Jornada festiva en el Camp Nou con la visita por primera vez en la historia en encuentro de Liga del Girona, en un derby bastante fraternal por la buena sintonía entre aficiones. Dada la cercanía, y la masiva presencia de gerundenses en Barcelona, se produjo la mejor entrada en Liga de la temporada con más de 85.000 espectadores, que disfrutaron en directo de un espectáculo difícilmente igualable, el de la Bestia Parda desatada y disfrutando sobre un terreno de juego.
Machín, el muy meritorio entrenador del Girona, al que ha ascendido y parece que consolidado en Primera, dispuso esta vez un sistema más habitual de tres centrales y dos carrileros, prescindiendo de la marca individual a Messi como en la ida. Con intención de presión bastante continua, pero con la sorpresa de la ausencia de su delantero goleador, Stuani, en favor del recientemente fichado, precisamente desde el club azulgrana, Choco Lozano.
El primer minuto y medio de partido ya vislumbraba lo que sería el partido, y el Barcelona salió muy intimidante e incisivo alrededor de la frontal del área contraria. Sin embargo, en la primera vez que el Girona se hizo con el balón, lanzó un contraataque, que ante la indecisión de Umtiti y Ter Stegen, aprovechó pícaramente Portu, una auténtica bala, para superar a ambos, y con un gran remate que pegó en los dos palos, poner en ventaja de manera sorpresiva al Girona, ante la algarabía de sus seguidores en tercera gradería y repartidos por todo el estadio. Portu realizó una muy meritoria primera parte, poniendo en apuros a Umtiti a la espalda de Jordi Alba, y superándole en velocidad, como solo Iago Aspas había conseguido hasta ahora en la temporada.
Sin embargo, el mejor jugador del mundo no estaba para sorpresas, quizás deudor de ofrecer su fútbol ante los de Girona por la marca individual que sufrió por parte de Maffeo en la ida. Ya en la primera pelota que recibió entre centrales y medios "gironins" como muchas veces se repetiría por el pase vertical de Busquets, puso mano a mano a Suárez para que empatara el partido. Y es que la predisposición de Messi, al que se le veía disfrutar desde el principio, sumadas a la presión del Girona, muy bien superada por un Ter Stegen que en largo la burlaba fácilmente, la amplitud que Dembélé ofrecía como chincheta superior derecha, y la especial disposición del doble pivote visitante que al saltar por Busquets y Rakitic, dejaba la recepción del rosarino, desembocó en un espectáculo de primera parte, en la que se nos brindó un recital tan solo al alcance del 10 azugrana. Controles orientados, conducciones, pases al hueco, disparos en juego y a balón parado, jugando por derecha, izquierda o por el carril central, incluso buscando el desmarque en ruptura... todo un repertorio artísitico alrededor de la pelota.
De este modo, un 4-1 esclarecedor, nos llevó al descanso. Sin duda, un castigo excesivo para el buen hacer del Girona, pero incluso corto ante la exhibición que nos había dejado Messi en 45 minutos. La segunda parte, permitió coger confianza a los nuevos, con golazo incluído de Coutinho, el hat-trick de Suárez para cerrar la media docena, y los primeros apuntes de lo que puede ofrecer Dembélé, terriblemente útil en su plenitud física y sobre todo mental para la Champions League, pero que mucho me temo deberemos esperar para ver hasta la temporada próxima.
La única mala noticia fue la lesión de Semedo, que cuajó un muy buen partido, entendiéndose muy bien con Dembélé, pero que debió haber pedido el cambio ante las claras muestras de dolor que le fueron sobreviniendo durante el partido. Su inexperiencia, sus ganas, y lo atractivo que estaba el partido para los jugadores, desembocaron en una lesión muscular grave que nos privará de alternativas en el lateral derecho durante este periodo clave de la temporada. Una verdadera lástima.
También me gustaría destacar el esperpéntico espectáculo de la búsqueda de la quinta amarilla por parte de Alba, con éxito, y de Luis Suárez, que de manera especialmente ridícula fue incapaz de conseguir que le amonestaran, incluso creando un par de ocasiones del Girona al final, excepcionalmente salvadas por nuestro portero alemán, quien nunca está en posición de hacer concesiones. Estos trucos, personalmente, me parecen muy lamentables, y deberían ser sancionados, como ya lo hace UEFA. Pero, en esto, como en tantas otras cosas, en España andamos unos años atrasados.
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