miércoles, 30 de enero de 2019

Liga 2018-19. Jornada 21. Girona-Barça. Nueva Victoria, otro gris partido y otra porteria a cero

A  principios de temporada, la Liga de Fútbol Profesional, en el encomiable intento de evangelizar el mundo para obtener mejores contratos televisivos que redunden en el beneficio del fútbol español (o eso nos cuentan), decidió que el Girona-Barça de este fin de semana se celebrara en Miami, con el beneplácito de ambos contendientes. Afortunadamente, cuestiones más cercanas a la política que al fútbol hicieron desistir de la idea, que hubiera supuesto un viaje transoceánico en medio de una eliminatoria de cuartos de final de Copa para cada equipo, y con la necesidad de remontar en casa resultados desfavorables en la ida.


Al final, el partido se disputó en Montilivi, que cosechó la mejor entrada de la historia para ver un partido más competido que lo que la clasificación y el resultado final pueden concluir. Valverde, para contrarrestar la segura presión gironina tuvo a bien deleitarnos con el dúo de interiores que hemos permitido llegar hasta convertirse en posible por haber transigido en demasía: Ivan Rakitic y Arturo Vidal, más propio de un Inter de entreguerras o un equipo inglés de aspiraciones renacidas al albor de los recientes contratos televisivos de la Premier. Esos mismos que quiere imitar Tebas llevando un Girona-Barça a Miami.

Como era de esperar, los primeros dos balones en los que cada uno de nuestros interiores se vieron acuciados por la presión casi hombre a hombre del Girona, tuvieron como inseparable consecuencia un robo rojiblanco en tres cuartos y un acercamiento peligroso a las cercanías de Ter Stegen, que volvió a erigirse como una figura clave para el triunfo, no solo por sus paradas al desacertado Stuani, sino porque al ser el hombre liberado en la salida de balón azulgrana, con su dominio con los pies fue capaz de encontrar asiduamente a Messi, Suárez o Coutinho, rompiendo las dos líneas de presión, y dejando muchas veces en tres para tres con los centrales contrarios al tridente azulgrana. Todo ello vestido completamente de negro, lo que siempre me hace esbozar una sonrisa al verlo en un portero. No puedo evitarlo. Yachine, Iribar, Mazurkiewicz...

Sin embargo, la primera superioridad creada por Messi hacia banda izquierda, esta vez con Rakitic, acabó con un barullo en el área, bien resuelto por un zurdazo abajo esquinado de Semedo que tras temporada y media se estrenaba como goleador. Un posterior mano a mano de Coutinho, fallón y todavía inmerso en una depresión futbolística de la que debemos sacarle, y Messi es el primero en saberlo e intentar poner remedio, pudo decantar el partido, pero según avanzaba la primera mitad, el Girona se iba recuperando del mazazo del gol y tuvo una ocasión clarísima que entre Ter Stegen y Piqué abortaron cuando ya se cantaba el gol en Montilivi. Al descanso, 0-1 pero sensación que se estaba jugando a lo que quería el Girona.

A la vuelta del descanso se intensificó la sensación de peligro del Girona y Ter Stegen tuvo que negar el gol a Stuani en dos ocasiones, hasta que una rigurosa, y por tanto injusta, segunda amarilla a Bernardo minó  las posibilidades de los locales, lo que sumado a la salida de Arthur en el lugar de un nuevamente errático Vidal, encarriló el partido que acabó por sentenciar Messi a pase de Alba en una contra producida por un gran pase al hueco de Luis Suárez. La BP, controló en la frontal solo y con tiempo para decidir cómo iba a ajusticiar a Bono. Lo hizo con una sutil picada que entró suavemente en la portería pese al desesperado intento de Alcalá por sacarlo. 0-2, partido decidido y hasta el final, un rosario de ocasiones azulgranas bien resueltas por un Bono, que a mi juicio es el portero que ha demostrado un mayor margen de mejora en todo el fútbol español en el último año.

Otra victoria, otro partido gris, otra serie de destellos "Messianicos" y otra portería a cero de MAtS es un resumen corto y ajustado de lo visto en Girona. Para mi gusto, sabor agridulce porque no vislumbro una mejoría en el juego que me haga plantearme una mayor probabilidad de asalto al gran objetivo de la temporada, la Champions. Este miércoles, al menos, tendremos un partido sin red, y seguro entretenido, en el que el Barça deberá remontar los dos goles de renta que el Sevilla se llevó como botín en el partido de ida de cuartos de final de la Copa del Rey en Nervión.

Y el Bestiapardómetro sigue sumando inexorablemente nuevos guarismos. Si quedara así a final de una temporada, a cualquier otro jugador le daríamos un sobresaliente Cum Laude, pero con la BP lo mejor es que todavía estamos en enero...







miércoles, 23 de enero de 2019

Liga 2018-19. Jornada 20. Barça-Leganés. Otra vez tuvo que venir Messi a solucionar la papeleta.

Comienzo de la segunda vuelta, con partido en el Camp Nou para cerrar la jornada dominical. Tras las victorias de los rivales madrileños, se hacía necesaria una victoria tranquilizadora, tras los sobresaltos intersemanales en forma de supuesta alineación indebida, y necesidad de darle a la vuelta a la eliminatoria copera en el césped. El rival, el Leganés del exblaugrana Mauricio Pellegrino nos había asestado la primera derrota de la temporada en Butarque, en un muy mal partido de los de Valverde. Un equipo, el pepinero, que parece haber encontrado la fórmula con el paso a la defensa de tres centrales.


Frente a ello, Valverde sorprendió a todos con la ausencia en el once de la Bestia Parda, en lo que parecía en una decisión de priorizar la eliminatoria de Copa del Rey ante el Sevilla, pero que ha quedado desmentida por la no convocatoria del rosarino para el partido de Nervión. También Vermaalen, en el lugar del muy entonado Lenglet, y Aleñá ocupando el escalón más elevado de los interiores, en una posición muy similar a la de Rakitic en el partido de Copa de entresemana. Arriba, Suárez flanqueado por Coutinho y un Dembélé, que monopolizó las acciones destacadas ofensivas del equipo azulgrana en todo el primer tiempo.

Dembélé, como todo genio, tiene ese punto de inconsciencia que a la par entusiama y desespera. Ante la ausencia inicial de Messi, ocupó su lugar de inicio en los ataques azulgranas, y también quiso suplantar la influencia del argentino en su ausencia. Un recital de regates, frenadas, cambios de ritmo, buscando tanto la verticalidad como yéndose hacia adentro, para incluso llegar a intimar con Alba en el costado contrario, como en la jugada del gol, en el que replicó el gol Alba-Messi, tomando de nuevo el lugar del astro argentino. Fue a la par una jugada conocida y novedosa. Tan bien estaba jugando Dembélé que Alba lo había confundido con Messi para devolverle el pase atrás. El francés agradeció la deferencia con un disparo sutil al palo largo del portero pepinero que nada pudo hacer.

Mención especial merece el partido de Carles Aleñá. Su descarte en Copa hizo que muchos "Aleñistas" como servidor, mentáramos a la señora madre de Valverde, ya fuera verbal o mentalmente, pero el Txingurri nos compensó con su presencia en Liga. Pese a pisarse los espacios por momentos con Dembélé, chocando su academicismo congénito con la anarquía del francés, cada vez que tocaba el balón en esa segunda altura del mediocampo enlazando la base de la jugada con la zona de finalización, su corrección gestual, siempre bien perfilado, aprovechando el cuerpo para convertir el control en una acción dinamizadora de cada uno de los ataques, chocaba con lo visto a Rakitic tres días antes en el mismo escenario y posición, haciendo todavía chirriar más el recuerdo del partido del croata ante el Levante. Siempre mejoró cada balón que tocaba, lo que resume perfectamente el nivel de su partido.

Desafortuanadamente, en prácticamente la primera vez que el Leganés pasaba del mediocampo, un desajuste defensivo, permitió a Braithwaite nivelar sorpresivamente el encuentro. Valverde, que ya había puesto a calentar a Messi minutos antes, dobló la apuesta, prescindiendo tanto del canterano como de Arthur, para dejar paso a la BP y a Rakitic, plasmando un 1-4-2-3-1 con Messi campando detrás de la punta.

Y una vez más, Messi vino al rescate, y en un balón recibido en la frontal, soltó un latigazo a la escuadra al que sorprendentemente Cuéllar llegó con solvencia, para en un error técnico importante, palmear en vez de prolongar a corner el balón, que quedó muerto dentro del área pequeña, en el mal despeje bombeado. Y evidentemente, por allí estaba el depredador uruguasho para entrar a por él, para mi en falta por juego peligroso, tras ver miles de repeticiones, y empujar a gol para desnivelar el encuentro. El polémico Cuéllar aportó grandes dotes escénicas a la jugada, también es cierto, y tuvo luego un par de acciones polémicas, que el mainstream mediático ha obviado, tanto con Suárez como con Alba. El gol, finalmente, subió al marcador, y dio motivos para toda una semana de quejas, lloros y desarrollos conspiratorios.

Mientras tanto, Messi siguió dejando rastros de su inalcanzable nivel, y acabó cerrando ya en medio de un pocas veces visto descuento de siete minutos, si tomamos los usos habituales, pero  justo a mi entender, con una jugada de la casa Messi-Alba, con los protagonistas habituales, dejando el Bestiapardómetro como sigue:


martes, 15 de enero de 2019

Liga 2018-19. Jornada 19. Barça-Eibar. Partido resuelto en cinco minutos de vendaval ofensivo de los tres de delante

Cada año, a la vuelta del periodo navideño, además de volver la Copa, esta vez con resultado doloroso para el Barça al perder en Orriols, se llega al ecuador del Campeonato de Liga. Este año, desde la semana pasada ya conocíamos el campeón de invierno, título más honorífico que otra cosa pero buen indicador para predecir el futuro campeón, pues en el presente siglo, apenas en cinco ocasiones no ha campeonado (que diría el Cholo Sotil) a final de primavera el que viró la primera vuelta en cabeza de la clasificación. Bien es cierto que en dos de esos cinco casos, fue el Barcelona quien se vio apeado a final de curso, en la temporada de la autocomplacencia de Rijkaard y del teletexto de Txiqui Beguiristáin (2006/07) y en la fatídica temporada del Tata Martino (2013-14).



Este pasado domingo, para cerrar esta primera vuelta, el Eibar de Mendilibar se presentaba en el Camp Nou. Un equipo intenso, valiente, enfocado en dos ejes, la presión y los centros desde las bandas, que no suelen ser sencillos de afrontar para el Barça de Valverde, pero que sin embargo no venía con la mejor de las rachas, pues tras apabullar al Madrid en Ipurúa llevaba encadenados 5 partidos sin conocer la victoria. Valverde, colocó un once con la novedad de Coutinho acompañando a Messi y Suárez arriba en detrimento del últimamente titular Dembélé, y la vuelta al once de Arthur por el hiperactivo Vidal. El partido comenzaba con una presión asfixiante del equipo armero, llevando hasta casi Ter Stegen sus jugadores de banda y al punta Enrich. Valverde ante esto tomó la decisión de adelantar a Rakitic para que pudiera recibir detrás de la presión eibarresa, mientras Sergio y Arthur daban salida y volumen de juego. Los problemas de Rakitic en el giro, evitaron que esta solución fuera todo lo exitosa que se pretendía, aunque bien es cierto que evitó pérdidas que expusieran a la defensa culé.

La versión más terrenal de Messi durante toda la tarde, con muy pocos detalles para los que nos suele tener acostumbrados, pudo sortearse con un soberano partido de Luis Suárez, y una mejoría apreciable en la aportación de Coutinho. Entre los dos últimos, tras un balón de Busquets rompiendo líneas a un toque, crearon en dos paredes una hermosa combinación que dejó al uruguasho frente a Riesgo, al que batió con un complicado remate tras haberse dejado un tanto atrás el balón en el penúltimo toque. De ahí, poco más que comentar hasta el descanso.

El partido estaba vivo, pero apenas cinco minutos de vendaval ofensivo azulgrana, con dos goles de Messi y otra vez Suárez, además de una ocasión clarísima para cada miembro del tridente ofensivo resueltas por tres aciertos de Riesgo en portería, dejaban ya un 3-0 que certificaba la victoria local. Aprovechó Valverde para dar descanso a Busquets, muy criticado últimamente por la parroquia culé, pero todavía absolutamente imprescindible en el juego azulgrana, pues yo sigo en mi manida teoría de que Busquets siempre es un síntoma, no una causa del mal juego azulgrana. La entrada de Dembélé parecía darnos unos minutos de Coutinho en el interior, pero acabó colocando a ambos como referentes de banda en un 4-4-2 o 4-2-3-1, en función de la posición de Messi, con lo que me quedé con las ganas de ver a Coutinho de interior en un partido resuelto y tras haber recuperado confianza durante su muy buena primera hora de juego.

El partido se cerró sin demasiados sobresaltos, con otra portería a cero para MAtS, en lo que parece una vuelta a cierta solidez atrás, y un Luis Suárez que en caso de ser capaz de mantener el nivel para abril puede ser, junto a Coutinho la diferencia entre quedar apeados en cuartos de final de Champions y luchar por el título. Sus dos golazos, con definiciones de impecable ejecución, su asistencia a Messi, y la finura en la combinación que suele ser indicador inequívoco de estar en su mejor momento de juego, llenan de esperanza el asalto a la segunda mitad de la temporada.

La Bestia Parda, por su parte, en un partido bastante gris, siguió sumando para el Bestiapardómetro con un golito que deja los registros como siguen:





martes, 8 de enero de 2019

Liga 2018-19. Jornada 18. Getafe-Barça. El Barça pone tierra de por medio en Liga al batir a un duro rival con una innovación táctica

El día que todos los niños esperan durante todo el año con la máxima ilusión, el día de Reyes, se reanudaba el Campeonato de Liga para el Barcelona. Y como todos los eventos gastronómico-festivos de estas épocas del año, el Barcelona sabía que se avecinaba una pesadísima digestión, pues el rival que tocaba visitar era el incomodísimo Getafe de Bordalás. Y, servidor, cerraba también la Navidad, abriendo los regalos en mi casa. Y cuando digo mi casa, digo la de mis padres, pues nunca dejará de serlo. En Can Primigenio tuvimos la oportunidad de compartir el primer partido del año, rodeados de peques emocionados por los regalos que los Reyes Magos le habían traído.


Antes de empezar el partido, los Reyes Magos ya le habían regalado al Barcelona, la pérdida de puntos de sus tres perseguidores. El intenso duelo de Nervión, impropio de la hora de la siesta, entre el segundo y el tercero, Atlético y Sevilla, había deparado un reparto de puntos, que facilitaba su distanciamiento. Y unos minutos antes del comienzo del duelo en Getafe, se había consumado la enésima decepcionante actuación del Real Madrid esta temporada, perdiendo 0-2 con una Real Sociedad que ya había devorado el proyecto de Asier Garitano, coqueteando con la zona peligrosa de la tabla. Una victoria en el Coliseum, además de certificar el campeonato de invierno para los culés, significaba un golpe a la Liga.

Valverde, en el estilo de la temporada pasada, decidió volver a un intervencionismo táctico, quizás causado por la forzada rotación de Sergio Busquets, que había pasado la semana indispuesto, y no creo que tuviera cuerda para ser de la partida. El que siempre lo es para Valverde, Ivan Rakitic, ocupó el teórico medio centro, pero acabó siendo más un tercer central que un mediocampista. Siguiendo las últimas tendencias del fútbol europeo, Valverde se abonó a los tres centrales, aunque dándole un toque personal lavolpiano, pues Rakitic actuaba de central en posesión, pero adelantaba su posición tras cada pérdida azulgrana.

Esta novedad táctica trajó consecuencias enfrentadas en el resto del equipo. Por un lado, dada la congénita hiperactividad vertical de Arturo Vidal, ya asentadísimo en el once, una vez olvidada la "crisis de Instagram", Arthur Melo pudo jugar como se siente más cómodo, dirgiendo y dando volumen de juego por todo el frente de ataque, barriendo de izquierda a derecha todo el ancho del terreno de juego, y pese a la agresividad local, navegó con destreza al timón del juego del equipo. Su entrada en el once, junto con Lenglet, son a mi juicio las dos grandes noticias de la temporada.

La segunda derivada de la posición de Rakitic, fue que tanto Messi como Dembélé, ocuparon posiciones mucho más interiores, dejando en punta a Suárez fijando centrales con su habitual pulsión guerrera, y compartiendo altura prácticamente con unos laterales que se proyectaban en ataque, una vez liberados sus carriles. El francés pudo contactar con el balón con mayor frecuencia, intentando sus conducciones verticales, y controlando las pérdidas hasta que le empezó a llegar el cansancio. Messi, por su parte, volvió a volar muy por encima del partido, esta vez en su versión más pausada, bajando a ayudar en la construcción, pero como en el primer gol, llegando en contadas pero letales ocasiones a los alrededores de un muy acertado Soria, que se está confirmando como uno de los porteros del campeonato.

La parte negativa de la novedad táctica fue que el equipo se asentaba demasiado atrás en ataque posicional, pues en pocas ocasiones se consolidaron posesiones en el último cuarto de campo, lo que dificultó mucho la presión ante cada pérdida. Además, por la propia naturaleza del juego del Getafe, que huye de cualquier elaboración, cada vez que los defensas lanzaban a los puntas getafenses en los primeros toques tras la recuperación, la elevada posición de los dos laterales, abría latifundios a los flancos de los centrales al comienzo de la jugada, y habilitaban el segundo palo en la finalización, lo que acabó siendo un constante recurso local. 

Por fortuna, tras un comienzo plomizo, llegó el gol de pillo de Messi, y esta vez tras el llegó el juego. Entre los dos goles azulgranas se vivieron los mejores minutos, con ocasiones y control, liderados por Arthur y Messi, hasta que Luis Suárez empaló la monumental volea que significó el segundo gol, y que abrió una tercera fase de este primer tiempo, en el que la defensa azulgrana sufrió repetidas veces por su ineficacia para defender balones cruzados, que culminaron en el gol azulón, en el que volvió a quedar malparado Piqué en la foto (como me recordaba mi amigo Luis desde algún lugar del mundo donde se encuentre, intentando hacer un mundo mejor con Médicos sin Fronteras). Con el partido abierto, se llegaba al descanso.

En la segunda parte, el Getafe dispuso de un par de ocasiones clarísimas para empatar; el Barça sufría, aunque amenazaba con finiquitar con un tercer gol el encuentro. Para cerrar el encuentro, Valverde introdujo al convaleciente Busquets por Vidal, volviendo al dibujo convencional, y acabándose los sustos para el equipo azulgrana, que anduvo en ese final de encuentro mucho más cerca del tercer gol que pusiese punto y final a la incertidumbre en el marcador.

No hizo falta, y con esta importante victoria, tanto desde el punto de vista matemático como emocional, el Barça inicia este 2019 en una posición privilegiada para poder gestionar una ventaja que ya empieza a ser importante ante sus perseguidores. Con la llegada esta semana de la Copa, veremos cómo gestiona la sobrecarga de partidos Valverde, pues desde mi punto de vista, el gran esfuerzo del pasado año en esta maratón de partidos de enero, fue una de las causas de los problemas que convergieron en la fatídica noche del Olímpico de Roma.

Mientras, la Bestia Parda sigue suma y sigue con su números, tras acabar 2018 como máximo goleador mundial, parece dispuesto a reventar otra temporada más el Bestiapardómetro, que queda como sigue: