Uno se da cuenta de lo viejo que se va haciendo cuando empieza a recopilar historietas de abuelo cebolleta de casi cualquier tema futbolero que le venga a uno a la cabeza. Y más si se trata de los Madrid-Barça. Como uno ya ha vivido unos cuantos, de todos los colores, he intentado hacer memoria de algunos que me pillaron en circunstancias extrañas viviendo estos partidos. Y al final me han salido unos cuantos...
1983. Final de Copa en Zaragoza. Barça 2 - Real Madrid 1
Esa final tiene mucha historia, como por ejemplo la cacería salvaje a Maradona, y cómo se levantaba y seguía encarando defensas. Hoy sería impensable, desde luego. También es la final del golazo de Marcos Alonso (hijo del Marquitos del Madrid ye-ye y padre del Marcos Alonso del Chelsea) tras un escorzo en plancha a centro de Julio Alberto, y seguido de las ya míticas butifarras de Schuster a los que años después serían sus compañeros de equipo.
A mi, me pilló el día en Zaragoza, no me acuerdo bien por qué. No teníamos entradas, pero pasamos la mañana paseando por la ciudad, atestada de aficionados de los dos lados, con mi camiseta Meyba del Barça, y eso sí, con calcetines blancos que graciosamente me glosaron unos aficionados merengues, ante los que mi padre, el primigenio Culé de Chamberí, les respondió con un glorioso (aunque también maleducado, no nos vamos a engañar) "pues las pelotas las tiene azulgranas, también", recogiendo una tribunera ovación de los culés de alrededor. Después de comer, agarramos el Citroen CX, carretera y manta a Madrid, donde en la casa de mis abuelos de la calle Ponzano viviría el partido.
1993. Liga. Real Madrid 2 - Barça 1
El Barça de Cruyff, visitaba el Bernabéu en enero de 1993, primera jornada de la segunda vuelta del Campeonato de Liga, que acabó decidiéndose por segundo año consecutivo en Tenerife. Este partido se recuerda por Diaz Vega, que concedió un discutible penalti de Ferrer a Michel, que a la postre dio la victoria al Real Madrid. Pero la polémica surgió realmente cuando tras quejarse Cruyff en sala de prensa de su arbitraje y decir que debería pitar partidos de infantiles, el colegiado asturiano, hoy uno de los 3 miembros que designan a los árbitros le respondió diciéndole que se preocupara de su planteamiento, que solía cambiar al llegar al Bernabéu. Diaz Vega dijo textualmente: "llora como un niño pequeño y se mea en los pantalones cuando va al Bernabéu”. Inimaginables declaraciones 25 años después, ¿verdad?
A mi este partido me pilló en un autobús, en la AP-2, durante la primera parte de un viaje de más de 24 horas, camino de Sansicario (Sestrieres, Italia) en un viaje de esquí en el que por primera vez en mi vida me puse sobre unas tablas (algún amigo guarda una foto mía cayéndome de mi primer arrastre, el muy...) Fue el comienzo de mi idilio con la nieve, que he intentado transmitir tanto a mi mujer, con cierto éxito diría, y a mis hijas, todavía en proceso pero con buenas primeras perspectivas. Oímos el partido en las radios de los walkman de entonces, compartiendo auriculares cada 2, y escuchando el final del partido en una radio vieja en las mesas de un área de servicio en la autopista.
1995. Liga. Real Madrid 5 - Barça 0
La devolución del 5-0 del año anterior, la culminación del 10-0 por parte de Laudrup, el debut de Valdano en los Madrid-Barça y la consagración de que no se puede jugar con un portero que no para (Busquets). Quizás, en mi opinión, el peor partido que le he visto hacer nunca a un equipo del Barcelona, dominado de principio a fin por un Real Madrid enardecido que, un año menos un día antes, había sido devastado en el Camp Nou por Romario y compañía. Zamorano con 3 goles en la primera parte, Luis Enrique de blanco y mostrando bien orgulloso su camiseta, y Amavisca en el mejor año de su carrera, igualaron la humillación de la temporada anterior, ante un pésimo Barça en que eran las últimas bocanadas del Dream Team.
Yo lo viví en casa, golpeado por una gripe que me había dejado hecho polvo. Tanto, que me desperté en medio de la noche, pensando que aquel 5-0 había sido un mal sueño. A la mañana siguiente supe que había pasado de verdad, pues tuve que madrugar porque con gripe o sin ella, tenía partido de Regional en el Antonio Sanfiz de Aravaca con mi equipo, el Sallema, en el que jugaba aquellos días mi primera temporada. Y ahí sigo hasta hoy...
Quizás la cumbre de aquella temporada irrepetible. El Madrid de Juande Ramos, que debutó precisamente en el partido de la primera vuelta en el Camp Nou, había conseguido mantener cierta distancia con el Barcelona triomfant de un Pep Guardiola que acabaría pasándose el fútbol y ganando todos los títulos de ese año. Fue a comienzos de un mes de mayo histórico, que llevó a los culés a Canaletas 5 veces: los tres títulos, la victoria en el Bernabéu y el gol de Iniesta en Stamford Bridge.
Recuerdo que esa semana, en el trabajo, donde intento no hablar de fútbol, sobre todo en fase alcista del barcelonismo, mi jefe, tras la victoria en Nervión del Madrid el domingo anterior 1-4, con hat-trick de Raul, me preguntó un tanto socarronamente si había todavía Liga; a lo que yo, desde lo más profundo de mis convicciones y quizás de manera temeraria le respondí: "La Liga se acaba el sábado". Y bien que se acabó.
Ese sábado se casaba uno de mis primos del sector filomadridista de la familia. El hijo de mi padrino, hermano de mi padre, el que a veces me invita al Bernabéu con alguno de sus 5 abonos como en abril de este año en el Madrid-Barça de los 500 de Messi. Se casaba en Gijón, en la preciosa Parroquia de San Pedro, al final de la playa de San Lorenzo, y a la misma hora que empezaba el partido. La novia, además, es otra madridista de pedigrí. Así que me pasé toda la boda de chaqué con el pinganillo en la oreja como un portero de discoteca, para ir oyendo la primera parte del partido, e informando de manera cómplice a mi padre, filas atrás en la iglesia. La segunda parte ya la oímos en el autobús que nos llevaba al cocktail y la cena, así que solo pudimos disfrutar de aquella gran victoria radiofónicamente, como cuando era niño, cuando escuchaba con mi padre Carrusel Deportivo. Ya fuera en el pueblo, en la playa, en el salón de casa, o volviendo en el coche de un fin de semana fuera.
Espero que os haya entretenido esta recopilación de historias sobre el Madrid-Barça. Ahora, solo me queda desear que se vea un gran partido, y lógicamente, que gane el Barça...
Podéis seguirme en Twitter o Facebook. Lo pasaremos bien.
Yo lo viví en casa, golpeado por una gripe que me había dejado hecho polvo. Tanto, que me desperté en medio de la noche, pensando que aquel 5-0 había sido un mal sueño. A la mañana siguiente supe que había pasado de verdad, pues tuve que madrugar porque con gripe o sin ella, tenía partido de Regional en el Antonio Sanfiz de Aravaca con mi equipo, el Sallema, en el que jugaba aquellos días mi primera temporada. Y ahí sigo hasta hoy...
2009. Liga. Real Madrid 2 - Barça 6
Quizás la cumbre de aquella temporada irrepetible. El Madrid de Juande Ramos, que debutó precisamente en el partido de la primera vuelta en el Camp Nou, había conseguido mantener cierta distancia con el Barcelona triomfant de un Pep Guardiola que acabaría pasándose el fútbol y ganando todos los títulos de ese año. Fue a comienzos de un mes de mayo histórico, que llevó a los culés a Canaletas 5 veces: los tres títulos, la victoria en el Bernabéu y el gol de Iniesta en Stamford Bridge.
Recuerdo que esa semana, en el trabajo, donde intento no hablar de fútbol, sobre todo en fase alcista del barcelonismo, mi jefe, tras la victoria en Nervión del Madrid el domingo anterior 1-4, con hat-trick de Raul, me preguntó un tanto socarronamente si había todavía Liga; a lo que yo, desde lo más profundo de mis convicciones y quizás de manera temeraria le respondí: "La Liga se acaba el sábado". Y bien que se acabó.
Ese sábado se casaba uno de mis primos del sector filomadridista de la familia. El hijo de mi padrino, hermano de mi padre, el que a veces me invita al Bernabéu con alguno de sus 5 abonos como en abril de este año en el Madrid-Barça de los 500 de Messi. Se casaba en Gijón, en la preciosa Parroquia de San Pedro, al final de la playa de San Lorenzo, y a la misma hora que empezaba el partido. La novia, además, es otra madridista de pedigrí. Así que me pasé toda la boda de chaqué con el pinganillo en la oreja como un portero de discoteca, para ir oyendo la primera parte del partido, e informando de manera cómplice a mi padre, filas atrás en la iglesia. La segunda parte ya la oímos en el autobús que nos llevaba al cocktail y la cena, así que solo pudimos disfrutar de aquella gran victoria radiofónicamente, como cuando era niño, cuando escuchaba con mi padre Carrusel Deportivo. Ya fuera en el pueblo, en la playa, en el salón de casa, o volviendo en el coche de un fin de semana fuera.
Espero que os haya entretenido esta recopilación de historias sobre el Madrid-Barça. Ahora, solo me queda desear que se vea un gran partido, y lógicamente, que gane el Barça...
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