Una de las claves de la victoria azulgrana en el Bernabéu fue la excepcional respuesta individual de todos y cada uno de los jugadores que saltaron al césped para enfrentarse al Real Madrid. Algunos de ellos ya venían demostrando un gran nivel de manera continuada como Ter Stegen o Busquets, otros venían dando síntomas de mejora tras un comienzo de temporada preocupante, como Luis Suárez y Piqué, y Messi, pese a haber bajado su producción respecto al comienzo de temporada y tras clasificar a Argentina para el Mundial, parecía en los últimos partidos haber vuelto a acelerar en su rendimiento.
En la portería, Marc André ter Stegen dio continuidad a sus actuaciones durante toda la temporada. Sin demasiados aspamientos, siempre mostrando seguridad, con ese aire de eficiente funcionario alemán, impertérrito ante cualquier situación por muy complicada que esta parezca volvió a dejar la portería a cero con algunas paradas de mérito y contribuyendo con un absolutamente impresionante 100% de acierto en el pase, si bien es cierto que luego, sus balones largos durante la primera media hora, raramente fueron convertidos en posesiones en campo contrario por sus compañeros. En resumen, otra magnífica e impoluta actuación del teutón.
En la defensa, los laterales, si bien es cierto que en la primera parte tuvieron ciertos problemas con los 2 contra 1 que le propusieron los rivales, sobre todo Sergi Roberto, ya en la segunda parte, subieron su posición unos metros y fueron claves para el aposentamiento del juego azulgrana en campo contrario, incluida la asistencia del primer gol por el de Reus. Los centrales estuvieron inexpugnables por alto y atentos a auxiliar a sus laterales en situaciones de inferioridad. Piqué firmó de nuevo, y ya van unas cuantas, una imperial actuación en el Bernabéu, sobre todo en los momentos más difíciles de la primera parte, cerrando sin duda su mejor partido de la temporada. Vermaalen, pasó con nota el examen de su debut en un Madrid-Barça y además colaboró en la circulación de balón que adormeció el choque en la segunda parte.
El centro del campo dio un paso al frente, liderado por un majestuoso Sergio Busquets, que si bien tuvo un par de pérdidas peligrosas en la primera parte, se adueñó con el paso de los minutos del ritmo del partido, y nos regaló para la posteridad su calmada, talentosa y decisiva salida de balón en el primer gol ante Toni Kroos. También Rakitic, bajando a la altura de Sergio en muchos momentos, o descolgándose como en el primer gol, firmó uno de sus mejores partidos con la camiseta azulgrana. Iniesta, en el tiempo que estuvo sobre el campo, puso la calma necesaria, a través del juego y con los gestos y las palabras hacia sus compañeros ejerciendo de capitán, además de ser capaz de darle esa velocidad extra a la posesión azulgrana, que facilita el trabajo para Messi y Suárez recibiendo en ventaja. Por último, Paulinho, que mostró en toda su extensión lo paradójico de su juego; intrascendente en la circulación, incapaz de bajar los balones en largo de Ter Stegen en la primera parte, sin embargo convierte en peligro máximo cada una de sus llegadas al área, transformándose al cargar en ella en un futbolista decisivo, que rozó el gol en un par de ocasiones, además de obligar a Carvajal a sacar la mano para evitar que marcara él el segundo gol.
Arriba, Luis Suárez, esta vez sí que tuvo éxito en su lucha constante, y además tuvo el acierto para abrir la lata, además de un buen número de ocasiones donde creó el peligro que no se le veía durante la temporada actual. En la primera parte fue el único capaz de consolidar en posesiones en campo contrario los envíos largos de Ter Stegen, y cuando el equipo subió unos metros, empezó a ser un peligro constante para Keylor y sus defensas.
Y luego está lo de Messi, que tardó en entrar en juego, pero que en cuanto recibió un balón en condiciones ya dejó solo ante el portero a Paulinho. El nivel de pánico que crea está condensado en la jugada del primer gol, donde al pararse y abrirse ante la galopada de Rakitic, se llevó con él a Kovacic y fue decisivo para la consecución del gol. A partir de ahí, un recital de juego y pases de gol, habilitando en no menos de media docena de veces a Suárez, Paulinho, Semedo, André Gomes, hasta cerrar su actuación con un brillante desborde en el último minuto a Marcelo y un pase atrás para que Aleix cerrara la cuenta. Otra muesca más en su revólver del Bernabéu, donde siempre sobrevolará el miedo a que el argentino vuelva a destrozar un partido. Nunca un rival ha generado esa sensación de inferioridad en ese estadio, de eso estoy más que seguro.
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