jueves, 31 de octubre de 2019

Jornada 11. Barça-Valladolid. La genialidad funcionarial de la BP aclaran un panorama poco alentador

Tras el polémico aplazamiento del Barça-Madrid del fin de semana, apenas 4 días después volvía la Liga al Camp Nou, con la visita del Valladolid de Sergio González, que el año pasado ya puso en problemas al Barça con un entramado defensivo muy ordenado y que tan solo Messi, y de penalti pudo romper. Además, con la buena victoria del fin de semana ante el Eibar en casa, se presentaba en Barcelona sin ninguna urgencia y dispuesto a jugar su partido sin nada que perder.

Valverde ya sorprendió en la víspera dejando fuera de la convocatoria a Arthur, un titular habitual con su gran inicio de temporada. Su lugar en el mediocampo fue ocupado por el siempre dinámico, intenso y compulsivo Vidal, con la clara intención de cargar el área, alborotar la zona de Messi y presionar lo más arriba posible. También fue novedad la presencia, tras más de un mes inédito de la perla Ansu Fati que relegaba por segundo partido consecutivo en el Camp Nou a Griezmann al banquillo.

El partido se puso muy rápido de cara, al igual que en Praga la semana anterior, pues sin que el Valladolid tuviera posesión de balón, en un corner tras un despeje fallido, el balón cayó a los pies de Lenglet que, en el prologo de un sobresaliente partido, remató de primeras topando en el cuerpo de un defensa pucelano y alojando el balón en la portería de un Masip todavía impoluto. 2 minutos, y en en su primera posesión, tras saque de centro el equipo visitante ya había visto tirado por la borda su plan inicial de partido.

Sin embargo, otro balón parado parado al borde del cuarto de hora, botado desde el lateral del área acababa tras un barullo rebotando en la pierna de Kiko Olivas y alojándose en la portería de un Ter Stegen inédito durante todo el partido. El partido volvía a donde Sergio había planeado, y un demasiado plano Barça no encontraba la manera de meterle mano. Pero por ahí merodeaba un pequeño futbolista con la camiseta azulgrana y el diez a la espalda.


Tras haber mapeado ya el partido, y entendido por dónde tocaría merodear para causar el mayor daño, Messi decidió en el último cuarto de hora desatar un maremágnum de arte que ya lo podría haber firmado el quattrocento florentino. Desde la estética más pura, al traslado al marcador de su tremendo dominio sobre el encuentro, pues aprovechando una de las previsibles y repetidas cargas al área de Vidal, Messi le colocó el balón por encima de la defensa para que el chileno en gran remate con el exterior alejara el esférico del alcance de Jordi Masip. Y pocos minutos después colocó en la escuadra vallisoletana una falta que significa la número 50 de su carrera, lo que le colocan entre los máximos goleadores de falta de la historia.

La cosa acabó, por el momento, con un inverosimil caño con el exterior y saliendo de campo propio que provocó un "ooohhh" generalizado y la rabia del sujeto pasivo a cuya rabia por recibir el caño le sumaba la certeza de abrir informativos repetidamente en los próximos días. 3-1 al descanso por obra y gracia del astro argentino.

La segunda parte se inició con el habitual paso atrás y dosificación del equipo, confiado en su defensa y en la seguridad de o bien matar rápido el partido, o en caso de ser necesario por un segundo gol visitante, volverse a conectar. Un riesgo innecesario a mi modo de ver, pero que muchos ven como algo positivo. Veremos en mayo.

En cualquier caso, Messi volvió a conectarse en los 15 minutos y con esa ya habitual genialidad funcionarial nos dejó otro gol para la posteridad con un control con el muslo mientras se giraba y acomodaba el cuerpo para fusilar a Masip que quizás es la acción técnica más perfecta y difícil que hemos visto en lo que va de año, pero que queda diluida entre la vorágine de goles, regates, asistencias y demás delicatessen que va desparramando en cada partido que juega. Y para cerrar, una última asistencia a Suárez entre todos los defensas, e incluso Vidal que vio pasar el balón junto a su pie para que el uruguayo solo tuviera que desviar ante la media salida de un vendido Masip, que aun así evitó un resultado más abultado con alguna parada de mérito.

Por último me gustaría resaltar la amenaza y valor posicional de un Ansu Fati que estuvo mucho menos acertado que en anteriores ocasiones en el desborde, pero que a su valentía le añade un saber jugar y dónde jugársela, todavía más impropio de un chico que hoy mismo cumple apenas 17 años, y que a mi modo de ver demuestra la necesidad de jugar al menos con un extremo que de inicio ofrezca amplitud al juego, además de la profundidad que el jovencísimo Ansu aporta desde ya mismo. Un partido que nos confirma que no estamos en la flor de un día, sino un proyecto de jugador de dimensiones todavía por descubrir.

viernes, 25 de octubre de 2019

Liga 2019-20. Jornada 9. Eibar-Barça. El comienzo de una gran amistad.

Volvía la Liga para el Barça, tras su convincente victoria ante el Sevilla, y un parón de selecciones que le ha venido muy bien para acabar de engrasar a algunos de los miembros de la plantilla que sin la obligación de viajar con sus equipos nacionales han podido afinar la puesta a punto para este tramo final del año, donde el Barça suele poner tierra de por medio con sus adversarios en la competición doméstica. Visita a Ipurúa, un campo más aparentemente difícil de lo que la realidad, tozuda, refleja, pues cada visita se ha saldado con victoria culé, y casi siempre con una destacada actuación de la Bestia Parda, que suele cuajar actuaciones memorables en sus visitas a Eibar.


El partido abría la jornada de sábado a una hora un tanto extraña, las una de la tarde. Además, aprovechando el cumpleaños de mi santa esposa, habíamos invitado a la familia política a hacer una barbacoa en casa, y la visión del partido fue un tanto lateral y limitada por mi parte, pues mis obligaciones de anfitrión me separaban de la pantalla asiduamente. En cualquier caso, tenía sobrinos dándome buena cuenta de lo que iba aconteciendo en el verde de Ipurúa, y ya tendría tiempo de degustar el partido en diferido una vez cumplidas las obligaciones familiares.

El Barcelona cubrió la ausencia por acumulación por tarjetas de Piqué con Umtiti, formando una pareja de centrales zurdos, cuya última actuación, fue tan poco solvente como para encajar cuatro goles en Villarreal la temporada pasada. Y es que la cohabitación de dos zurdos en el eje de la zaga tiene dos contraindicaciones muy relevantes. La primera, por la lateralidad, ya que para entendernos, los zurdos somos más zurdos que los diestros, diestros, y nos cuesta más adaptarnos a perfiles invertidos por mucho que nos hayan puesto el mundo al revés, y tengamos que afrontar esta circunstancia diariamente. Y segundo, por una cuestión de costumbre, al ser la población zurda mucho más escasa (se suele decir que ronda el 13%), es mucho más difícil ver a dos zurdos que a dos diestros en el eje de la defensa, por lo que el zurdo, en general, está muy poco habituado a jugar en el perfil que no es el suyo. En Eibar, volvió a ser Umtiti quien tuviera que jugar por derecha, y hay que reconocer que su partido fue notable, quizás el mejor del año natural.

Desde el primer minuto se pudo ver que el Barcelona había preparado el partido a conciencia, con Griezmann y Messi más abiertos en inicio de jugada para dar opciones a los pases desde atrás tanto de defensas y centrocampistas como de Ter Stegen. Los dos interiores se colocaban a alturas más bajas, dando siempre opción de pase en la salida, y en los primeros segundos, ya se vio que daba resultado, pues una salida del equipo a un toque desde atrás acabó con Messi encarando portería. Aunque la jugada fue anulada por un inexistente fuera de juego, el Eibar estaba avisado de los riesgos de su atrevida propuesta de presión y defensa adelantada.

Y es que desde el primer momento destacó De Jong, quien bien en conducción, bien con el pase vertical, rompía la presión local con la facilidad con que un cuchillo caliente entra en la mantequilla, habilitando repetidamente a un Messi, siempre cómodo en Ipurúa y con el que comenzó a tejer esa sociedad que todos los culés esperamos que nos dé muchas alegrías ya en el corto plazo. El Eibar, valiente, intentaba acercarse a Ter Stegen por las bandas, pero los dos centrales franceses estuvieron impecables neutralizando la gran fortaleza del equipo de Mendilibar, los centros laterales.

Y a los pocos minutos, un inoportuno resbalón de Arbilla, dejó a Griezmann mano a mano con un inspirado Dmitrovic, que esta vez no tuvo oportunidad de evitar el tanto del francés, que se estrenaba fuera de casa como goleador. A partir de ahí al descanso, el Eibar intentó reaccionar, pero los culés, el sábado con su preciosa segunda equipación amarilla, estaban mucho más cerca del segundo, y solo un gran Dmitrovic los mantenía en el encuentro con esa derrota mínima con la que se llegó al descanso.

La segunda parte empezó con un todavía más acusado dominio culé, y tras un gol anulado a Suárez por fuera de juego, el tridente ofensivo combinó dentro del área tras recibir el enésimo pase rompiendo líneas de Frenkie De Jong, para que Messi estrenara su casillero de goles de jugada, cruzando entre las piernas de un defensa con suavidad, imposible para Dmitrovic. Y pocos minutos después los tres de arriba volvían a ser protagonistas con un sensacional pase en profundidad de Griezmann a Messi, que solo ante el portero, esperó a Suárez para cederle el balón y que el uruguayo lo empujara a puerta vacía para cerrar el marcador en el primer partido que los tres de adelante marcan, una circunstancia que esperemos se repita muchas más veces en el transcurso de la temporada.

De ahí al final, poco reseñable, más allá de la unánime ovación con que el público de Ipurúa despidió a un Frenkie De Jong, que jugó un partido extraordinario, potenciado por el contexto que se le brindó y la altura a la que se desenvolvió de entrada, y acertadísimo durante toda la contienda, en los primeros pasos de, como decían en Casablanca, presentimos es el comienzo de una hermosa amistad. La de De Jong con la Bestia Parda.

Comienza también a coger carrerilla el #Bestiapardometro de la nueva temporada con un gol y una asistencia más.


jueves, 10 de octubre de 2019

Liga 2019-20. Jornada 8. Barça-Sevilla. Goleada contundente con síntomas preocupantes.

Tras romper el gafe en los desplazamientos, y darle la vuelta a un complicadísimo partido en Champions que podia haber complicado sobremanera, incluso la clasificación para octavos de final, el Barça volvía al Camp Nou en Liga con uno de esos partidos que indefectiblemente salen atractivos para el espectador neutral. Se presentaba en la ciudad condal el Sevilla de Lopetegui, que tras un fulgurante inicio, se ha desinflado en las últimas semanas, pese a remontar en Nervión a otra de las revelaciones de este primer cuarto de campeonato, la Real de Odegaard y Oyarzábal.


En este choque convergían dos tradiciones favorables al Barcelona, que seguramente apesadumbraban a la afición sevillista. Por un lado, Messi enfrentaba a su víctima favorita, a la que ha vacunado en todas las competiciones y a una media de un gol por partido en casi 40 enfrentamientos, sumado a las ganas que ya tenía de estrenarse esta temporada como goleador. Por otro, Lopetegui y el Camp Nou, una historia de pesadilla que empezó en una vuelta de la Supercopa en el verano de 1994 ante el Zaragoza, con 5 goles recibidos en los que en 4 podía haber hecho más, y una palomita al final del encuentro para reencontrarse consigo mismo que acabó lastimosamente en el fondo de la red, desquiciando definitivamente al portero vasco que seguidamente acabaría expulsado por doble amarilla por pérdida de tiempo. Esa noche perdió cualquier posibilidad de defender el marco azulgrana. Y esa historia firmó su último capítulo la temporada pasada como entrenador del Real Madrid, recibiendo otros 5 goles que sellaban su destitución como técnico madridista a los pocos meses de haber dejado abruptamente la selección en el día previo al debut en el Mundial de Rusia.


La alineación azulgrana presentaba como novedad la rotación de Griezmann, hasta ahora siempre titular, que dejaba su sitio a un recuperado Dembélé. Semedo repetía en el lateral izquierdo, Todibo en el lugar del sancionado Lenglet y la presencia en mediocampo de Vidal, premio claro a su buena actuación entre semana contra el Inter y que por tercera vez esta temporada enviaba al banquillo al hasta ahora inamovible Busquets. El partido empezó con un Sevilla muy valiente, buscando un intercambio de golpes con el Barcelona, y encontrando con claridad manifiesta la portería azulgrana durante los primeros 25 minutos, donde entre el acierto de Ter Stegen, y la negación ante puerta del delantero sevillista De Jong, impidieron que el equipo visitante se adelantara fácilmente en el marcador.

Corría ya el típico run-run en las gradas del Camp Nou, tras haber presenciado otro primer tiempo de inferioridad contra el Inter, cuando Semedo, que ya había hecho un par de incursiones peligrosas por izquierda con bastante mayor profundidad y acierto que en cualquiera de las anteriores veces que cubrió el lateral izquierdo, puso un centro de zurda al segundo palo para que el uruguasho, siempre atento, rematara majestuosamente de chilena, tambien con la izquierda al borde del área pequeña, imposible para Vaclik. 1-0, y los jugadores y el banquillo sevillistas se miraban unos a otros con cara de incredulidad. Y en el tiempo que tardaron en volver a ponerse en faena, primero Vidal en desmarque de ruptura a pase decisivo de un Arthur cada vez más atrevido, y después Dembélé, tras robo de Arthur y encarando con izquierda, cambiándosela de pierna como en él se ha convertido en costumbre sin importar pierna inicial y de remate, plasmaban un 3-0 que absolutamente nadie podía creer en el minuto 35 de partido. Partido finiquitado y Lopetegui que continuaba arrastrando su propia maldición en el Camp Nou.

Tras el descanso, el Sevilla volvió a buscar insistentemente la puerta de Ter Stegen, que siguió resolviendo con soltura llegada tras llegada andaluza, pero el partido ya estaba decidido y el Barcelona jugó mucho más a placer con detalles sensacionales de jugadores como Messi y De Jong, que ponían de pie al Camp Nou. Tan solo faltaba el estreno goleador en la temporada de la Bestia Parda, algo inédito a estas alturas de año. Y llegó, como no podía ser de otra manera de falta directa, en la tercera que tuvo a disposición, y pese a los múltiples recursos defensivos (barrera de cuatro, otro agachado tras la barrera para evitar el tiro por debajo, y un último bajando hasta el poste alejado del portero) colocó el balón fuera del alcance de un Vaclik, que me parece que se vio desconcertado ante tanto despliegue de los defensas para evitar lo inevitable.

Lastimosamente, para acabar, el ínclito Mateu Lahoz, que ya llevaba todo el partido dando muestras de su personal #ArbitrajeCreativo, decidió que él también merecía ser protagonista del encuentro, y en una pugna entre Chicharito y el debutante Ronald Araujo que había entrado por un tocado Todibo, decidió mostrar la tarjeta roja al chaval, ante las protestas masivas de sus compañeros. El último de ellos, Dembélé, parece que le dijo "eres muy malo", una verdad incontrovertible pero difícil de creer que salga con esa claridad de la boca del taciturno y poco ducho en dominio del idioma de Cervantes mosquito. Hasta Messi se lo intentaba explicar al trencilla valenciano, que habiendo gozado de su momento de gloria, tras no conseguir sacar de sus casillas con su provocación minutos antes a Luis Suárez en una de las imágenes más vergonzantes que yo recuerdo en un árbitro, buscando de manera chulesca y macarra calentar al por otro lado fácilmente llevado a ebullición nueve azulgrana. El resumen del embrollo es que Dembélé se perderá el Barça-Madrid, el Barça irá corto de centrales a Eibar, y Araujo se perderá seguramente dos partidos con el filial, dado que no hay Liga el próximo fin de semana, en uno de esos pozos de injusticia que recoge los múltiples recodos disciplinarios de la Federación.

Así y todo, nos vamos al segundo parón de selecciones, también conocido como la pretemporada real de Luis Suárez, enderezando el rumbo en materia de resultados, pero con unos síntomas muy preocupantes en los últimos partidos, si nos referimos al juego del equipo, y al control de los partidos, porque tengo la sensación de que desde el partido del Valencia, hemos jugados todos y cada uno de los partidos en el registro que preferían nuestros rivales. Aunque siempre nos quedará la Bestia Parda, como siempre desde un tiempo a esta parte...




jueves, 3 de octubre de 2019

UCL 2019-20. Barça-Inter. Remontada a lomos del talento anotador del uruguasho ante un excepcional rival

Ayer era un día importante, por partida doble. Al filo de las 20.00 se confirmaba la titularidad de la Bestia Parda, por fin, en un partido de campanillas, la visita del Inter de Milán al Camp Nou. y en Can Culé de Chamberí recibíamos por primera vez la visita del Primigenio en la nueva casa para ver un partido del Barça, la primera de muchas.

20.55, ya aposentados en el sofá frente al televisor, las dos primeras generaciones culés chamberileras observaban los protocolarios himnos, saludos y sorteos, previos al comienzo de un partido de Champions, mientras arriba la yaya se empapaba de anécdotas de colegios, piscinas, guarderías y actividades extraescolares en triple dosis de parte de las inquietas y charlatanas chicas de la tercera generación de Culés de Chamberí, todavía un tanto apartadas del cosquilleo que producen los partidos de la máxima. Todo se andará, no hay que forzar lo inevitable ;-)

Apenas 3 minutos, y en la primera aproximación interista, en un desequilibrio entre los centrales barcelonistas, el deseado Lautaro, ganó la acción en carrera a Lenglet, y pese a su oposición, lanzándose al suelo cruzó habilmente el balón al segundo palo, para acabar de inaugurar el marcador, y las primeras andanadas de pesimismo atávico culé de la anterior generación, la del patiment, apuntando que este partido no se iba a ganar. Eso pese a que el equipo reaccionó muy bien al gol, y comenzó a mandar en el mediocampo con un gran Arthur y un gran De Jong facilitando un gran volumen de juego en tres cuartos, que no encontraba en los tres de adelante la continuación debida, y la falta de amplitud de Messi y Griezmann no era ni mucho menos compensada por Sergi Roberto. Ni hablar del pobre Semedo, que a pierna cambiada era flotado por el esquema defensivo italiano para dejarlo como hombre libre sobre el que acababan las jugadas ofensivas de manera inocua para la portería italiana, pese a recibir repetidamente en la esquina del área contraria.

A partir del minuto 20, aproximadamente, llegaron los peores momentos para el Barcelona, pues el Inter, ya se había acomodado perfectamente y comenzó a lanzar latigazos, catalizados por una gran salida de balón para un equipo nuevo como el de Conte. Ter Stegen tuvo que obrar un milagro, el peligrosísimo Lautaro tuvo un recorte largo que evitó el segundo a puerta vacía y hasta se anuló un segundo gol interista por un claro fuera de juego. Se había pasado de una buena reacción, a unos sustos, y finalmente la actución visitante estaba alcanzando la categoría de baño a todas luces. La llegada del descanso fue una grandísima noticia para el Barça con una mínima desventaja.

Valverde debió aleccionar a los suyos en el descanso, porque desde el saque inicial se vio otro Barça, más acomodado en campo contrario, más consciente de la necesidad de minimizar las pérdidas, y más agresivo, y con un Messi muy metido en los primeros minutos de la reanudación, lo que siempre sirve de reclamo para despertar a todo el equipo. La entrada de Vidal, invirtió el triángulo del mediocampo, y llevó a un doble pivote muy alto, mientras por delante, el chileno limpiaba el terreno para Messi, aunque al principio hubiera algunos momentos de solapamiento. En una de esas jugadas de Messi hasta línea de fondo, retrasó para Vidal en el pico que centró a la frontal para que Luis Suárez nos deleitara con una de sus clásicas voleas, demoleadora, rasa, inalcanzable para Handanovic. Quedaba más de media hora y el empate fue un duro golpe para el equipo lombardo.

Salió también Dembelé por un Griezmann que pese a sus esfuerzos y actitud no acaba de acoplarse y rendir como de él se espera. El mosquito entró muy enchufado y dando muestras de mayor profundidad que hasta el momento para la banda izquierda. El Barça seguía dominando ante un Inter demasiado aculado, pero tampoco se veían demasiadas ocasiones para asustar a Handanovic, con lo que iban pasando los minutos y el empate parecía un destino inevitable.

Pero faltaba la última palabra de la BP.  En una arrancada que se inició sentando a Asamoah, Messi cabalgó hasta la frontal donde, frenó en seco y habilitó a Luis Suárez quien con un gran control orientado dejó fuera de plano a su compatriota Godín, para a placer fusilar a Handanovic y sellar una victoria que parecía imposible una hora antes, y que llenará seguro de confianza los tanques de Luis Suárez y puede que del equipo, que superó un difícil trago para alargar la racha de imbatibilidad del fortín azulgrana en Europa, con más de seis años y medio de imbatibilidad.

Además, tuvimos los primeros detalles y la consumación de la llegada de la Bestia Parda a la nueva temporada, aunque sea casi dos meses más tarde por culpa de ese maldito sóleo ibicenco que nos ha apartado de su fútbol durante más tiempo del que nos gustaría, aunque ya ha dado pistoletazo de salida al #Bestiapardómetro:




miércoles, 2 de octubre de 2019

Liga 2019-20. 7ª Jornada. Getafe-Barça. Victoria solvente con más oficio que brillo

Por primera vez en las 4 temporadas que llevo escribiendo en este Blog sobre los partidos del Barça, he fallado durante un par de semanas en mi glosa de las actuaciones del equipo. Un cúmulo de circunstancias laborales, familiares y también quizás la ausencia de facto de la Bestia Parda han conspirado para que faltara a mi cita con el blog y el Barça. Han sido 3 partidos, dos de Liga y el debut en Champions, pero espero que a partir de ahora mi disciplina para darme el gusto de escribir se sobreponga a la pereza y la falta de tiempo y ganas.


Como penitencia, vuelvo para hablar de uno de los partidos más indigestos de cada temporada, la visita a Getafe. Un equipo industrioso, trabajado como dicen los entendidos, pero que me resulta tan en las antípodas de mi concepto hedonista del fútbol, que me resulta enormemente antipático, seguramente de manera injusta, todo hay que decirlo. Sin embargo, el reciente historial del Barça en el Coliseum desmiente la sensación generalizada de campo complicado, pues se han ganado 5 de los últimos 6 partidos, y la última derrota se remonta al lejano otoño de 2011, donde Guardiola cayó por primera y última vez en su temporada de despedida al frente del equipo.

Bordalás, un técnico a mi modo de ver con demasiada prensa, preparó un partido incómodo como siempre. Presión, intensidad, mucho choque, con la intención de hacerle largo el partido al Barcelona y aprovechar algún fallo en salida para lanzarse sobre la portería de Ter Stegen. De hecho, en la primera media hora, lo consiguió y si no es por el alemán, que achicó todo el espacio a Angel en una jugada calcada a la que pretendía con su planteamiento, hubiéramos asistido a una ventaja local.

El Barça no se encontraba cómodo, pero poco a poco fue encontrando vías para la salida de balón limpia desde atrás, con la ayuda de Sergi Roberto en conducción y los interiores junto a Busquets y los centrales, cada minuto que pasaba se iba encontrando más libre para asentarse en campo contrario. Sin embargo, tuvo que ser una contra del Getafe, cortada con el pecho por el portero alemán del Barça la que ocasionara el primer gol del partido. Ter Stegen, con la izquierda, puso un balón a la espalda de los centrales que habían salido con la jugada anterior, y Luis Suárez, muy atento corrió a por ella, ante la indecisión de un desacertado toda la tarde David Soria, que a media salida, le facilitó la fácil definición por arriba al uruguayo. 0-1 y descanso.

La salida del Barça en la segunda parte fue mucho más contundente y dominadora, pese a la inicial tarjeta a Lenglet por contrar una contra del recién ingresado Kennedy. Y en una jugada de más de un minuto de toques de 8 jugadores del Barcelona (todos salvo De Jong y Suárez), Carles Pérez, que volvió a cuajar una gran actuación abriendo el campo, soltó un zapatazo desde la frontal que a duras penas pudo despejar hacia el centro Soria, y Junior, que había estado hasta entonces bastante errático, ampliara a placer la ventaja azulgrana. A partir de ahí, el Barça controló con solvencia el partido, sin necesitar ninguna intervención de su portero, incluso en el tiempo que estuvo en inferioridad numérica por la justa segunda amarilla de Lenglet, que pecó de inocente metiendo el pie en una intrascendente jugada en banda a más de 30 metros de la portería.

El Getafe, habiendo perdido la consistencia defensiva que les ha caracterizado las dos temporadas anteriores en los últimos partidos, más allá de endurecer el choque, no mostró más resistencia, y el Barça, por fin, se llevó una victoria fuera de casa, más de 6 meses después de la última, en Sant Jordi contra el Alavés, en aquella exhibición de Carles Aleñá, que hoy sigue en el más absoluto ostracismo desde el descanso en San Mamés de la primera jornada de Liga.

Ahora vienen dos partidos que pueden poner a prueba la solidez del equipo, ambos en casa, ante Inter de Milán en Champions y Sevilla en Liga, y deseamos, con la vuelta de la Bestia Parda al campo, para así poder ver algo cercano a la versión definitiva del equipo en esta 2019-20.