Estrenamos el 2017, tras casi 4 días de agujetas por la paliza de la San Silvestre, siendo invitado al Bernabéu por mi padrino, el hermano del primigenio Culé de Chamberí, que con sus cuatro abonos, y las múltiples deserciones de mis 3 primos, me tiene entre sus primeras opciones para acudir a Chamartín, aunque la verdad, por múltiples cuestiones, me venía haciendo de rogar, como bien me recordó en la cena de Nochevieja. Tras el cariñoso tirón de orejas por mis negativas, y aprovechando que estoy de vacaciones esta semana, acudí a ver un muy prometedor partido de Copa entre el Madrid y el Sevilla de mi admirado Sampaoli.
La primera sorpresa se produjo al ver la alineación del Madrid, en, a mi entender, un muy inteligente movimiento de Zidane ante la ausencia de la BBC, reforzando la línea media con Asensio y James, ambos muy motivados lo que se confirmó en la presión del equipo. Con esta sobrepoblación del mediocampo, Zidane consiguió compensar la teórica superioridad del Sevilla en esa zona, y la acertada presión muy arriba del equipo blanco, enseguida trajo sus frutos.
Tras un par de incursiones peligrosas de ambos equipos, la presión a la salida de balón que hacía el Madrid obtuvo su recompensa, en un infantil error de Mercado, que le dio el balón a Nzonzi, de espaldas y con 3 rivales achuchándole, lo que acabó con un balón para James que se acomodó el balón a su zurda y de un preciso disparo batió a Sergio Rico.
A continuación, según mis compañeros de grada, vinieron los mejores minutos del Real Madrid en toda la temporada, avasallando a un Sevilla, que aún así tuvo un par de mano a mano clarísimos con Casilla, muy bien resueltos por éste, que me sigue pareciendo bastante mejor portero que el titular Keylor. En esos minutos, casi vemos un golazo de Modric de media chilena, y a la salida de un corner, un totalmente desmarcado Varane, de extraordinario cabezazo, marcaba el segundo gol. Y justo antes del descanso, en un muy protestado penalty, que a mí sí que me lo pareció en el campo, todo hay que decirlo, James definía la eliminatoria salvo debacle madridista en Nervión.
Con el 3-0, en la segunda parte, el Madrid se echó varios pasos atrás y entre el cansancio, la falta de acierto y el marcador pesado en contra, no hubo demasiado más que contar. En resumen, un gran partido del Madrid, en especial entre el primer y el segundo gol, y un Sevilla que vio penalizado su falto de acierto en ataque y los problemas para sacar el balón desde atrás como quiere su entrenador, con dos centrales de escasa calidad técnica como Mercado y Ramí, y un Sergio Rico, que se desenvuelve con muchos problemas con los pies en las muchas ocasiones que tiene que participar en la construcción inicial del juego.
Me quedo con el gran partido de Casemiro y Nacho, concentradísimos y muy aplaudidos por el Bernabéu, las ganas de Asensio, agotado ya a la hora de partido, y James, con acierto goleador incluido; la fantástica dirección de Modric y Kroos, y la seguridad que demuestra Casilla. En el Sevilla, Nzonzi estuvo más que correcto, pese a no descolgarse casi en ninguna ocasión hacia arriba, y Nasri mantuvo el juego de su equipo, pese a jugar unos metros más retrasado de dónde realmente puede hacer daño con su calidad.
En lo negativo, Morata me pareció un jugador muy limitado, sin levantar la cabeza en ningún momento, equivocando el tempo en los pases hacia afuera y sin acierto ante el gol. Ganso volvió a demostrar que no puede jugar al ritmo europeo, Correa confirmó a Monchi que necesitan un delantero, los centrales estuvieron muy desafortunados, sobre todo en la construcción y finalmente Vitolo anduvo perdido los 90 minutos, sin la chispa que normalmente le caracteriza.
Para finalizar el arbitro. No quiero entrar a despellejar como merecería el personaje, pues se me puede tachar de oportunista, pese a que da lugar al oportunismo cada vez que arbitra. Mateu Lahoz me ha hecho acuñar un término que le viene como anillo al dedo #ArbitrajeCreativo. Es cobarde con el pequeño, no admite protestas pese a que nadie entiende sus decisiones, su interpretación del reglamento es demencial pues parece que arbitra otro deporte, y tiene la capacidad de hacer creer a todos que les ha perjudicado. Ayer, sin ir más lejos, al descanso, se fue con una gran pitada de indignación del madridismo, pese a haber perjudicado gravemente al Sevilla en jugadas de enorme influencia en el desarrollo de la eliminatoria. En resumen, es muy malo.
Pero al arbitro no debe empañar la gran actuación del Madrid como equipo, que como Cristiano, Dios no lo quiera, se lesione de cierta importancia, puede ser un equipo temible, como se vio ayer.
Y vosotros, qué pensáis del partido de ayer. A mi me pareció un partido a la altura de las expectativas, que eran muy altas.
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