista en salir en fotos embarazosas de goles ajenos), acabar por definir con frialdad ante la portería bética.
De ahí al final, el Betis encontró el gol del honor por medio del recién incorporado Loren, pero el partido hacía mucho tiempo que estaba cerrado. Cerrado en el marcador, que no en las emociones, pues la Bestia Parda todavía no había dicho la última, y en una combinación con Rakitic, ya dentro del área, con un toque suave, preciso, pero imposible, elevar en parábola sobre un Pau López que no estaba adelantado, sino en su árez pequeña, y alojar previo toque en el larguero el balón en la escuadra del palo largo. Otra genialidad al alcance de absolutamente nadie, que fue premiada con una escena nunca vista, un estadio ajeno coreando el nombre de Messi puesto en pie aplaudiendo, pues en Sevilla, y especialmente en el campo del Betis, la belleza y el arte siempre han sido puestos en valor por su afición.
La BP hizo bueno el planteamiento contraestilo de Valverde que le devolvió la pelota a Setién de la primera vuelta. Un planteamiento eficaz, que como excepción sería hasta admirable, pero que, si bien no de manera gemelar, sí que se acerca más al discurso de Valverde en estas dos temporadas que a un recurso para domar a un equipo tan especial como el Betis.
Esta semana, entre lo del Olympique y lo del Villamarín, el #Bestiapardometro ha sufrido un subidón importante, y ya se coloca al nivel "Mejor temporada de cualquier jugador de leyenda", quedando como sigue:
Estupendo resumen!!! Me encanta lo del bestiapardometro
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