La portería del Camp Nou comenzó la temporada en una guerra abierta entre los dos anteriores guardianes, los que habían llevado a este equipo a conseguir 5 de los 6 títulos anteriores en los dos primeros años de la era Luis Enrique: el joven y ambicioso Ter Stegen y el veterano y sobrio Claudio Bravo. El primero parece que a través de su representante dio un ultimátum a la directiva azulgrana: si no era titular en Liga desde esta misma temporada, buscaría una salida.
Verdad o no, el club tomó una decisión tan lógica como estratégica, quedarse con el portero para una década y hacer caja con un portero que había dado un notable rendimiento a la vez que maduraba la apuesta real para la portería azulgrana, el portero alemán.
Como el tercer portero, Jordi Masip era más que nada un acompañante cualificado para los entrenamientos, pues no ha sido nunca tenido en cuenta, pese a sus destacadas temporadas en el filial azulgrana con exhibiciones tanto en las suertes tradicionales de la portería como con su magnífico juego con los pies, hubo de buscar un segundo portero de garantías, pero que no representara una amenaza para el nuevo jerarca del marco azulgrana. Y con ello, se apostó por el portero de la selección holandesa Jasper Cillessen, que sería el portero del único título de la temporada, la copa.
Marc André Ter Stegen: Notable
Una vez ya oficializada su titularidad tanto en Liga como en Champions, Ter Stegen comenzó la temporada de manera extrañamente dubitativa, como si la nueva situación sobrevenida le hubiera descolocado. Tras un primer extraordinario partido en San Mamés, donde batió el record de la historia de la Liga en intervenciones con el pie, vinieron unos meses en los que lejos de progresar, se le veía estancado.
Como muestra, el grandioso error de Balaídos, en el que su desaforada autoconfianza le llevó a realizar una elección terrible que dio al traste con la segura remontada del equipo en la segunda parte ante el Celta, lo que a la postre significó la derrota del equipo. A partir de ahí, hasta la salida de balón pareció empeorar, al dejar de pasar de manera sistemática el balón a Busquets y buscar el balón largo a las bandas. Pese a las muchas críticas que su estilo recibe, no se le puede culpar prácticamente de ningún gol, pero la sensación era que no estaba dando puntos, lo que se le pide a un guardameta.
Tras la Navidad, la situación cambió y Ter Stegen volvió a erigirse como la clave de la salida de balón, mejorada tras el cambio táctico al 1-3-4-3 tras la debacle de París, donde fue el único azulgrana a la altura, salvando con sus paradas una goleada todavía más histórica e insalvable. En la vuelta, su parada a Cavani, y su robo desde delante que ocasionó la falta previa al sexto gol, volvió a elevarle en la estima del seguidor culé.
Su consagración definitiva llegó en el Santiago Bernabéu, donde firmó, quizás, la que ha sido su mejor actuación desde que es portero azulgrana, con no menos de media docena de intervenciones decisivas que permitieron que el postrero gol de Messi fuera el de la victoria que volvía a poner al equipo en la pelea por el título.
Su final de temporada ha sido más que notable, mejorando también en su agresividad posicional en ataque del equipo, adelantando unos 5 metros su posición, y siendo ese portero casi libre también en defensa, como lo es en construcción.
Es sin duda el portero de la próxima década del Barcelona, y su techo es tan alto que no es fácilmente imaginable, mientras que la incertidumbre que podía suscitar ha quedado más que disipada por su segunda parte de la temporada.
Jasper Cillessen: Aprobado Alto
El guardameta holandés, llegó para sustituir a Claudio Bravo, pero con un perfil más de portero suplente que de verdadera alternativa al alemán. Su juego de pies, una vez más, fue decisivo a la hora de ser el elegido por la dirección deportiva azulgrana.
Cillessen, como se suele decir, eligió un mal día para debutar, ya que por una lesión de Ter Stegen, se puso bajo palos en la única derrota en el Camp Nou, contra el Alavés. Sin poderse considerar culpable de los goles, no dio la sensación de poder aportar nada en la portería azulgrana.
Ya con la llegada de la Copa del Rey, tuvo la oportunidad de reivindicarse, firmando buenas actuaciones ante Athletic y Real Sociedad, y sobre todo en la eliminatoria contra el Atlético de Madrid, sin cuya excelente actuación, muy posiblemente el Barça no habría tenido la oportunidad de ganar su único trofeo de la temporada.
En momentos en los que la salida de balón del equipo estaba sufriendo por una época de grandes problemas su extraordinario golpeo, limpio y muy preciso fue una gran alternativa para superar las presiones de la Real y el Athletic, llevando el balón a Neymar y Luis Suárez, ganando altura con rapidez y dejando ya al equipo en tres cuartos de campo con un primer pase.
Si nos ceñimos a la Copa, podríamos otorgarle un notable, ya que el día que tuvo que parar, contra el Atleti, paró; y nunca desentonó; pero el ser la competición menor y el lunar del día del Alavés le deja en un aprobado alto desde mi punto de vista. Creo que se ha ganado la continuidad en el equipo, como apuntalamiento a la consolidación de Ter Stegen en la portería del Camp Nou.
Jordi Masip: sin calificar
El canterano ha sumado otra temporada con una participación que ni siquiera alcanza el calificativo de testimonial. Sus grandes temporadas en el filial le dieron la oportunidad de ser el tercer portero del equipo, pero la falta de oportunidades y en partidos intrascendentes no le han dejado demostrar su nivel. El club, pese a los primeros indicios, ha decidido no renovarle, y cambiar la política en cuanto al tercer portero de la primera plantilla, pasando a ser éste el portero titular del Barça B; figura que todavía no está clara si continuará en las manos de Suárez, volverá Ortolá, o se dará la oportunidad a un portero más joven, como el portero montegrino Lazar Carevic, gran promesa recientemente fichada en principio para el juvenil.
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