miércoles, 6 de febrero de 2019

Liga 2018-19. Jornada 22. Barça-Valencia. Remontada incompleta ante el rival más duro en el Camp Nou

Si preguntas a cualquier futbolero sobre la diferencia entre ver un partido en directo y en diferido, te dirá que no hay color. Y da lo mismo que hayas estado enclaustrado sin contacto alguno con el exterior, y sin posibilidad de conocer nada del desarrollo del partido, no ya del resultado final. Yo creo que esa diferencia está ocasionada en que cuando ves un partido en diferido, ya sabes que el mundo no solo no se ha acabado, sino que no ha cambiado un ápice de cómo lo habías dejado antes de empezar el encuentro, y eso le despoja de todo aire de trascendencia que solemos darle a los partidos.


El pasado sábado, yo tenía "sarao" familiar, y me era imposible ver el partido, así que pretendía verlo con la tranquilidad de la noche en casa, disfrutando de cada instante del encuentro. Sin embargo, ante la posibilidad mínima de poder ver la segunda parte, aunque fuera en un móvil, no pude resistirme. Lo primero que ví fue un 1-2 inquietante, pero no inesperado. Y me pasé los segundos cuartenta y siete (sí, solo descontó dos el ínclito Undiano) minutos de la segunda parte con el móvil en la mano junto a mi sobrino pre-adolescente, follower de mis crónicas y madridista, aunque admirador de la Bestia Parda hasta el punto de preguntarle a su padre si podía ser del Madrid y que le gustase mucho Messi.

El Valencia, como adelanté en mi podcast del Estadi Johan Cruyff la semana pasada, me parece el rival más incómodo y de mejor trayectoria en el Camp Nou de todos los que han venido pasando por el santuario blaugrana en la última década gloriosa liguera. Ha arrancado victorias y empates con asiduidad, y siempre ha complicado el partido para los azulgrana salvo en una ocasión que se llevó un poker de Messi, y en otra que se llevó un hat-trick también de la BP. Además, cuenta con un jugador, cuyo estilo siempre le hace brillar en el coliseo azulgrana: Dani Parejo. Y el sábado no fue una excepción, el de Coslada dio un auténtico clinic, culminado con su gol de penalti, perfectamente lanzado al lateral de la red de Ter Stegen, que no tuvo opción alguna pese a adivinar la dirección del lanzamiento. A Parejo, esta vez se unieron un Rodrigo que va recobrando la forma que le llevó al Mundial de Rusia, y Neto, un portero de gestos extraños pero sumamente efectivos para evitar que los balones de toda índole acaben alojados en las redes que defiende y que evitó con no menos de media docena de intervenciones la remontada culé.

Esta remontada estuvo forzada por el acertado planteamiento de Marcelino, que ya a los dos minutos había requerido del máximo acierto de Ter Stegen y de la ayuda posterior de su poste para mantener el resultado inicial. El Barça, llegaba arriba también, pero cada salida valencianista era una amenaza, que acabó por confirmarse en una contra majestuosamente llevada por Rodrigo que filtró  para que Gameiro fusilara esta vez sí a MAtS. El Barça se rehizo con unas cuantas llegadas, pero aprovechando que Piqué estaba siendo atendido por un choque de cabezas que acabó con Gameiro conmocionado y sustituido, un centro lateral de Cherychev pilló descolocada a la defensa azulgrana, y Sergi Roberto empujó dentro del área para ser castigado con un penalti que como arriba hemos mencionado fue traducido en el segundo gol por Parejo.

Llegaron unos minutos de cierta perplejidad azulgrana, pero una incursión de un Semedo muy incisivo en los cuarenta y cinco minutos que jugó acabó en penalti, pese a que apenas unos segundos después, Messi había alojado ya la pelota en la escuadra de Neto. El penalti, fue, en cualquier caso, transformado por Messi con mucha tranquilidad. De ahí al descanso un aluvión en el que Sergi Roberto se encontró con el palo que evitó su resarcimiento tras su torpe proceder en el penalti. Pero al descanso se llegó por detrás en el marcador, aunque con la esperanza de poder revertir una situación menos traumática de lo que diez minutos antes parecía.

El comienzo de la segunda parte fue, a mi gusto, de los mejores cuartos de hora de la temporada. El Valencia, aculado por completo delante de un Neto que tuvo que emplearse a fondo ante la delantera azulgrana. Fue un asedio en toda regla, con robos que ni siquiera dejaba un par de segundos el balón en pies de los jugadores valencianistas, con todas las camisetas azulgranas defendiendo hacia adelante, centrales incluidos, que robaban en las posiciones teóricas de los interiores. Se mascaba el empate. Pero antes de que ocurriera, el Valencia tuvo dos ocasiones muy claras y casi consecutivas de sentenciar el choque, a pies de Rodrigo que no pudo poner la guinda a su gran actuación con un gol. De hecho, en la siguiente jugada del segundo susto valencianista, tras un rebote en una incursión suicida de Suárez, Vidal rebañó el balón para cedérselo a Messi, quien sin posibilidad alguna de encontrar puerta directamente, utilizó a los 3 defensas blancos que le tapaban con una doble misión; primero como referencia para lanzar un balón combado por fuera de la muralla defensiva, y segundo como tapón para que Neto no pudiera ver salir el balón de su pie, y se acabar alojando en las mallas.

Justo en ese momento, vinieron dos circunstancias que acabaron con la posibilidad de terminar la remontada. Por un lado, Aleñá, que cuajó un grandísimo partido como interior derecho, acercándose a Messi, amenazando siempre con pases, controles y conducciones agresivas, era incomprensiblemente sustituido por Arthur, cuando el cambio era evidente que debía haber sido el alocado Vidal, que volvió a mostrar su pulsión hiperdinámica en el medio y el ataque azulgrana, ensuciando más que cualquier otra cosa el juego de ataque posicional azulgrana. Y por otro, el golpe que sufrió Messi en el muslo, que le obligó a ser atendido de urgencia en la banda ante el acongoje generalizado, y pese a aguantar sobre el campo redujo considerablemente la presión del émbolo azulgrana sobre la meta valencianista, dejando escapar dos puntos, que tras la derrota del Atleti en el Villamarín al día siguiente, no fueron tan dolorosos como en principio parecía, y más aun cuando se supo que el problema de Messi fue apenas un doloroso golpe.

Ahora toca pensar en la Copa, donde nos espera el Madrid redivivo de Vinicius y Benzema, y que ha pasado de considerar la competición, un chupito sin importancia los únicos cuatro años a seguramente convertirlo en el gran objetivo del año, si, como parece no le llega para pelear la Champions de ninguna de las maneras este año.

Mientras el lastimado Messi, siguió sumando para el Bestiapardómetro con su doblete, dejándolo como sigue:



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