Partido complicado siempre la visita del Athletic de Bilbao al Estadi, y todavía más cuando se encuadra en medio de una durísima eliminatoria de semifinales de Copa ante el Atlético de Madrid de Simeone. Algunos de #MisVikingos apostaban por una posible rotación de Luis Suárez, y yo, en silencio, renegaba de esa posibilidad. Y sin embargo, se dio. Bueno, se dieron una cuantas más de las que se podría prever.
Once inédito con la presencia de Alcácer, que por fin se estrenó en Liga, descanso para los laterales titulares (Sergi Roberto y Jordi Alba) ocupando Aleix y el inexplicable Mathieu sus puesto, y también descanso también para Mascherano, que suponemos repetirá en la vuelta de la Copa en el mediocentro.
El mediocampo volvía a hacerme temblar, con el cada día más desacompasado André Gomes, un Rafinha que no acaba de despuntar y coger el ritmo, y el enésimo intento de habilitar a Arda como un interior válido. Lo único bueno de este experimento, es que si un equipo te permite dejar en paso el mediocampo, ese es el Athletic, por mucho que me hiera el corazón ver que mi equipo ya directamente prescinde del mismo. La asegurada valiente presión vizcaína, acompañada por la franca mejoría de Ter Stegen en la salida en largo, podría hacer tan solo dolorosa, pero no letal, la renuncia a la influencia del centro del campo en el juego.
El partido empezó con curvas, y entre un extraordinario Ter Stegen y el poste, mandaron al limbo una ocasión clarísima de Raúl García, tras el primer error en la salida de Aleix Vidal (provocado también por un marrón que le envió Piqué, según opinión de @Alcapi06 que puedo compartir). Desde ese carril derecho llegaron también otras dos ocasiones de Iñaki Williams: un cabezazo en el punto de penalti que mandó fuera por poco, y un fácil desborde a Piqué que abortó nuestro portero alemán cerrando al centelleante delantero vasco todos los ángulos de manera magistral.
El partido marchaba según el plan de Valverde, y el 0-1 se mascaba en la grada de un Camp Nou bastante silencioso, pese a los intentos de la "oficialista" Grada de Animación de pañoladas preparadas y demás. Sin embargo, detrás de todo el desastre táctico que estábamos viviendo, en este caso hay dos genios que suelen destrozar la relación causa-efecto del juego y el resultado; Messi y con especial continuidad el sábado, Neymar.
El brasileño está en un estado de forma casi divino; al que solo le falta algo de acierto de cara al marco contrario para alcanzar sus mejores días de azulgrana allá por 2015. Aceleraba y frenaba a una velocidad inasumible para su marcador y sus ayudantes, saliendo por los dos perfiles con las dos piernas, y con una continuidad desoladora para sus rivales. En una de ellas, desbordó por fuera y le dio un balón de oro a Alcácer, que por fin acabó con su sequía en Liga, para de un delicado primer toque de izquierda poner el balón abajo donde nunca llegaría Gorka. El valenciano, por fin añadió a sus siempre interesantes movimientos el gol. Esperemos que sea el comienzo de un resurgir necesario para el final de temporada que se avecina.
Pero el escenario no cambió en demasía con el primer gol, y el Athletic seguía frecuentando el área azulgrana, casi siempre por el lado de un Aleix Vidal que convierte en profesión de riesgo extremo la de central derecho del equipo. Además, Piqué, posiblemente mermado físicamente, se encargaba de complicarse todavía más la vida en alguna salida de balón, como la que le costó la amarilla por una cínica, pero muy bien hecha, falta al borde del área. Se mascaba el empate, pero apareció Messi y su víctima favorita, Gorka.
Una falta lateral, sin demasiado peligro la convirtió Messi en gol, ante la dubitativa actitud de Raúl García en el primer palo, que hizo pararse unas centésimas a Gorka en su viaje hacia ese palo, ante un posible toque de su compañero, que finalmente se apartó, dejándole con las vergüenzas al aire, mal perfilado ya para el despeje y saliendo otra vez en la foto de un gol de falta del mejor jugador del mundo. Si no has jugado de portero, te parecerá una cantada tremenda, pero os aseguro que si no está Raúl García, la parada de Gorka es segura.
Así llegamos al descanso con 2-0 de manera increíble, jugando todavía menos que otros días, y tan solo asiéndonos en los pies de Neymar y las manos de Ter Stegen. La segunda parte empezó igual, y hasta vimos ser cambiado a Messi, para dosificar media horita que puede ser importante en abril. Los más pesimistas se llevaban las manos a la cabeza, pues se habían agotado los cambios con las molestias en el descanso de Piqué y la brecha de Rafinha en salida de Ter Stegen, tras ser empujado por el siempre marrullero Raul García. Si marcara el Ahtletic, la cosa tendría mala pinta. Pero, no fue así, y hasta Aleix Vidal pudo marcar un golito, a trancas y barrancas y en semifallo, pero gol. Y protagonizar alguna jugada más que compensara los desmanes defensivos que había generado.
En resumen, otro partido horrible en cuanto juego del Barcelona, que parece que ya no necesita jugar bien para ganar claramente. A mi no me gusta, ya lo sabéis, pero serán cosas del fútbol moderno que yo no entiendo...
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