La semana iba avanzando con la ausencia de partidos entre semana por primera vez desde Año Nuevo, de manera tranquila en el Barça, hasta que el viernes a primera hora de la mañana saltaba la noticia desde el club: Ernesto Valverde renovaba por otro año con opción a un segundo, cerrando de golpe los comentarios y esperanzas que se venían sucediendo en el entorno azulgrana acerca del futuro entrenador del Barça. Bartomeu ha encontrado su entrenador ideal: discreto, que transige como buen hombre de club, buen entrenador no se puede negar, y según nos filtran muy considerado por los pesos pesados del equipo. Pero también cortoplacista, conservador y falto de audacia. Para mi, los tres defectos opacan el resto de sus virtudes a día de hoy. Fue un grandísimo gestor de la escasez del Barça del año pasado tras la marcha de Neymar, pero no le veo capaz de dar el salto una vez recuperado el pulso y ya dado de alta.
El primer partido tras su renovación, visitaba el Camp Nou el Valladolid de Sergio González en quizás el peor momento de su temporada. Con las curvas que se aproximan (Lyon, Sevilla y Madrid por partida doble), Valverde optó por reservar a algunos de los titulares más cargados de minutos como Lenglet, Rakitic y Luis Suárez. Vermaalen, Aleñá y Boateng ocupaban sus lugares. De las pocas noticias buenas del partido es la cada vez más obvia adaptación de Aleñá al equipo. Tanto como para que se quede ya en el once sine die. Y también, el buen tono fisico de Dembélé tras volver de lesión, a falta de ajustar su último regate de nuevo.
La primera parte fue muy insulsa, con poco que destacar. Hasta que la BP, a la salida de un corner, perdió un balón impropio en un pase horizontal que devino en un contraataque en superioridad pucelana muy mal resuelta, y que de vuelta, Ter Stegen muy vivo devolvió el golpe, y Piqué, que no había podido volver, se encontró en la frontal para disparar en franquía, y fue agarrado por detrás. Penalti señalado y certificado por el VAR, que Messi trasformó magníficamente pese a que Masip, que le conoce bien, le había adivinado el lado. Al descanso, 1-0, y poco más.
Ya en la segunda, el Valladolid empezó a diluirse defensivamente, y Masip empezó un recital enorme en su portería, manteniendo a su equipo en el partido ante unos desacertados Boateng, Suárez que le sustituyó, y Messi, al que incluso le paró un segundo penalti, mucho menos ajustado que el primero, y por lo tanto parable en caso de ser adivinado, como fue el caso. El Valladolid ni siquiera hizo mancharse los guantes a Ter Stegen, y se llegó al final del partido con un pírrico y discreto, pero corto en función de las ocasiones 1-0.
Al final, la campanada del Girona en el Bernabéu el domingo a la hora de misa convirtió el discretísimo partido en una jornada extraordinariamente provechosa que encarrila casi definitivamente la Liga para los intereses azulgranas, justo en el momento en que vuelve la Champions, y tendremos la oportunidad de comprobar si el equipo es capaz de volverse a enchufar como ha hecho en los partidos exigentes durante toda la temporada, también hay que decirlo.
Y pese a fallar un penalti, la BP sigue alimentando el Bestiapardómetro para los amigos del #FutbolEnTeletexto.
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