Por segunda jornada consecutiva, el Barcelona jugaba una vez ya conocidos todos los resultados de sus rivales en la jornada (salvo el del Madrid, aplazado por el Mundial de Clubes), y con mejores noticias que cuando visitó Villarreal, pues el Valencia tropezó en Ipurúa, y dejaba la posibilidad de ampliar distancias con el segundo, ahora el Atlético de Simeone. El rival, el Depor del ex-azulgrana Cristóbal Parralo no parecía una amenaza excesiva para poder consolidar la posición de liderato con vistas al partido del Bernabéu que cerrará el año.
Me pilló el partido un tanto a desmano, pues un par de horas antes jugábamos nuestro partido de Liga, ante unos chavales de mejores pies que cabeza, circunstancia tantas veces repetida. La clara derrota llamaba más que nunca a unas cervezas de confraternización, curación de heridas y cierto sabor a conjura, por lo que el partido se vio entremezclado con interesantes conversaciones futboleras de toda índole, mientras veíamos la retransmisión entre cervezas y pinchos.
Valverde, en otra muestra de inteligencia emocional además de táctica, dejó en el banquillo a Sergio Busquets, a una amarilla de la suspensión, y al que protegió para el partido en el Bernabéu. En su puesto actuó Ivan Rakitic, muy acertado y adaptado al puesto. Vermaalen se consiolidaba en el once y Alcácer recibía una titularidad, jugando arriba a la izquierda, ganada a pulso por sus últimas actuaciones, pero que solo le duró un cuarto de hora al caer lesionado y ser reemplazado por el inquieto Aleix Vidal.
La entrada de Vidal, que pasó a la derecha, envió de nuevo al gran protagonista del partido, Andrés Iniesta hacia su perfil más eficaz, el izquierdo. Una vez allí, comenzó a castigar repetidamente las espaldas del centro del campo herculino, que había comenzado el partido presionando arriba la salida de balón azulgrana, volviendo ésta a pasar con nota un nuevo desafío. Mucho trabajo de entrenamiento se aprecia en los primeros pases del ataque barcelonista. En el comienzo, sin embargo, una vez aposentados en campo contrario, el equipo no acababa de encontrar la fluidez, al ocupar espacios similares las dos bobinas del motor de juego azulgrana: Iniesta y Messi. Con el cambio de sector del manchego, brotó repentinamente el manantial de juego azulgrana, y empezaron a acumularse en cascada las llegadas y ocasiones, el primer gol, un primer poste de Messi, y el segundo que remataría Paulinho a la red.
La inauguración del marcador fue una maniobra deliciosa de Iniesta que en tres cuartos apreció el desmarque ruptura de Messi, a lo Alba, y le habilitó con la izquierda para que el rosarino amortiguara majestuosamente con el pecho el balón para cedérselo generosamente a Suárez, quien a placer no desaprovechó el regalo. Se vio un Súarez, más metido en el juego, más preciso y dañino, que bien pudo irse al descanso con un doblete si el ínclito Mateu y/o su asistente hubieran visto que la parada del destacado Ruben, tras la rabona del uruguayo, se produjo ya dentro del marco. Esta vez, al menos, era más difícil que el día del Valencia apreciarlo. En cualquier caso, lo mismo que siempre digo: existiendo la tecnología para resolver este tipo de jugadas, no sé por qué no se aplica.
El segundo tiempo empezó como había acabado el primero, con buenas sensaciones en el juego, y a los pocos minutos pudimos disfrutar de la que, personalmente, calificaría como mejor jugada de la temporada. Una recuperación de Jordi Alba en la frontal propia, es elevada a la categoría de arte en la salida de balón por Iniesta y Messi, dando continuidad hacia más allá del medio del campo, donde Aleix habilitó a un incisivo todo el partido Sergi Roberto, quien, de primeras, envió un balón tocado raso que cruzó entre la defensa y el portero, imposible para ambos, hasta alcanzar en el segundo palo al voraz delantero uruguayo que se desquitaba de gol anteriormente no concedido, y ponía el partido definitivamente del lado azulgrana.
De ahí al final, asistimos a un sinfin de ocasiones, la mayoría protagonizadas por un extrañamente desacertado Leo Messi en la definición, quien hasta 3 veces, como en la primera jornada ante el Betis se topó con la madera, e incluso falló un penalti acertadamente despejado por Rubén, como en la 2ª jornada liguera. Esperemos que los próximos partidos, repita la Bestia Parda la misma liturgia que siguió a sus análogas situaciones del arranque de temporada, con un recital de goles y juego que ya le colocaron muy destacado en el Pichichi y auparon al Barcelona a la situación privilegiada que vive en estos momentos.
Lo veremos el próximo sábado, día 23, en horario asiático, las 13.00. Con un Madrid necesitadísimo de la victoria, y un Barça que podría asestar un golpe casi de gracia a su más directo rival, para el resto de la Liga. Desde luego, será un partido imprescindible de ver para cualquier futbolero que se precie.
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