Hemos entrado en donde el gran Luis Aragonés decía que se jugaban los Campeonatos de Liga: las últimas 10 jornadas. Con muchas cosas pendientes de dilucidar, entre ellas el Campeonato, pues pese a la ventaja del Madrid, las tendencias de juego parecen minorar sino anular los favoritismos aritméticos.
El Barça se presentaba en Granada conociendo la victoria del Madrid ante el Alavés, que le obligaba a ganar para seguir postulándose como aspirante a revalidar por tercera vez consecutiva el título de Liga. La ausencia de Messi, y la alineación de Mathieu y André Gomes, dejando a Umtiti y Andrés Iniesta en el banquillo, pintaban bien para el madridismo, como me recordó vía Whatsapp uno de #MisVikingos.
El partido comenzó con una vuelta al primigenio sistema del Barça de Luis Enrique, el 1-4-3-3, con una sorpresa sobre lo esperado, ya que André Gomes ocupaba una posición nueva como extremo derecho. Sin embargo, solo tuvo un cuarto de hora, aunque lo aprovechó bien, para demostrar que no es su posición, ya que Rafinha, interior izquierdo para maximizar la banda de Neymar y Jordi Alba, cayó lesionado. Entró Alcacer, que desde sus primeros dos toques, prolongación de cabeza y pase en profundidad a Suarez, se vio que estaba muy metido en el partido.
Las ocasiones iban llegando, con múltiples intervenciones del Memo Ochoa, que batió el récord de paradas de esta Liga, y un larguero incluídos, hasta que un fantástico balón cruzado desde campo propio de Jordi Alba, permitía a Luis Suárez marcar de perfecta vaselina ante la duda de Ochoa. Era el broche de oro al extraordinario clinic que estaba dando, y que debiera ser materia obligatoria para su interiorización por todos los delanteros de La Masía. A esas alturas, ya se veía que Busquets estaba comandando el juego, asumiendo incluso tareas más propias de Iniesta, y por lo tanto el juego del Barça había escalado varios peldaños.
Sin embargo, la segunda parte trajo un giro momentáneo inesperado, y en la primera aproximación del Granada en todo el partido, la tibieza en la presión de André Gomes, permitió un gran pase en profundidad a Boga, ante el error doble de Jordi Alba, que no miraba al jugador sino al balón, y de Mathieu que además de eso, mal perfilado una vez más quedó fuera de la jugada en el pase, superó a Ter Stegen cruzando el balón. Empate y a volver a remar.
Sin embargo, otra exhibición de Luis Suárez, recibiendo de espaldas, aguantando y habilitando el desmarque de ruptura de Alcacer, era finalizado con facilidad por el de Torrent, y volviendo a poner en ventaja al Barça. A partir de ahí, tranquilidad, y un par de nuevos goles de Rakitic, que está en un proceso de mejoría clara y continuada, y finalmente de Neymar tras asistencia de Alcácer, quien con el partido de ayer, y con la posible baja prolongada de Rafinha, se postula como una alternativa válida para jugar en la posición derecha del ataque, en el que su inteligencia de movimientos, entrando y saliendo del área según convenga, y con su gran primer toque para habilitar a los compañeros tanto con el pie como con la cabeza, pueden ser de gran utilidad en este tramo decisivo de la temporada en las 3 competiciones a las que el Barça todavía aspira.
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