Tras una temporada en la que no se consiguieron los objetivos del equipo, con el descenso de categoría y la eliminación copera temprana, el esfuerzo realizado tenía que verse recompensado de alguna manera. Durante toda la temporada, en los terceros tiempos, sin duda nuestros periodos de mejor y más regular rendimiento toda la temporada, veníamos recopilando las etiquetas de los tercios de Mahou con la idea de jugar a final de temporada en el Bernabéu en el llamado #Partidodelasestrellas.
Y hace un par de semanas, cuando ya pensábamos que no nos habría tocado, me llamaron desde uno de esos números largos, que piensas, ¿a ver qué me quieren vender ahora? Y resulta que nuestro Capi, no se había dignado a responder, pensando que seguro que le querrían vender algo, y aparecía el teléfono del Culé de Chamberí (¡que cosas tiene la vida!) como primera alternativa de capitanía del equipo de bebedores irredentos de cerveza que formamos. Habíamos sido agraciados con debutar en el Bernabéu el día 18 de junio. Eso sí, con la fresca, a las 17.30, y todo eso antes de saber la ola de calor que se venía...
Quedamos en la puerta del estadio madridista. Allí estábamos todos los que íbamos a jugar, además de una nutrida representación de nuestras novias, mujeres, hijos e hijas, amigos, allegados y demás. Yo me había encargado de recoger las acreditaciones, y estaban todos resguardándose del sol de justicia de 40º detrás de un autobús aparcado frente a la tan representativa Puerta 0 del Bernabéu.
A los pocos minutos, nos llamaron, y nos fuimos para dentro del estadio, mientras nuestra afición se dirigía hacia la puerta 6, desde donde podrían acomodarse en las gradas y beber unos zumos de cebada a nuestra salud mientras jugábamos. Al entrar en el campo, tuvimos que identificarnos y firmar el seguro médico por si había alguna baja. Nos dieron nuestras camisetas, blancas (no podía ser de otra manera) y nos llevaron a nuestro vestuario, un palco VIP de primera gradería, donde nos vestimos ya de futbolistas, antes de partir para el túnel de vestuarios.
Allí nos hicimos las pertinentes fotos entre nosotros, hasta que salimos, encabezados por el Culé de Chamberí, mientras sonaba atronador el himno de las mocitas madrileñas: ¡¡Kagüentó!!. Una vez ya en el césped, nos hicimos la foto oficial que encabeza esta entrada, dejamos móviles y acreditaciones, calentamos mínimamente, y a jugar...
La verdad, es que pensábamos que nos tocaría un equipo contrario más de bar que de campo de fútbol, y posiblemente por encima de nuestra ya significativa y cuarentona media de edad. Pero, al recoger las equipaciones, nos dimos cuenta que jugaríamos con unos jovenzuelos que no llegaban a la treintena. ¡Bien!, habría partido...
Nada más comenzar, prácticamente en la primera jugada, el siempre oportunista Dani marcaba el primer gol del equipo en el Bernabéu. Parecía que todo iría bien y fácil, pero entramos en un lamentable bache de juego, tensión y falta de acierto en los controles, agravados por el injugable balón que le organización nos puso a disposición, y el césped, ya castigado por anteriores partidos. Los chavales se fueron asentando y llegando, hasta que en una cadena de errores de colocación y tensión, se plantaron mano a mano y definieron muy bien al palo largo de puntera para empatar el partido. El Culé de Chamberí ya llevaba unos minutos cabreado, pero el empate subió los decibelios de sus indicaciones e improperios.
Pero en una jugada de ataque, Charly, jugador de pocos goles, pero escogidos, marcaba el segundo tanto, que podéis ver a continuación.
Ya de nuevo arriba en el marcador, el equipo se calmó y con la experiencia que dan los años y los muchos partidos, puso tierra de por medio con goles de nuestro delantero el Campeón Cote y de nuestro zurdo de calidad Fabas, para cerrar una clara victoria en nuestro debut en el Bernabéu por 4-1.
Los protagonistas del encuentro fueron, además del guardameta que glosa la hazaña y los ya mencionados goleadores Dani, Charly, Cote y Fabas; el eficaz Yago, la revelación cordobesa Josele y el Capi Alberto en defensa, el semi-retirado jugador de barrio Ojca y por último nuestro médico Maki, quien todavía convaleciente de una extraña lesión en los abdominales oblicuos, y tras probarse en el calentamiento, solo pudo golear en las cervezas del tercer tiempo.
El tercer tiempo... ahí sí que mantuvimos el nivel toda la temporada: imbatibles. Dimos cuenta de la máxima cantidad de Mahous que media hora daban lugar, unas 3 por cabeza mínimo, y brindamos por acabar la temporada tan brillantemente, como merece este grupo de futboleros; #MisVikingos, que tantos días de gloria me han brindado en césped, natural o artificial, tierra, parqué o cemento durante las ya casi 3 décadas que llevamos jugando juntos.
Además, me pude dar el gustazo de pisar el Bernabéu vestido de azulgrana, con la mítica camiseta Meyba del 92, la que ahora puedo volver a vestir sin embutirme en ella. Y además dentro del festivo ambiente, aparte de las bromas de algunos madridistas, en general bastante ocurrentes, me sentí muy a gusto vestido del Barça tomándome esas refrescantes cervezas tras una merecida victoria en un escenario tan especial y espectacular.
GRANDEEEEEEEE!!!!!!
ResponderEliminarSólo una puntualización....el gol de Charly fue el 3-1 ... el que desbloqueó el colapso en el que nos habíamos metido fui yo con mi golazo!! ;-)
VAMOSSSSSSSSSS
Con asistencia de ...???
EliminarYa sabía yo, que me estaba equivocando, pero digo, pongo a Charly, que seguro que el Campeón me corrige si estoy equivocado, y aquí estás, jajaja.
EliminarPor cierto, la asistencia más bien del defensa, no?
Bravo!! Impresionante entorno para disfrutar con grandes amigos de nuestro vicio deportivo
ResponderEliminarCómo cambia la perspectiva del Bernabéu cuando miras de abajo a arriba desde ese mítico césped! Una experiencia interesante y curiosa y un gran recuerdo con los amigos y la familia! Gracias a los que lo habéis hecho posible!
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