miércoles, 19 de septiembre de 2018

UCL 2018-19. Jornada 1. Barça-PSV. Gran resultado en otro partido con asterisco

Volvía la Champions al Camp Nou, en una hora novedosa, y un tanto bizarra, las 18.55. En otra muestra de lo que le importa a los rectores del fútbol el aficionado (nada de nada), y siempre intentando sacar el máximo rédito económico a las retransmisiones televisivas, a partir de este año, se dobla el horario Champions en dos turnos. El primero, para países de costumbres laborales poco higiénicas como el nuestro, impide la asistencia de muchos feligreses, ya sea en el campo o frente a la televisión. Además, esa liturgia histórica de las 20.45 se pierde, así como el desdén de cuándo nos preguntaban los "no iniciados" sobre la hora del partido de Champions. Ya no les podremos decir aquello que a la de siempre, y seguramente será en el año que por fin se lo habían aprendido.



El primer rival de Champions era uno de aquellos clubes extremadamente ligados al Barcelona, el PSV Eindhoven, fuente de numerosos fichajes azulgranas, la mayoría exitosos como Koeman, Romario, Ronaldo o Cocu, y entre los que se encuentra su actual entrenador, Mark Van Bommel, titular en la final de París en 2006, que pasó dos temporadas en el club con más pena que gloria. Venía el PSV de arrasar en las primeras jornadas de la liga holandesa con 5 victorias en 5 partido, y con un reciente 0-7 en el que dejaron patente su gran pegada, por supuesto a escala Eredivisie. 


Estos equipos, acostumbrados a ser protagonistas, suelen sufrir especialmente en el Camp Nou al no poder disfrutar del balón y no estar acostumbrados a sufrir en el repliegue. Y a pesar de que el comienzo del partido fue esperanzador para los holandeses, que llegaban con más peligro que los azulgranas, el resultado final, 4-0, parece confirmar esa impresión inicial.

El partido nos dejó, sobre todo 4 goles de bellísima factura, el primero a la media hora en uno de los mejores tiro libres que le recuerdo a Messi, lo que no es decir poco; suave, por encima de la barrera, alejándose del portero y aterrizando en la misma escuadra. El segundo, ya casi en el último cuarto de hora, de Dembélé tras fenomenal jugada individual y que confirma su momento dulce ante el marco contrario. El tercero en jugada coral de ataque, tras asistencia por encima de la defensa de Rakitic, amago de Luis Suárez y majestuosa finalización de Messi a bote pronto de primeras, con rosca al segundo palo, inaccesible para el portero holandés. Y el último, cerrando el hattrick de Messi, tras sensacional pase al hueco de Luis Suárez, que se va entonando en el juego, no en el gol en Champions desafortunadamente, que culminó el rosarino con un remate cruzado de derechas (ya se puede decir su pierna un poco menos buena) sin opción una vez más para el pobre Zoet que recogió cuatro veces la pelota de su portería sin tener opción alguna para impedir ninguna de ellas.

Pero el partido, sigue dejando algunas dudas por despejar en el juego del equipo, una especie de asterisco que me gustaría desglosar. Todo parte de colocar a Leo de extremo derecho de partida, que además, en la entrevista de hace 15 días en Catalunya Radio mencionó él mismo que es desde donde prefiere partir. Así que parece que no tiene pinta de tener vuelta atrás este cambio de partida de la Bestia Parda. Pero igual que el año pasado todo encajaba, salvo quizás no poder salvar al soldado Suárez, este año, salvo Dembélé (y porque está de muy dulce cara al marcador como he comentado) y algo Suárez, el resto de las piezas se ven forzadas y menos potenciadas.

Empecemos por Busquets, que tiene menos libertad a liderar la presión hacia adelante casi en la frontal, porque deja un latifundio entre él y los centrales, y esto reduce las ocasiones creadas en recuperación tras pérdida, una mina el año pasado. Y en caso de una transición, sufre más por no tener tan cerca y centrado a Rakitic.

El croata, además, se ve menos protagonista con el balón, vuelve a tener que compensar en cierto modo los movimientos de Leo una vez se desencadena el ataque, quedando más frecuentemente abierto a banda y teniendo que correr más para ayudar a Busquets en las transiciones. En defensa posicional, ahora está en banda, no tan centrado, y creo que su capacidad de quite queda menos aprovechada, así como su buen juego aéreo defensivo.

Coutinho, pese a que a día de hoy es mucho mejor once que diez para el Barça (en terminología numérica clásica), se ve obligado a jugar de interior, donde es cierto que le necesita a medio plazo más el equipo y que seguro que llegará a ser capaz de dar fluidez, pero a día de hoy, solo aporta su juego incisivo y su búsqueda de la frontal, pero hace pesado el juego posicional, a lo que hay que sumar, que todavía no ha encontrado la compatibilidad con el Dembélé que interioriza en ataques posicionales, y se pisan muchas veces. Además, en la transformación defensiva, se convierte en el acompañante de Busquets, y ni por físico (sobre todo en aéreo), ni por quite, aporta demasiado ahí.

Jordi Alba, pese a que lo anteriormente comentado de la tendencia de Dembélé a cerrarse en ataque posicional, fomenta su llegada por fuera, tampoco se le ve cómodo en la relación con Coutinho y Dembélé, aunque este problema lo veo pasajero y resoluble por si mismo en muy corto plazo simplemente por el hecho de ir jugando los 3 juntos y conociéndose más.

Parece un análisis, éste, un tanto pesimista, pero yo quiero creer que Valverde tiene una idea que todavía no se ha podido plasmar, y como el año pasado, los actuales resultados positivos le dan dos puntos a favor al construir desde la victoria: si se sigue ganando las críticas serán más llevaderas y los jugadores se sentirán más seguros en la evolución del nuevo sistema que quiere desarrollar el entrenador.

Estoy deseando ver cómo va resolviendo Valverde todos los puntos que creo que chirrían a día de hoy y que en juego se resumen en que el ataque posicional es demasiado espeso y lento y que, en consecuencia, sufrimos demasiadas transiciones porque perdemos el balón mal parados. Dos aspectos muy fácilmente perceptibles en el partido de ayer hasta el 2-0.

Messi sumó otros 3 goles, con lo que el Bestiapardómetro queda:

Goles: 7
Asistencias: 2
Penúltimos pases: 0
Postes: 3

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