Jornada intersemanal, hora temprana que uno aprovechó para hacer una visita a casa de uno de sus grandes amigos, Ruben, y poder ver el partido junto a él, degustando unas cervecitas, y poder presentarles a nuestra nueva princesa, Alba, que hizo su primera aparición "a domicilio" con amigos. Como siempre, nos trataron a cuerpo de rey Ana y Rubén, que son unos anfitriones extraordinarios.
El Sevilla se presentaba como un rival en el peor momento de la temporada. El golpe de la inesperada eliminación con el Leicester en la Champions ha sido de tal calibre que los ha dejado desorientados. Han pasado de ser una seria alternativa por el título a Madrid y Barça, a ver peligrar la cuarta plaza que da acceso a la previa de la Champions League la próxima temporada.
La alineación presentaba la novedad de Sergi Roberto respecto a la de la remontada del PSG, ante la ausencia de Rafinha, que parece que ha visto terminada antes de tiempo por culpa de su lesión de menisco. Mi duda era saber si sería 1-3-4-3 o 1-4-3-3 con la presencia de Sergi Roberto en el lateral derecho y Umtiti en el izquierdo. Nada más arrancar, se pudo ver que la posición de Sergi sería la de extremo derecho, con un muy entonado Rakitic en el interior.
El comienzo del partido fue apabullante por parte azulgrana. Hasta el minuto 6, el Sevilla no fue capaz de pasar el medio del campo con el balón controlado, asustado ante la asfixiante presión azulgrana, liderada por un gran Busquets, Iniesta y Rakitic, con Mascherano y Umtiti, anticipando cualquier intento de salida el largo. A los 3 minutos, Messi ya había probado la consistencia de la escuadra de Sergio Rico, y se proyectaba la inminente llegada del primer gol azulgrana. Fue un primer cuarto de hora deslumbrante, apabullando a un Sevilla que no se creía lo que estaba viviendo.
Pero recién cruzado el cuarto de hora, el Sevilla se desperezó y en un saque de banda en tres cuartos, prolongado como siempre por Iborra, apareció Nzonzi solo ante Ter Stegen. Afortunadamente, se le apagó la luz al magnífico mediocentro sevillista y el teutón aguantó sensacionalmente de pie, cerrándole todos los agujeros posibles y enviando a corner la ocasión más clara del Sevilla en todo el partido.
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| Messi tuvo tiempo de dedicar el gol a la campaña #ParaLosValientes |
A partir de ahí, del minuto 24 al 32, 8 minutos de furia de los tres fenómenos de delante. Dos transiciones primero, lideradas por Messi y Neymar, y finalizadas por Luisito de extraordinaria chilena y Leo (tras asistencia final de Suarez), y un balón suelto en un saque de esquina, finalizado violenta pero quirúrgicamente por Messi, daban por finalizado el partido, en una primera parte en el que por primera vez en mucho tiempo vi al mejor Barça, con una ambición y coordinación en la presión liderada por Busquets, una pausa de la mano de un recuperado Iniesta y un desequilibrio de la mano de los de arriba, acompañados por un Sergi Roberto que fue capaz de ser lateral y extremo en un solo jugador. En resumen, ni un solo jugador por debajo del notable alto, como dije en mi intervención en la radio la noche del miércoles.
La segunda parte fue un ejercicio de control por parte azulgrana, que aun pudo aumentar el marcador con un par de ocasiones claras de Messi y Alcácer, que volvió a gozar de un buen puñado de minutos para ganarle para la causa, sin permitir demasiadas opciones al Sevilla para marcar siquiera el gol de la honrilla. Se mantuvo el resultado, guardando gasolina para los grandes desafíos que le esperan al equipo azulgrana tanto en la Champions frente a la Juve, como en la Liga, con la visita al Bernabéu como fecha señalada en el calendario. Y además, pudimos ver unos minutos de la gran perla de la Masía, Carles Aleñá, que debutó en el estadio donde tantas veces había acudido como aficionado.
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