jueves, 17 de agosto de 2017

Supercopa de España (Vuelta): Una sensación extraña y desagradable que casi no recordaba

Hoy es un día duro para ser barcelonista, hay que reconocerlo. Es el primer día en más o menos 9 años, que tengo la sensación que el Real Madrid es muy superior al Barcelona. Me pasa lo mismo que a Piqué, que cuando deja de lado su alter ego histrión, marrullero y frontista, y deja paso al inteligente y afinado analista de la realidad, es un gusto escuchar. Es valiente al dar la cara, lee bien las circunstancias que concurren, se expresa con claridad y contundencia y suele dar bastante en el clavo.

Hace 8 años y medio, allá por mayo de 2008, se presentaba en el Bernabéu el decadente Barcelona de la autocomplacencia de Frank Rijkaard, que daba sus últimos coletazos. Como no podía ser de otra forma era apabullado 4-1 por un Real Madrid de Bernd Schuster, que tampoco es que fuera nada del otro jueves, en un partido que comenzaba con un rememorado pasillo azulgrana al ya reciente campeón de Liga. Fue la última vez que el Barcelona perdía la posesión del balón en un partido contra el Real Madrid... hasta ayer. Xavi, seguro que estará retorciéndose en su dorado y vergonzante retiro qatarí.

Ayer, se enfrentaban dos equipos en estados de ánimo tan contrapuestos, que la sola llegada de un gol, el golazo de Asensio en los primeros minutos, hizo desplomarse toda la estructura que el Valverde más intervencionista había propuesto: hacer de Messi un delantero y a través de una sólida base defensiva con dos carrileros, llevarle el balón al argentino sin que éste tuviera que bajar a ayudar en la construcción, como al final tuvo que hacer en la segunda parte, dejando en absoluta soledad a un alarmantemente bajo de forma Luis Suárez.

El 1-3-5-2 que propuso Valverde, enseguida se apreció que no estaba suficientemente trabajado. No sabemos si acrecentaba esa sensación el shock tempranero del gol de Asensio, pero los jugadores parecían perdidisimos. La presencia de tres atacantes en el Real Madrid, ocasionaba marcas individuales de los tres centrales, y las llegadas de los laterales madridistas, convertían el sistema constantemente en un 1-5-3-2, donde los carrileros quedaban a la altura de los centrales, con lo que su colaboración en la ganancia de altura del equipo se diluía como un azucarillo, y el equipo, consecuentemente, no salía.

A mitad del primer tiempo, parecía que iban acoplándose un poco las piezas, e igualando el partido, pero fue un espejismo. Los últimos quince minutos fueron dominados muy claramente por el Madrid, con la sensación de no estar apretando demasiado el acelerador, lo que hacía más doloroso el trago. Y esta sensación se intensificó en la segunda parte, ya con cambio de sistemas, a un 1-4-4-2 al principio, y acabando con el clásico 1-4-3-3, con la entrada de Deulofeu. Parecía que el Madrid no quería hacer más sangre, no fuera a ser que ocasionaran una auténtica convulsión en el Barcelona, y se llegara a la necesaria y perentoria catarsis que necesita el club y el equipo. Serán cosas mías.

Por eso, se me hace difícil regocijarme mínimamente con la mejora en el juego de la segunda parte, pues puede que fuera ocasionada por la bajada de tensión del Madrid, más que por un ataque de orgullo barcelonista, que en cualquier caso, chocaba una y otra vez con una alarmante falta de acierto en la definición.

Aun así, se pueden extraer algunas notas positivas, como el debut oficial de Semedo, sobre el que escribíamos ayer, que parece una alternativa mucho más sólida y de futuro que Aleix Vidal; o el orgullo que sí seguro demostró Sergi Roberto, en unos momentos personales muy difíciles para él con la confirmación de la llegada de Paulinho, y la pérdida de la titularidad con la llegada de Valverde en esta pretemporada. Junto a un siempre imponente Umtiti, las mejores señales de un equipo que se encuentra sumido en una depresión de la que urge salir cuanto antes, ayudados por el bondadoso calendario de Liga en las primeras jornadas, pues hasta la jornada 8, a mediados de octubre que se visita el Wanda Metropolitano, no se atisban grandes obstáculos en el horizonte liguero blaugrana, aunque visto el estado anímico de los jugadores, cualquier pequeña loma se puede hacer un 8.000 del Himalaya.

Valverde, en su primer intento de ayudar al equipo con sus decisiones, no ha tenido éxito, pero no me cabe duda, que su inteligencia, preparación y talante, puede servir de palanca para el resurgimiento del equipo. Además de los seguros fichajes que vendrán, lamentablemente adelantados por el ínclito Pep Segura anoche, poniendo su granito de arena en la inflacion del mercado culé, al hablar de jugadores de otros equipos todavía no fichados, consumando la segunda cagada mayúscula en dos intervenciones post-partido del encargado de ser la voz del club ante los aficionados. Todo lo que no sea su dimisión o cese en las próximas horas me parecerá una pésima noticia, una más, para el club y sus seguidores, que hoy nos hemos levantado con una sensación antigua que casi no recordábamos.

Por último, me permito una nota, que entenderán especialmente bien los padres futboleros de niñas: si Messi, en estas circunstancias, renueva todavía su contrato con el Barcelona, será un Acto de Amor Verdadero mucho mayor que el de la princessa Anna de Arandelle en Frozen.

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PD: agradecer a mi amigo Fernon, que me invitara anoche al campo a presenciar en directo el partido junto al otro culé del grupo de amiguetes, Goose.




2 comentarios:

  1. Pues a mi Untiti me esta pareciendo flojillo, tanto en defensa como para sacar el balón jugado, y no entiendo que sigáis sin fichar un central TOP

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    1. A mi me gusta mucho, y me parece que va a ser muy top. Y en salida de balón es bastante aseado. Salvo el gol de Benzema, que le perdió de vista porque venía desde detrás en el comienzo de la jugada en banda derecha, estuvo soberbio, a mi gusto.
      Pero en tema de centrales, tú estás ligeramente más puesto...
      Yo os sufro, tú lo eres ;-)

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