Primer partido del 2018, en domingo, hora de la siesta, y desangelado aspecto del Camp Nou. Desde el sofá de casa me pongo a disfrutar del partido, con mi pequeña encima y con el dulce regusto de haber revalidado el Torneo de Fútbol Sala del Colegio Maravillas con #MisVikingos, venciendo a la muchachada que, incomprensiblemente para ellos, no eran capaces de meter mano a esos viejunos que les estaban ganando todos los mini-partidos jugados. Como me decía mi padre, el primigenio Culé de Chamberí cuando me marcaba un golazo siendo yo niño, "quien tuvo, retuvo, y para la vejez guardó".
Se presentaba en el Camp Nou un Levante que llevaba 7 partidos consecutivos fuera de casa sin conocer la derrota, por lo que como decía Valverde, no debía ser una victoria ya descontada, ni mucho menos. Un equipo bien armado, con un rocoso y ciertamente agresivo mediocampo, que rascó de lo fino, especialmente en el primer tiempo. Valverde, sorprendentemente, dio la alternativa ya como titular a Dembélé, retomando el tridente ofensivo con el que abrió la temporada. El francés, voluntarioso y mostrando detalles, todavía está lejos de su mejor forma, pero pudo jugar una hora larga sin desentonar. Sergio Busquets descansaba para dejar a un aseado Rakitic la manija, y Mascherano jugaba uno de sus últimos partido, si no el último como titular en casa.
El partido comenzó con una sorprendente avalancha del Levante, que dispuso de un par de acercamientos que acabaron en córner bien defendidos por Mascherano. Apenas se había empezado a desperezar el Barcelona, llegó la clásica combinación Messi-Alba-Messi, con la novedad de pase atrás de cabeza del de Hospitalet y remate forzado y en semifallo del rosarino que se coló tras tocar el palo, y no poder llegar el ex-blaugrana Oier, a falta del pasito lateral previo que le hubiera dado esos centímetros que le faltaron para poder llegar a la bola. 1-0, casi antes de empezar a jugar.
Los siguientes minutos, ante un tambaleante Levante, muy tocado por el gol, vieron una secuencia de llegadas claras, resueltas "in extremis" por la defensa y el portero levantinista. Posteriormente se llegó a un armisticio en el que el control azulgrana se adueñó del partido, dejando aproximaciones más o menos inocuas, hasta que en la enésima llegada a línea de fondo de Sergi Roberto, levantando la cabeza antes de tocar atrás o centrar, asistió a Luis Suárez, quien en control rápido y remate de volea, alojó el balón en la escuadra de la portería, para dejar prácticamente sentenciado el partido. Dos asistencias de los laterales azulgranas que ya suman entre los dos, una docena de asistencias de gol, sin haber superado el ecuador de la Liga; dato muy significativo.
De ahí al final, se activó el modo ahorro de energía del Barcelona, muy beneficioso ante el sofocante calendario de enero, en el que además del habitual calendario liguero de fin de semana, no se atisba descanso intersemanal alguno, si se van superando rondas coperas. También disfrutamos del habitual par de intervenciones destacadas de Ter Stegen, aunque esta vez no con 0-0. La primera, vistosa, prolongando a córner a mano cambiada un buen disparo de Ivi (interesantísimo jugador, por cierto). La segunda achicando como un portero de balonmano un mano a mano rematado de primeras, tenso y ajustado al palo, en, a mi gusto, una de las mejores intervenciones de un portero en esta Liga; y siempre con ese, irritante para el contrario, aire funcionarial que el de Monchengladbach imprime a sus intervenciones.
Pudimos también disfrutar del fenomenal momento de forma de Vermaalen, que como indica @carles_domenech lleva cinco partidos (5) consecutivos, sin perder un solo balón; impresionante. También la cómoda situación nos permitió ver unos minutos de André Gomes, en el que nos brindó una gran jugada con doble recorte dentro del área; y el debut en el Camp Nou en Liga de Jose Arnaiz, el talaverano extremo izquierda del filial que tan buenas sensaciones viene dando en el Mini y en sus goleadoras presencias coperas. Y se cerró el partido con el séptimo gol del oportunista Paulinho, quien empujó a gol una virtuosa jugada del 10 azulgrana, para compensar un muy pobre partido en el que se le vieron demasiado las costuras a la hora de combinar en la base de la jugada.
En resumen, un partido en el que el líder de la Liga volvió a dar muestras de su solidez y firmeza, mejorando el juego frente al comienzo de la temporada en un partido de entreguerras, y ante un Levante que quizás no mereció tanto castigo en la tarde de domingo en Barcelona, pues dio muestras de peligro y pocas veces se vio desbordado defensivamente, pese a lo mostrado en el marcador.
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