Tras la que a mi modesto entender fue la mejor temporada de su carrera desde el punto de vista futbolístico, pese a la escasa cosecha de trofeos, Messi se encontró con el más difícil todavía. Se marchó su socio Neymar, su back-up para momentos de barbecho en su fantástica continuidad productiva, y el que esta Junta había decidido que fuera su heredero, antes de tiempo incluso. El equipo deprimido tras una sonrojante derrota en la Supercopa ante el eterno rival, y un mercado de fichajes en el que fueron cayendo todas las primeras opciones para acabar conformándonos con segundas y terceras opciones y con precios totalmente fuera de mercado.
En esas circunstancias, Valverde puso todos los huevos en la cesta de Leo Messi. Consagró la configuración del equipo y de los sistemas de juego en ataque a colocar a Messi con el balón controlado en las proximidades de la frontal del área. Respuesta del rosarino, 11 goles en 7 partidos, pleno de victorias, liderato en solitario, 5 puntos de ventaja sobre el Sevilla, segundo, y los rivales descolgados. Él solito. Impresionante incluso para él, que lleva ya más de una década dejándonos boquiabiertos.
Valverde acertó. Con el complemento de la solidez defensiva que ya hemos comentado, pese a la falta de acierto de Luis Suárez en los primeros meses, la lesión de Dembélé, un juego poco atractivo pero eficaz, el Barça estaba en manos del acierto de Leo Messi. Y eso que el rosarino también batió el record de postes en una sola temporada, con 14 en Liga.
Reduciendo a números para los amantes del fútbol de teletexto: en Liga 34 goles, 12 asistencias, 11 penúltimos pases, y además de eso líder de la Liga en tiros a puerta, regates completados y ocasiones de gol generadas. En Copa, 4 goles y 4 asistencias, y en Champions, 6 goles y 2 asistencias.
Con la vuelta de Suárez a su mejor nivel, Messi se tomó un pequeño respiro en su voracidad anotadora, pero seguía siendo una influencia decisiva en el juego de ataque azulgrana. Con el nuevo año, volvió a ser decisivo en las diferentes eliminatorias de Copa y además se especializó en el lanzamiento de libres directos, marcando hasta 6 (3 en jornadas consecutivas, lo nunca visto). En este arte fue cómo ajustició al Atlético de Madrid y a su portero Oblak en el partido que podía haber dado algo de vida al Campeonato de Liga, pero que acabó por sentenciar el título.
Sin embargo, unos problemas musculares a finales de marzo, agravados entrenando con la selección argentina, con la que no pudo jugar ni contra Italia, ni en la dura derrota ante España en el Metropolitano, fueron clave. Fue reservado también el fin de semana ante el Sevilla, pero ante el 2-0 en contra, tuvo que salir para además acabar él mismo empatando el partido. Y días después llegó la eliminatoria fatídica de la Roma. Entre algodones, jugó en la ida, y se le notó muy cohibido. En vez de descansar ese fin de semana, marcó un hat-trick andando al Leganés, pero no estaba bien. Y llegó el dia D, donde Messi mostró que no estaba bien, y sus compañeros, un año más le volvieron a fallar, siendo incapaces de aguantar el 4-1 de la ida. Un año más, si Messi no está al 100%, el Barça es incapaz de superar los cuartos en Champions.
Una vez eliminados en Champions, y con la Liga en el bolsillo, a Messi solo le quedaba un partido que apretar, la final de la Copa del Rey, donde volvió a deleitarnos junto a Iniesta, en la última gran exhibición futbolística de esta pareja. De ahí al final, dosificación ante la inminente llegada del Mundial, su única cuenta pendiente como futbolista. Tan solo se le vio enchufado en la segunda parte del Barça-Madrid en el Camp Nou, donde, ante la inferioridad numérica del equipo se echó a sus espaldas mantener la imbatibilidad del equipo en Liga. Lo consiguió, pero la semana siguiente no fue a Orriols donde defintivamente se perdió en la orilla de la penúltima jornada.
En definitiva, cuando parece que no nos puede sorprender más, la Bestia Parda se vuelve a reinventar y se convierte en el jugador más decisivo en la historia de la Liga en un Campeonato. Porque la Liga 2017-18 ha sido sin duda, la Liga de Messi.
Aquí podéis ver el post sobre Messi del año pasado.
En esas circunstancias, Valverde puso todos los huevos en la cesta de Leo Messi. Consagró la configuración del equipo y de los sistemas de juego en ataque a colocar a Messi con el balón controlado en las proximidades de la frontal del área. Respuesta del rosarino, 11 goles en 7 partidos, pleno de victorias, liderato en solitario, 5 puntos de ventaja sobre el Sevilla, segundo, y los rivales descolgados. Él solito. Impresionante incluso para él, que lleva ya más de una década dejándonos boquiabiertos.
Valverde acertó. Con el complemento de la solidez defensiva que ya hemos comentado, pese a la falta de acierto de Luis Suárez en los primeros meses, la lesión de Dembélé, un juego poco atractivo pero eficaz, el Barça estaba en manos del acierto de Leo Messi. Y eso que el rosarino también batió el record de postes en una sola temporada, con 14 en Liga.
Reduciendo a números para los amantes del fútbol de teletexto: en Liga 34 goles, 12 asistencias, 11 penúltimos pases, y además de eso líder de la Liga en tiros a puerta, regates completados y ocasiones de gol generadas. En Copa, 4 goles y 4 asistencias, y en Champions, 6 goles y 2 asistencias.
Con la vuelta de Suárez a su mejor nivel, Messi se tomó un pequeño respiro en su voracidad anotadora, pero seguía siendo una influencia decisiva en el juego de ataque azulgrana. Con el nuevo año, volvió a ser decisivo en las diferentes eliminatorias de Copa y además se especializó en el lanzamiento de libres directos, marcando hasta 6 (3 en jornadas consecutivas, lo nunca visto). En este arte fue cómo ajustició al Atlético de Madrid y a su portero Oblak en el partido que podía haber dado algo de vida al Campeonato de Liga, pero que acabó por sentenciar el título.
Sin embargo, unos problemas musculares a finales de marzo, agravados entrenando con la selección argentina, con la que no pudo jugar ni contra Italia, ni en la dura derrota ante España en el Metropolitano, fueron clave. Fue reservado también el fin de semana ante el Sevilla, pero ante el 2-0 en contra, tuvo que salir para además acabar él mismo empatando el partido. Y días después llegó la eliminatoria fatídica de la Roma. Entre algodones, jugó en la ida, y se le notó muy cohibido. En vez de descansar ese fin de semana, marcó un hat-trick andando al Leganés, pero no estaba bien. Y llegó el dia D, donde Messi mostró que no estaba bien, y sus compañeros, un año más le volvieron a fallar, siendo incapaces de aguantar el 4-1 de la ida. Un año más, si Messi no está al 100%, el Barça es incapaz de superar los cuartos en Champions.
Una vez eliminados en Champions, y con la Liga en el bolsillo, a Messi solo le quedaba un partido que apretar, la final de la Copa del Rey, donde volvió a deleitarnos junto a Iniesta, en la última gran exhibición futbolística de esta pareja. De ahí al final, dosificación ante la inminente llegada del Mundial, su única cuenta pendiente como futbolista. Tan solo se le vio enchufado en la segunda parte del Barça-Madrid en el Camp Nou, donde, ante la inferioridad numérica del equipo se echó a sus espaldas mantener la imbatibilidad del equipo en Liga. Lo consiguió, pero la semana siguiente no fue a Orriols donde defintivamente se perdió en la orilla de la penúltima jornada.
En definitiva, cuando parece que no nos puede sorprender más, la Bestia Parda se vuelve a reinventar y se convierte en el jugador más decisivo en la historia de la Liga en un Campeonato. Porque la Liga 2017-18 ha sido sin duda, la Liga de Messi.
Aquí podéis ver el post sobre Messi del año pasado.
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