martes, 14 de agosto de 2018

Supercopa. Barça-Sevilla. Primer título menor de Messi como capitán

Empieza una nueva temporada oficial para el Barça, y también empezamos la de Culé de Chamberí: el Blog. Con medio equipo, o al menos medio equipo titular, todavía en chanclas tras el descanso post-mundialista, y contra un equipo con una preparación mucho más avanzada al tener que jugar previas de competición europea, se presentaba un partido bastante igualado a primera vista.


El partido, que por primera vez se jugaría fuera de España, en Tanger, venía precedido por una serie de polémicas sobre las fechas, el formato y la sede, en la que los sevillistas se sintieron especialmente damnificados, poniendo el grito en el cielo, con poco éxito en sus reivindicaciones. Asumiendo que por normativa les corresponde jugar esta competición, yo creo que deberían haber tenido un poco más de tacto en sus reivindicaciones, pues no dejan de jugar esta competición un tanto de prestado, a mi modo de entender, tras el doblete azulgrana de la pasada temporada.

Valverde, en una muestra más de su habilidad en el manejo del grupo, decidió incluir en el viaje a toda la plantilla, lesionados incluidos, así como a dos chavales del filial que se ganaron su inclusión en la gira norteamericana. Juan Miranda, que tras la sorprendentemente rentable marcha de Digne al Everton, ha sido designado por la dirección deportiva como la alternativa a Jordi Alba en el lateral izquierdo, decisión que aplaudo fervorosamente; y la perla de la cantera, Riqui Puig, mecido por la ola del hype más absoluto del barcelonismo, quien a sus 18 años, es visto (aquí me incluyo gustosamente) como el último guardián de las esencias del juego de posición que tanto añoramos muchos en el Barcelona actual. Pequeñito, liviano, y con un aspecto de pre-adolescente, posee una inteligencia y una técnica extraordinarias, que le permiten eludir la mayoría de los envites físicos de los que inevitablemente saldría perdedor. Con un entrenador valiente, Riqui jugaría no menos de 20 partidos este año, pero entre la profundidad de la plantilla en el mediocampo y el talante bastante conservador de Valverde, no le veo más allá de alguna inclusión en convocatoria en Liga, y quizás minutos en la primera ronda de Copa del Rey. De hecho, Riqui fue uno de los desechados para entrar en el acta del partido.

La alineación azulgrana también dejó algunos detalles, puede que esclarecedores. Ter Stegen, pese a estar más corto de rodaje y a las buenas actuaciones de Cillessen en Estados Unidos, fue titular y a la postre decisivo. Esta decisión puede influir en la voluntad del holandés de buscar minutos fuera del Camp Nou, lo que abriría un agujero importante en la plantilla azulgrana, tan sólida en la portería a día de hoy. La segunda, la presencia de Dembélé en ataque junto a Messi y Suárez, pese a los rumores y filtraciones a la prensa del régimen sobre su posible marcha si llega una oferta importante. Al igual que el teutón, el mosquito fue más que importante para la consecución del título.

Y eso que el partido no empezó demasiado bien, y a los pocos minutos, un balón rebotado llegó a Muriel, quien encaró a un todavía faltísimo de rodaje Piqué, para acabar cediendo a Sarabia que con su gran zurda alojó el balón en las redes de Ter Stegen. El linier levantó la bandera algo tarde (tal y como les han solicitado se haga para evitar que la jugada se anule antes de tiempo), pero el VAR hizo su primera y acertada intervención, validando la jugada y certificando la ventaja sevillista.

En los siguientes minutos, para mi gusto, el Sevilla se echó demasiado atrás, y apenas volvió a intimidar a la defensa azulgrana, que aun así mostró cierta falta de coordinación durante todo el partido, no en vano, era la primera vez que jugaba junta la pareja Piqué-Lenglet. El Barça se apoderó del cuero, y con menos fluidez de la deseada, con un Arthur que todavía se sigue aproximando demasiado al balón (no sé si por petición expresa de Valverde), sí que empezó a merodear el área sevillista, con especial peligro cuando la pelota pasaba por las botas de la BP, quien casi en chanclas y bañador, se hartó de batir líneas con pases filtrados para Alba, Semedo y Dembélé, quizás los más incisivos del equipo, a falta de que Suárez coja un mínimo de forma, pues se largó uno de esos partidos que desesperan al aficionado culé, y llegan a clamar por su suplencia si no por su salida directa del club. Como es un escenario que no contemplo (por probabilidad más que por deseo), espero que una vez se ponga en velocidad de crucero (como Piqué), siga ofreciendo al equipo salidas y trabajo, además de la segura veintena larga de goles. Bien es cierto que su edad ya hace vislumbrar una cierta caída en su rendimiento, mas relacionada con su rango de acción que con su acierto goleador, por otra parte; pero su trabajo e inteligencia posicional es impagable para sus compañeros en la fase ofensiva.

Tanto fue el cántaro a la fuente, que en una falta, una vez más magistralmente lanzada por Messi, cuya variedad de recursos en los lanzamientos de falta directos creo que nunca se ha visto, pues amenaza con igual soltura los cuatro ángulos de la portería indistintamente y con similar acierto, acabó con un rechace a pies de Piqué, siempre atento a estos balones en sus subidas para igualar el partido y llevarlo al descanso tal y como empezó.

En la segunda parte, el Sevilla volvió a amenazar, llegando el Mudo Vázquez en un cabezazo a besar el larguero. Sin embargo, con el paso de los minutos, se iba haciendo con el control del partido el Barcelona, con llegadas cada vez más peligrosas al marco del checo Vaclik, que me causó bastante buena impresión por cierto. Así, en el minuto 77, Dembélé se aproximó en conducción al vértice del área y soltó un latigazo que se coló tras golpear el larguero en la portería. Parecía que era un jaque mate al partido, pero en una jugada embarullada y confusa, Ter Stegen derribó a Aleix Vidal al levantarse, y el árbitro consideró que era penalti. Ben Yedder, tímidamente lanzó para que el portero azulgrana de manera aparentemente sencilla, atrapara el balón y soltara un espontáneo "a tomar por culo" que demuestra que ya es uno de los nuestros. Como vengo sosteniendo hace tiempo, el portero alemán se ha hecho acreedor a formar parte de los capitanes del equipo, aunque este año tampoco parece que vaya a ser así.

Otro título, evidentemente menor, para el Barcelona, que hace el número 33 de Messi como azulgrana, lo que le convierte en el jugador más laureado de la historia del club, y curiosamente el primero (esperemos que de muchos) que levanta el rosarino, esta temporada ya primer capitán del equipo.

Pocas conclusiones me veo capaz de sacar, aunque parece que Valverde de entrada apuesta por un 1-4-3-3 como sistema por defecto que acabó bien es cierto en un 1-4-2-3-1 en la segunda parte con las entradas de Coutinho y Rakitic. Rafinha, aunque no me disgustó, quizás lo veo más como alternativa en ataque que en el interior, a Arthur le vi un tanto tímido con tanta vaca sagrada alrededor, aunque le veo un extraordinario potencial, a Lenglet algo falto de contundencia, pero muy solvente en la salida de balón y en el juego aéreo y principalmente la gran actuación de Dembélé.

El francés, tras una año prácticamente perdido por la lesión y la adaptación a un nuevo país, ciudad, campeonato y club, parece que empieza con buen pie esta temporada, pese a las campañas de los diarios del régimen en su contra, promoviendo su salida. A mí, me parece un extraordinario jugador, con muchísimas posibilidades, pero que no creo que pueda desarrollar todo ese potencial en un equipo en el que los espacios en ataque son habitualmente escasos, y que su imprecisión técnica se ve más expuesta en controles y primeros toques, además de en las conducciones hacia dentro, que chocan en ocasiones con el radio de acción de Messi. Siendo impopular estos días, si se recuperara la gran inversión que se hizo en él la temporada anterior, yo lo vendería para poder comprar otro centrocampista dominante y de posición de entre Pjanic, Eriksen, De Jong o mi sueño eterno, el alemán Kimmich, que además daría una opción más en el lateral derecho.

En apenas 4 días empieza la Liga con la visita del Alavés del Pitu Abelardo al Camp Nou, en el que seguro estará sentado en su localidad el primigenio Culé de Chamberí, aprovechando encontrarse de merecidas vacaciones estivales en su casa de Cambrils, ésa que solemos invadir en la segunda quincena de julio, servidor y todas sus princesas. Se acabó el verano futbolístico, y empieza lo bueno. Yo os lo intentaré contar como siempre a aquellos incautos que se pasan por este humilde blog culé chamberilero.




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