miércoles, 30 de agosto de 2017

Fichajes 2017 (IV): Ousmane Dembelé

Ya está aquí, ya se acabó uno de los culebrones del verano, la llegada de Ousmane Dembelé al FC Barcelona. El joven jugador francés ha podido cumplir su sueño (¡qué poco original!) de fichar por el Barça. Lo ha conseguido, tras ponerse en rebeldía con su anterior equipo, el Borussia Dortmund, en una actitud que no podrá extrañarnos tome en un futuro si descubre que su sueño en realidad estaba en otro sitio diferente a la Ciudad Condal. Dejó de entrenar con su equipo en una infantil y poco profesional actitud que parece no ha sido suficientemente mencionada, en comparación con el malvado Neymar que entrenó y jugó hasta el último de sus días como barcelonista, pese a saber seguro que se iba, pues su precio estaba fijado en una cláusula, que sabía su nuevo equipo estaba dispuesto a asumir.


Dembelé no conocía su precio, de hecho parece que su rebeldía se debía a que el Borussia al ficharle le había prometido aceptar una oferta de un grande si ésta llegaba. Pero parece que eso debía haber sido en dos años, y no al año siguiente de aterrizar desde el Rennes a cambio de 15 millones, y el 25% de un futuro traspaso, arrebatándoselo al mismo Barcelona, donde el chico no veía demasiadas oportunidades de jugar con la MSN, y puso en suspenso su sueño por unos días. Estos condicionantes los ha utilizado el conjunto de la región del Ruhr para encarecer la operación, hasta límites muy por encima de lo lógico para un chaval con apenas 100 partidos en el fútbol profesional. Las urgencias y la lamentable planificación deportiva azulgrana hicieron el resto.

En lo futbolístico, Dembelé parece representar una continuación a la apuesta sobre el tridente. La marcha de Neymar, si algo bueno podía tener es la vuelta a los origines del modelo del juego de posición, que tanto defiendo, frente a la sumisión al talento descomunal de los delanteros que Neymar, Suárez y Messi habían propiciado, con el devoto auspicio de Luis Enrique. Su llegada se me antoja el movimiento de cambio pieza por pieza más claro de todos los posibles. Y esto, además, puede significar el comienzo de la tumba de este proyecto de grandioso futbolista que es Dembelé.

Las comparaciones con Neymar serán injustas, pero inevitables. Y no precisamente con el Neymar que llegó a Barcelona, algo que podría considerarse plausible, sino con el Neymar de los últimos meses de la competición pasada, tomando las riendas del equipo en momentos puntuales, por encima incluso de la Bestia Parda. Son perfiles similares, es cierto, y el desorbitado precio pagado por el chaval, mucho me temo alentará todavía más la legitimidad de la comparación. Pero Dembelé es tan solo un proyecto, uno grandioso, ilusionante, excitante, pero solo un proyecto.

De sus cualidades, me quedo con una que no ha sido suficientemente ensalzada estos últimos días, su control orientado. Su control, en muchas ocasiones es el pistoletazo de salida de sus regates, pues aúna en su primer toque, el dominio de la pelota y el comienzo del desborde que lo caracteriza. En el Barça, ese control puede ser origen de grandes cosechas ofensivas. Bien es cierto que muchas veces es un control algo largo, al que los espacios con los que habitualmente ha jugado penalizan poco. Tendrá que aprender a afinarlo en los angostos itinerarios hacia el gol que suele gestionar el equipo azulgrana.

Su portentosa capacidad para el regate ha sido ya suficientemente diseccionada durante los últimos días en todos los soportes (audio, video, periódico, revista, web...) por lo que no me extenderé en ella. Sí que lo haré en su falta de acierto en la definición, pero esto es más un pecado de juventud que otra cosa. Además, podrá entrenar todos los días con el mejor en ese y muchos otros aspectos, Leo Messi, quien también fue un buen día un grandioso proyecto de futbolista, al que le faltaba algo de gol. Dembelé no tiene la seguridad técnica que tenía ya Leo con su edad, pero a favor del galo juega su condición de ambidextro, lo que debería darle una enorme ventaja a la hora de la definición. Dembelé, irá mejorando sus registros goleadores con absoluta seguridad. De hecho, no creo que se mueva por debajo de la quincena de goles en esta temporada.

En lo que sí existe cierta unanimidad es en su capacidad para buscar el último, y yo añadiría penúltimo, pase. A diferencia de la definición, se me antoja mucho más difícil adquirir esa visión de juego para descifrar al compañero mejor colocado, si no es algo congénito en el futbolista. Además, existe una cualidad que creo que puede casar muy bien con el juego del Barça, y es que cuando Dembelé llega a línea de fondo, no centra, sino que pasa. Es una diferencia sutil, pero clave para jugar en un equipo como el Barcelona, ya que muchas veces, la mejor opción para llegar al gol desde línea de fondo es la llegada en segunda línea, normalmente del inmisericorde Messi, por lo que llegar y centrar nunca suele ser la mejor opción, sino que levantar la cabeza antes del centro, como habitualmente hace el joven francés proporciona un plus relevante en cuanto a generación de goles en el recuento final de la temporada.

A mi individualmente es un jugador que me encanta, y lo ficharía para cualquier equipo en cualquier contexto. Salvo quizás precisamente el contexto actual del Barcelona, por lo que he comentado que representa de continuidad con el modelo de tridente, frente a la vuelta a los orígenes. También es cierto, que su año con Tuchel en Dortmund ha propiciado una sustancial mejora en la capacidad de asociación de Dembelé, pero entre asociarse y desbordar, la cabra tira al monte, y el nuevo fichaje blaugrana elegirá correr. Y yo, como le pasa a uno de mis referentes en clave blaugrana, @eldeu, quizás también porque me voy haciendo mayor, estoy cansado de correr.

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martes, 29 de agosto de 2017

Jornada 2. Alavés-Barça. Victoria terapéutica y funcionarial a la espera del cierre de mercado

Tras haber solventado con cierta solvencia el primer compromiso del año ante el Betis en el Camp Nou, el Barça afrontaba el sábado su primera salida del campeonato liguero, ante un viejo conocido, el Alavés; contra quien a finales de mayo se conquistó la Copa del Rey, el único título que los barcelonistas pudimos llevarnos a la boca la temporada pasada (Supercopa de España, al margen). Un título que, tras años de comer jamón de jabugo, nos pareció poco menos que jamón del país. Un Alavés que, bastante capitidisminuido con las bajas de Theo Hernández, Marcos Llorente, Camarasa y Deyberson, se presentaba como un asequible rival para seguir curando las heridas que la marcha de Neymar y la derrota en la Supercopa habían dejado.



El partido enseguida nos mostró qué es lo que podíamos esperar. Repliegue intensivo del Alavés a la espera de un robo que les pusiera en disposición de hacer daño y  balón casi en propiedad del Barcelona en campo contrario (más de 73% de posesión y casi 40% de localización en el último tercio del campo). Bajo el prisma azulgrana, cuestiones positivas como la organización del equipo, ordenado y colocado para la presión tras cada pérdida, la segunda de las noticias positivas del partido. La idea de Valverde de poder tener a Messi tan cerca como sea posible del gol se mantenía (disparó a puerta 9 veces), aunque uno de los puntos negativos, como la escasa velocidad de la circulación, acabó haciendo retrasarse al rosarino en demasiadas ocasiones en la primera parte. También faltó desborde, lo que generó una sensación de juego plano a la espera de que el balón llegara a la Bestia Parda para crear peligro.

Individualmente, Aleix Vidal, que volvía al escenario donde sufrió la lesión grave la temporada pasada, desaprovechó otra oportunidad de reivindicarse, esta vez como extremo derecho. Parecía un pulpo en un garaje, tirando desmarques de ruptura ante la incredulidad de los compañeros, y no sabiendo leer cuando entrar por dentro para dejar a Sergi Roberto, sorprendente lateral, el carril exterior. Gerard Piqué firmo una actuación decepcionante, todavía fuera de forma, superado en velocidad por Sobrino en la única ocasión del Alavés, con errores impropios en despejes y pases, y con una nueva innecesaria tarjeta amarilla por rematar con la mano en área contraria.

En el aspecto positivo individual, Messi aparte, Gerard Deulofeu estuvo muy activo, aunque algo peor posicionalmente, sobre todo en izquierda en la sincronización con las llegadas de Alba. Deulofeu continúa un tanto tímido en el desborde, poniendo excesivo énfasis en mostrar una disciplina, cuya supuesta falta tanto se le criticaba. Veremos cómo le sienta la llegada de Dembelé. Sergio Busquets se confirma como el gran beneficiado de la ortodoxia táctica y posicional que está imponiendo Valverde, y volvió a firmar un muy buen partido, con mayor presencia arriba en combinación con Messi, gracias al mayor repliegue de Rakitic, otro de los renacidos con el nuevo sistema y la nueva posición de Messi, que le libera para poderse expresar como futbolista. Por último, la testimonial presencia de Paulinho en su debut, también podemos considerarlo una buena noticia, que esperemos que pueda  sobreponerse a su controvertido fichaje.

Messi, un tanto ofuscado en el gesto estos primeros días, volvió a ser clave, marcando los dos goles y fallando el penalti sobre el que me gustaría pararme un momento. Los penaltis deben tirarse con carrerillas de media distancia (desde el borde del área), aproximándose de forma oblicua al balón para no cantar el disparo. Si tienes una carrerilla corta, el portero puede jugar a adivinar con más probabilidades de acierto, como hizo muy bien Pacheco, pues para tirar al lado contrario del pie que remata, tienes que forzar mucho la postura, por lo que lo más lógico es que el balón vaya al lado que fue el disparo de Messi. Lo contrario ocurre cuando la carrera es frontal, pues para lanzar al lado de la pierna del disparo necesitas abrir el cuerpo en demasía, un gesto forzado que puede ayudar al portero a adivinar el lado y anticipar el vuelo. El penalti estaba tirado fuerte y ajustado, pero la altura y la carrerilla facilitaron la acción del portero. Aunque sea Messi, convendría que alguien le explicara esto. Ahora que casi lo único positivo futbolísticamente de la marcha de Neymar era ahuyentar las carrerillas extrañas de los penaltis, Leo nos viene con esto. En cualquier caso, como casi siempre lo arregló con un par de goles y un larguero, el cuarto en dos partidos.

El Alavés por su parte, me decepcionó extraordinariamente. Y mucho tendrá que cambiar para no ser un firme candidato al descenso. La defensa por acumulación cometió fallos individuales imperdonables a este nivel, como el de Alexis en el segundo gol, y apenás se aproximó un par de veces con peligro, al área de Ter Stegen, que sigue imbatido tras dos partidos.

En fin, lo mejor el resultado, y la sensación de que el entrenador va mostrándonos su idea, a la espera de los últimos refuerzos que la desastrosa planificación de la dirección deportiva pueda ponerle a disposición en esta última semana de mercado. Deberemos esperar para empezar a disfrutar con el juego del equipo, pero tampoco podemos olvidar que se trata de un proyecto nuevo, sacudido desde su inicio por la tardía salida de Neymar, y cuya consolidación se ha visto lastrada por la falta de soluciones en tiempo y forma por parte de la dirección deportiva. Veremos cómo evoluciona, y aquí lo contaremos.

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jueves, 24 de agosto de 2017

Fichajes 2017 (III): Paulinho Bezerra

Ya está aquí. Muchos pensábamos que no vendría, y mucho menos por ese precio, pero el caso es que Paulinho es ya jugador del Barcelona, y puede hasta que debute este sábado en Mendizorroza. Las negociaciones por su fichaje han sido, una vez más esperpénticas. Empezaron ofreciendo 15 millones, les dijeron que era intrasferible, fueron subiendo las ofertas y al final han acabado pagando los 40 que decía su contrato que era el precio de su salida. En resumen, si Bartomeu y sus compinches llegan a visitar el Gran Bazar en Estambul o el Mercado de la Seda en Pekin, los 222 millones de Neymar no le llegan al tercer tenderete. ¡Tremendo!


Como muestra de la desastrosa gestión financiera en este asunto también, dos datos muy reveladores: 
  • El total de ventas de la Liga China a las 4 principales Ligas Europeas (España, Inglaterra, Italia y Alemania) suman 1,75M€ hasta el advenimiento de Paulinho, que solito ha supuesto 40.
  • En su historial de transferencias, Paulinho fue comprado por el Tottenham en 2013, con 25 años en el mejor momento de su carrera, campeón de Libertadores y Mundial de Clubs con Corinthians, y habiendo sido recientemente titular del Brasil campeón de la Copa Confederaciones, por 20 millones de euros. Dos años más tarde, con apenas 27 años, y tras no haber triunfado en la Premier, fue traspasado a China por 14M€. Ahora, con 29 años, y tras dos años sin jugar en una Liga del más mínimo nivel, el Barcelona paga 40 millones, superando el total de dinero movido por el jugador de Sao Paulo en toda su carrera.

Hasta aquí, la cuestión financiera, pero casi peor (bueno, tampoco me voy a pasar...) es la cuestión futbolística. Paulinho tiene un perfil que no puede estar más alejado de lo que viene siendo un centrocampista del Barça, y más teniendo en cuenta las necesidades del actual medio del campo. Algunos le han comparado con Keita, en un ejercicio de voluntarismo o desconocimiento profundo, pues el jugador de Malí, por un lado conocía perfectamente la Liga Española cuando vino, y por otro, su capacidad de hacer circular el balón era infinitamente superior a la del brasileño, un candidato perfecto para que constantemente se le vean las costuras si se le introduce en un centro del campo circulando la pelota a la velocidad a la que debe ir en el FC Barcelona.

Paulinho, sin embargo, no podemos decir que sea un mal jugador, ni mucho menos. Tiene cualidades incuestionables, casi todas derivadas de su imponente físico. La primera, es su capacidad de liderar la presión del equipo desde un despliegue imponente, que entiendo que es la principal razón por la que lo han traído. También en el repliegue, el físico de Paulinho mejora claramente lo disponible en plantilla, pero ya sabemos que si no corremos tanto para adelante, no deberíamos tener que correr tanto para atrás como en los últimos años.

Hablando ya con balón, es muy destacable su buen disparo a media y larga distancia, así como su llegada desde segunda línea hasta el área, de los que la selección brasileña se suele aprovechar, como se pudo apreciar en el hat-trick de este año en Uruguay el pasado mes de marzo. Otra característica interesante de Paulinho es su juego aéreo en ambas áreas, de las que sobre todo defensivamente el Barça puede sacar un buen partido.

En resumen, abstrayéndonos del precio, edad y origen, Paulinho es un jugador más que aprovechable, pero que nunca debería haber venido si el club hubiera decidido volver a las fuentes, pues se trata de un jugador absolutamente antagónico a lo que tradicionalmente entendemos por un centrocampista del Barça. Desde luego, el único que no tiene la culpa es Paulinho, por lo que desde aquí intentaremos ser especialmente indulgentes con él, que bastante tendrá que aguantar injustamente por culpa de otros, siendo el culo fácil a patear para poner al descubierto la incompetencia de la directiva y ejecutivos blaugranas.

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lunes, 21 de agosto de 2017

Jornada 1. Barça-Betis. Alegoría de la tristeza

Se hace difícil recuperar la normalidad y hablar de fútbol tras lo acontecido esta semana. Los que me conocéis, sabéis que me ha tocado bastante cerca. Los que no, deciros que apenas dos semanas antes, en el Paseo Marítimo de Cambrils, pasada la medianoche, mis hijas correteaban con sus primos a pocos metros de donde volcó el vehículo de los asesinos. Me sigue recorriendo un escalofrío al pensar lo cerca que puedes convivir de situaciones tan terribles como la vivida estos días en Barcelona y Cambrils.


Pero esto, es un Blog de fútbol, y lo mejor que puedo hacer es recobrar la normalidad, una forma de decir que no nos van a vencer. Ayer, empezó la Liga 2017-18 para el Barcelona. En el mismo lugar y ante el mismo rival que la temporada pasada, el Betis. La crónica de aquel partido fue el primer post de Culé de Chamberí.

Lo que es innegable es que el lugar común del partido de ayer fue la tristeza, reflejada en los muchos momentos de silencio que se vivieron en el Camp Nou, y no estoy hablando precisamente del conmovedor homenaje antes del comienzo del partido. El campo estaba raro, diferente. Mi padre, el primigenio Culé de Chamberí, que ayer acudió al campo con la misma intención de retomar la cotidianidad, me lo confirmó. La media entrada no sabemos si se correspondía con la mala sensación que el equipo dio en el Bernabéu, o con el legítimo miedo de la gente a concurrir a un evento multitudinario, pocos días después de lo que había pasado a pocos kilómetros del Estadi.

La tristeza también se plasmó en el juego del equipo, cada vez más alejado de aquel equipo de no hace tanto tiempo, admirado y temido a partes iguales, y que nos hacía disfrutar a los aficionados barcelonistas cada vez que saltaba al campo. La melancólica presencia de nuestro nuevo entrenador también se mimetizaba con el ambiente, aunque es de justicia afirmar que se notó su intervención en el campo, con ese amago de doble pivote, esa presión arriba, y esa construcción del equipo para que Messi pudiera ser decisivo.

El amago de doble pivote, uno de los grandes temas de discusión de Twitter desde el comienzo del partido a estas horas fue tácticamente lo más notable del encuentro. Yo, personalmente, no sé si por la especial aversión que me produce, no acabé de verlo, aunque entiendo la interpretación que hacen otros de lo que vimos ayer tarde en el Camp Nou. Rakitic, la figura de la controversia, es cierto que bajó más de lo habitual a la altura de Busquets. Además, la diferencia de altura era más acusada por contraposición con el otro teórico interior, Sergi Roberto. Pero es que el de Reus, siempre estaba más avanzado porque además era el primero en presionar la salida del Betis, en posición casi de delantero. Esa diferencia de altura entre los dos interiores acrecentaba esa sensación de doble pivote.

En defensa, el equipo se colocaba en un clarísimo 1-4-4-2, con el mencionado Sergi Roberto en la presión adelantada, liberando a Messi de cualquier compromiso defensivo. Rakitic en defensa sí que se alineaba con Busquets, y los dos extremos, Deulofeu (que cada vez está dando mejores sensaciones aunque espero más de él todavía) y Alcacer, éste sí muy perdido ayer, ocupaban las bandas. Además, en cualquier pérdida del ataque posicional azulgrana se desencadenaba una presión muy agresiva y colectiva, que solía culminar o bien en robo de balón, o en falta táctica en campo contrario que impedía la posibilidad del contraataque bético.

Sin embargo, la circulación fue durante todo el partido espesísima. Messi, que es cierto que intervino muy arriba, no encontraba socios con los que crear, pese a la buena predisposición de Deulofeu y Sergi Roberto. Parece como si el rosarino todavía no los hubiera certificado como socios a sus nuevos compañeros de ataque, y apenas con Denis en los pocos minutos que el gallego participó, se le pudieron ver gestos de complicidad y aprobación (Busquets aparte). El ataque posicional no fluía, y la basculación de la defensa del Betis no abría huecos que atacar por la lentitud del balón. Tan solo se creaban oportunidades en la recuperación en los últimos treinta metros, liderados por un muy cómodo Busquets, que ejercía de émbolo para empujar la presión de sus compañeros.

El partido se resolvió en dos jugadas aisladas, con un gran susto entre medias, muy bien resuelto por Mascherano, en una jugada que nos trajo a la memoria la de la recuperación a Bendtner en aquel Barça-Arsenal de 2011. Un muy activo Deulofeu, en dos desmarques tirados a Messi y perfectamente leídos por el rosarino, que acabaron en dos buenos pases, que no centros, cerraron prácticamente un partido dada la inoperancia del tierno equipo bético.

Además del muy buen partido de un Deulofeu, que se va soltando, pero que posicionalmente está extraordinario, y de Sergi Roberto, en un papel que le queda como anillo al dedo a sus condiciones físicas, técnicas y tácticas, destacar la ilusionante presencia en el lateral derecho de Nelson Semedo, sobre el que ya empezaba a caer la sombra de la sospecha de ser otro Douglas, y quien entregó una notable actuación tanto atrás, corrigiendo en las pocas veces que fue exigido, como corriendo hacia adelante con potencia y soltura, aunque todavía falto de compenetración con los compañeros que apenas empiezan a conocerle.

Fue un Barça, al que se le puede achacar una falta de calidad, motivada por las bajas y las ausencias, pero un equipo inteligentemente montado por Valverde, por y para Messi. Liberado de cualquier responsabilidad defensiva, tocando más balones en el último tercio, donde realmente es decisivo. Cada vez que el rosarino encaró, desató el pánico entre los verdiblancos y bien pudo acabar con unos cuantos goles en la mochila, pues disparó tres disparos a los palos y otras tantas salieron rozando la madera. Y eso que dio la impresión que la Bestia Parda estaba triste, como el equipo, el estadio y la ciudad. Todavía conmovidos por lo acontecido apenas 72 horas antes.

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jueves, 17 de agosto de 2017

Supercopa de España (Vuelta): Una sensación extraña y desagradable que casi no recordaba

Hoy es un día duro para ser barcelonista, hay que reconocerlo. Es el primer día en más o menos 9 años, que tengo la sensación que el Real Madrid es muy superior al Barcelona. Me pasa lo mismo que a Piqué, que cuando deja de lado su alter ego histrión, marrullero y frontista, y deja paso al inteligente y afinado analista de la realidad, es un gusto escuchar. Es valiente al dar la cara, lee bien las circunstancias que concurren, se expresa con claridad y contundencia y suele dar bastante en el clavo.

Hace 8 años y medio, allá por mayo de 2008, se presentaba en el Bernabéu el decadente Barcelona de la autocomplacencia de Frank Rijkaard, que daba sus últimos coletazos. Como no podía ser de otra forma era apabullado 4-1 por un Real Madrid de Bernd Schuster, que tampoco es que fuera nada del otro jueves, en un partido que comenzaba con un rememorado pasillo azulgrana al ya reciente campeón de Liga. Fue la última vez que el Barcelona perdía la posesión del balón en un partido contra el Real Madrid... hasta ayer. Xavi, seguro que estará retorciéndose en su dorado y vergonzante retiro qatarí.

Ayer, se enfrentaban dos equipos en estados de ánimo tan contrapuestos, que la sola llegada de un gol, el golazo de Asensio en los primeros minutos, hizo desplomarse toda la estructura que el Valverde más intervencionista había propuesto: hacer de Messi un delantero y a través de una sólida base defensiva con dos carrileros, llevarle el balón al argentino sin que éste tuviera que bajar a ayudar en la construcción, como al final tuvo que hacer en la segunda parte, dejando en absoluta soledad a un alarmantemente bajo de forma Luis Suárez.

El 1-3-5-2 que propuso Valverde, enseguida se apreció que no estaba suficientemente trabajado. No sabemos si acrecentaba esa sensación el shock tempranero del gol de Asensio, pero los jugadores parecían perdidisimos. La presencia de tres atacantes en el Real Madrid, ocasionaba marcas individuales de los tres centrales, y las llegadas de los laterales madridistas, convertían el sistema constantemente en un 1-5-3-2, donde los carrileros quedaban a la altura de los centrales, con lo que su colaboración en la ganancia de altura del equipo se diluía como un azucarillo, y el equipo, consecuentemente, no salía.

A mitad del primer tiempo, parecía que iban acoplándose un poco las piezas, e igualando el partido, pero fue un espejismo. Los últimos quince minutos fueron dominados muy claramente por el Madrid, con la sensación de no estar apretando demasiado el acelerador, lo que hacía más doloroso el trago. Y esta sensación se intensificó en la segunda parte, ya con cambio de sistemas, a un 1-4-4-2 al principio, y acabando con el clásico 1-4-3-3, con la entrada de Deulofeu. Parecía que el Madrid no quería hacer más sangre, no fuera a ser que ocasionaran una auténtica convulsión en el Barcelona, y se llegara a la necesaria y perentoria catarsis que necesita el club y el equipo. Serán cosas mías.

Por eso, se me hace difícil regocijarme mínimamente con la mejora en el juego de la segunda parte, pues puede que fuera ocasionada por la bajada de tensión del Madrid, más que por un ataque de orgullo barcelonista, que en cualquier caso, chocaba una y otra vez con una alarmante falta de acierto en la definición.

Aun así, se pueden extraer algunas notas positivas, como el debut oficial de Semedo, sobre el que escribíamos ayer, que parece una alternativa mucho más sólida y de futuro que Aleix Vidal; o el orgullo que sí seguro demostró Sergi Roberto, en unos momentos personales muy difíciles para él con la confirmación de la llegada de Paulinho, y la pérdida de la titularidad con la llegada de Valverde en esta pretemporada. Junto a un siempre imponente Umtiti, las mejores señales de un equipo que se encuentra sumido en una depresión de la que urge salir cuanto antes, ayudados por el bondadoso calendario de Liga en las primeras jornadas, pues hasta la jornada 8, a mediados de octubre que se visita el Wanda Metropolitano, no se atisban grandes obstáculos en el horizonte liguero blaugrana, aunque visto el estado anímico de los jugadores, cualquier pequeña loma se puede hacer un 8.000 del Himalaya.

Valverde, en su primer intento de ayudar al equipo con sus decisiones, no ha tenido éxito, pero no me cabe duda, que su inteligencia, preparación y talante, puede servir de palanca para el resurgimiento del equipo. Además de los seguros fichajes que vendrán, lamentablemente adelantados por el ínclito Pep Segura anoche, poniendo su granito de arena en la inflacion del mercado culé, al hablar de jugadores de otros equipos todavía no fichados, consumando la segunda cagada mayúscula en dos intervenciones post-partido del encargado de ser la voz del club ante los aficionados. Todo lo que no sea su dimisión o cese en las próximas horas me parecerá una pésima noticia, una más, para el club y sus seguidores, que hoy nos hemos levantado con una sensación antigua que casi no recordábamos.

Por último, me permito una nota, que entenderán especialmente bien los padres futboleros de niñas: si Messi, en estas circunstancias, renueva todavía su contrato con el Barcelona, será un Acto de Amor Verdadero mucho mayor que el de la princessa Anna de Arandelle en Frozen.

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PD: agradecer a mi amigo Fernon, que me invitara anoche al campo a presenciar en directo el partido junto al otro culé del grupo de amiguetes, Goose.




miércoles, 16 de agosto de 2017

Fichajes 2017 (II): Nelson Semedo

Como los que me conocéis sabréis, estuve a principio de los 2000, viviendo unos años en Portugal, concretamente en Cascais, a las afueras de Lisboa. Allí, además de integrarme gracias al fútbol, jugándolo con compañeros que en principio me miraban con un punto de desconfianza, pero que con la ayuda de mis guantes, y las cervezas posteriores conseguí convertir en amigos; tuve la oportunidad de visitar casi todos los estadios que se remodelaban para la Euro 2004, especialmente Da Luz, Alvalade, y As Antas (luego O Dragao).


De aquellos tiempos me vienen cierta tendencia a mirar futbol portugués y, por supuesto, a recibir mucho feedback por parte de mis amigos portugueses, cada vez que, casi siempre por trabajo más que por placer, tengo la oportunidad de visitar Lisboa y desempolvar mi portugués, mezcla de portugués "da rua e relvado" (calle y césped) y de Betinho (niño bien) de Cascais. Gracias a eso, he tenido siempre referencias de los jugadores que iban llegando a grandes clubes desde la Liga Portuguesa (Falcao, James, Di Maria, Oblak, Renato...). Este año, en las dos o tres veces que tuve oportunidad de hablar de fútbol sentado a la mesa con un buen vino del Alentejo o Douro, me estuvieron ametrallando, especialmente mis colegas lampioes (benfiquistas) con el portero Ederson, recientemente fichado por el City, y el lateral derecho Semedo. Éste último todavía con más fuerza desde que un par de meses antes de acabar la temporada, comenzara a rumorearse como objetivo del Barça.

Como me fio bastante de ellos, que lo ven todas las semanas, y han clavado históricamente lo que han sido todos los futbolistas salidos de Portugal, lo primero que debo decir de Nelson Semedo, es que es un buen fichaje para el Barça. Yo lo he visto apenas 4 partidos completos; un par de Champions, en los que me gustó especialmente ante el Borussia en Lisboa, y contra mi equipo portugués en Liga, el Sporting Club de Portugal, además del partido decisivo contra el Porto de Iker Casillas.

Nelson Semedo es un jugador de ataque reconvertido, que llegó ciertamente tarde a la élite para lo que suele ser costumbre en Portugal, también quizás por una importante lesión que truncó su trayectoria cuando acababa de empezar a ser titular en el Benfica en 2015. Tan solo esta última temporada se ha consolidado como titular en la banda derecha benfiquista, siendo nombrado mejor jugador joven de la Liga Portuguesa.

Lo primero que llama la atención de Semedo es su velocidad y potencia, que le hace llegar sobre todo hacia adelante en incontables ocasiones. Y muchas de esas llegadas, se producen extrañamente por el carril del 8, no pegadas a la cal. Es esta una de las características, junto con su más que aseado control y regate, que más le identifican.

Hacia atrás, como todos los reconvertidos tiene algunas lagunas, que en Portugal, con una pareja de centrales como Lindeloff (hoy en el United) y Luisao, eran más fáciles de compensar. Le suelen ganar la espalda, aunque confía tanto en su velocidad y potencia que puede ser algo casi premeditado. Veremos si en una Liga de mucho mayor nivel, no le penaliza. Aunque viniendo de Sergi Roberto, y sobre todo de Aleix Vidal, seguro que Piqué se siente más que aliviado con el cambio.

Su capacidad de asociación es discontinua, y casi siempre por el interior. Posicionalmente se podría parecer a Alves, pero su toque no llega, ni creo que llegará al nivel que gozaba el brasileño. Otro punto importante a tener en cuenta es que deberá aprender a leer los movimientos de Messi, para compensarlos, tal y como hace Rakitic desde el interior, y me suscita dudas su capacidad de lectura del juego, en un carril tan especial como el derecho en el FC Barcelona.

Su precio, caro, pero no excesivo, resultará más penalizado en el caso de que no salga la apuesta, ya que además de los 30 millones de base, tendrá que pagar al Benfica 5M€ más por cada 50 partidos jugados, y si sale bien, llegará a los 50, pero nadie lo discutirá, y sin embargo, si la apuesta es fallida, dificilmente se quedará en menos de 35-40M. Es algo así como doblar la apuesta para reducir mínimamente el precio de salida en un mercado tan inflacionado como el actual, en el que el City se ha dejado más de 150M€ en tres laterales.

En resumen, un fichaje que debe aportar seguro, pero que necesitará crecer para consolidarse, a la par que necesitará un tiempo lógico de adaptación a la partitura barcelonista, como estamos viendo esta pretemporada, donde para mi gusto, Valverde está dosificando su presencia con sabiduría.

Ojalá pueda darles la razón a mis amigos portugueses en un par de años sobre lo gran jugador que es este Nelson Semedo.

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lunes, 14 de agosto de 2017

Supercopa de España Ida: Estados de ánimo y profundidad de plantilla

Empieza la temporada oficial, con el título menos importante de la temporada o con el trofeo veraniego más importante, como decían en los 90: la Supercopa. Esta vez, con el añadido de enfrentarse los dos grandes del fútbol español: Barça y Real Madrid. La ida, anoche, fue en el terreno del Campeón de España, pues ese es el título que concede la Copa, y no la Liga.


En un campo repleto de turistas, muchos de ellos con preferencias claramente madridistas, fruto de que el partido de la Supercopa no está incluido en el carnet de socio, en otra de las numerosas medias verdades de la vergonzante directiva que rige los cada vez más inciertos destinos del club. "Desde que entramos, no hemos subido los abonos" dicen orgullosos. Pero sin embargo, habéis quitado la Supercopa del abono, obligando a pagar a los socios por su asiento, con un descuento del 35%, lo que de facto sube hasta un 25% el abono, y como se vio ayer, llena de turistas el campo en un Barça-Madrid. Extraordinaria gestión una vez más de nuestros chicos de ESADE.

El Barça presentó el supuesto once de gala, con Deulofeu en el sitio de Neymar y Aleix Vidal como titular en el lateral derecho. El partido se presentó muy igualado en los primeros minutos, hasta que el Barcelona comenzó a inclinarlo a su favor con un buen control del juego y una presión muy adelantada en campo contrario tras cada pérdida, liderada por un muy entonado Sergio Busquets, quien parece puede ser el gran beneficiado de los primeros cambios tácticos aplicados por Valverde. No hubo demasiadas ocasiones de gol, pero pareciera que estaba más cerca el tanto azulgrana, y se llegó en empate a cero al descanso.

En la segunda parte, una jugada desafortunada, que yo no me atrevería a calificar de error de Piqué, como si hizo nuestro flamante Director Deportivo, el inefable incompetente de Pep Segura, llegó el primer tanto del partido para el Madrid. Justo en el momento que se estaba acabando la gasolina de Iniesta, teníamos que remontar, por lo que Messi se adelantó unos metros, entró Sergi Roberto, y nos abandonamos a un partido de ida y vuelta ante el que Busquets quería poner pausa cada vez que podía, aunque con nulo éxito.

Llegaron dos contras mortales en jugadas no acabadas por el Barça en el área madridista, que acabaron con dos remates a cada una de las escuadras de Ter Stegen, y un resultado que convierte en utópica la remontada en el Camp Nou. El fútbol decía Valdano que era un estado de ánimo, y ayer se demostró con creces, pues un absolutamente seguro de sus posibilidades Real Madrid, se adelantó con un gol en propia meta y le entraron dos zambombazos en la escuadra, mientras que el Barcelona, todavía sin haber asimilado la marcha de Neymar a París, con cada uno de los goles se fue a la lona demostrando una preocupante mandíbula de cristal. Además, los dos goles fueron marcados por jugadores que entraron desde el banquillo, lo que agranda la impresión de la diferencia entre las dos plantillas a día de hoy.

En cualquier caso, a mi no me disgustó el Barcelona, y se vieron aspectos muy positivos, si conseguimos apartar la paja del grano, futbolísticamente hablando. El resultado fue lo peor con diferencia, pero se observa una mejora en la idea de juego, pero falta de muchos ajustes, que entiendo que irán llegando con el tiempo y los más que presumibles fichajes de los próximos días (y por supuesto no me refiero a Paulinho). El Barça que parece querer Valverde duró lo que duró Iniesta, y habrá que buscar una solución para los últimos minutos que eviten entrar en un ida y vuelta descontrolado.

En cuanto a las actuaciones individuales, me llamaron la atención 3 especialmente:
  • Deulofeu: en aras de ser tan aplicado pupilo, y desterrar su imagen de "enfant terrible", acabó cayendo en la irrelevancia más absoluta, si bien es verdad que su disciplina posicional en banda izquierda facilitó el partido a Iniesta. Todavía tengo la esperanza que sea un punto de partida, para poco a poco ir soltándose hacia el jugador tan desequilibrante que siempre ha sido.
  • Aleix Vidal: para mi el gran talón de Aquiles táctico del Barcelona. Llegó tarde al repliegue tantísimas veces, obligando a Piqué a exponerse en zonas que no le deberían competer. Se perfiló mal en cada mano a mano defensivo, y siguió perdiendo cada duelo ya fuera con Isco, Marcelo, Bale o Benzema. Esperemos que Semedo pueda subir el nivel en esa posición.
  • Denis Suárez: como se venía viendo, puede ser otro de los grandes beneficiados del sistema de Valverde, que da profundidad por banda con los laterales, dejando a los extremos entrar por dentro y asociarse, precisamente el perfil al que el gallego mejor podría responder. Hizo unos minutos muy interesantes, creando mucho más peligro que su antecesor en la posición Deulofeu.
Por último no me gustaría dejarme en el tintero lo que más me gustó de anoche. Fue la Rueda de Prensa de Ernesto Valverde. Fue una exhibición de sentido común de un tipo cabal ante la vorágine que se creaba a su alrededor en el tan manido entorno que Cruyff acuñó para acabar formando parte de él cuando abandonó el banquillo azulgrana. La tranquilidad, cordura y tino de sus respuestas son un punto de partida sobre el que construir algo importante

El miércoles, la vuelta en el Bernabéu, a la intempestiva hora de las 23.00. Mi gran amigo @FernonHortal, me ha invitado a verlo en directo en el estadio, y ya os contaré si somos capaces de la hombrada, o volvemos de nuevo con el rabo entre las piernas a nuestra humilde morada chamberilera.

Podéis seguirme en Twitter o Facebook. Lo pasaremos bien.



lunes, 7 de agosto de 2017

La salida de Neymar: desgracia u oportunidad

Me estreno en la nueva temporada, recién aterrizado de vacaciones, con las pilas cargadas tras comprobar que la tercera generación de Culés de Chamberí está ya encaminada, y no hay más remedio que escribir sobre el asunto de moda, al que llevo tiempo dándole vueltas tras leer mucho y variado de algunos de los referentes del mundo culé, y no tan culé (Albert Morén, Albert Martin, eldeu, Alberto Egea , Ramón Besa....), todos ellos auténticos musts, seas barcelonista o no, si quieres conocer la realidad azulgrana.



Como hay mucho escrito, y no me gustaría ser redundante en exceso, he divido el asunto en 3 caras: el propio Neymar, el Barça y Valverde.


Neymar

Empecemos por el principal protagonista, Neymar. A día de hoy, el brasileño, no ya TOP-5, sino para mi TOP-3 mundial, con mucha mejor lectura de juego de la que algunos analistas le otorgan (en eso ha aprovechado muy bien su estancia en Barcelona) y una capacidad de desequlibrio inigualable en el futbol mundial, es imposible que sea reemplazado no ya en su nivel, sino en el inmediatamente inferior, o incluso en el siguiente por la coyuntura de encarar negociaciones con 222M€. Ahi el Barça pierde sí o sí. Luego habrá que reinventarse.

En cuanto a la pérdida a medio/largo plazo, nadie ha comentado que ningún brasileño en posición de poder llegar a ser considerado el mejor jugador del Mundo ha estado en un mismo club en Europa, toda su carrera. Por lo tanto, era bastante poco plausible que Neymar fuera a aguantar hasta heredar el liderazgo de Messi, que no se presupone inmediato precisamente, en el Barcelona. Por ahí, no veo tanta pérdida, puesto que antes o después, se habría marchado. De hecho todos los veranos ha flirteado con su salida y a la tercera fue la vencida tras sus amagos en periodos estivales anteriores, Manchester United (2015) y PSG (2016) .

Y es que como decía Ortega y Gasset, "yo soy yo y mi circunstancia"; y en el caso de Neymar, sus circunstancias son tan complejas, por ser generoso, que a ojos de muchos culés ver lejos del Barça al "Pai", los "toiss" y demás entorno de Neymar, compensa la inabarcable pérdida futbolística que ocasiona su salida rumbo a París. Como muestra un botón, en los cuatro años que ha estado en Barcelona, Neymar ha sido el jugador mejor pagado del equipo, muy por encima de Messi, lo que de no ser el argentino quién y sobre todo, cómo es, habría dinamitado las estructuras del club de manera segura.


El Barça

Y como se ha marchado, y no podremos sustituir pieza por pieza sin una descomunal pérdida de nivel, llegamos al Barça. La realidad de su salida nos brinda la oportunidad de volver a que en el Barcelona el juego lleve al gol, y no que el gol ya si acaso lleve al juego, que era el mantra en el que se movía el Barcelona de Luis Enrique, apoyado en la fabulosa capacidad de su trío atacante como sugieren algunos comentarios (muchos de ellos reconocidos sufridores madridistas de sus actuaciones).

En este tiempo, muchos culés nos hemos quejado amargamente de la pérdida de importancia del otrora distintivo centro del campo azulgrana, cada vez más zona de paso, y menos de peso, como antiguamente. Este terremoto nos puede permitir hacer de la necesidad virtud, y bien buscando un perfil más asociativo en el lado izquierdo del ataque, o un perfil más fijador dando amplitud y fijando al lateral derecho contrario, volver a las fuentes y regresar al juego de posición, que también facilitaría la presión que tanto gusta realizar Valverde, y que ahora puede llevar a cabo desde la calidad de la posesión, no solo desde el despliegue físico como hasta ahora.


Valverde

Y así llegamos a la tercera cara del asunto, Ernesto Valverde. Según lo que he podido ver en los primeros partidos de pre-temporada, con Neymar todavía dentro, es cierto; ha quedado descartado el fantasma del doble-pivote, optando por un 1-4-3-3 bastante académico, desde el punto de vista culé, con algunas señas propias de identidad. 

La primera es la de dar profundidad y amplitud con los laterales, interiorizando el juego de los jugadores de ataque por banda (Neymar y sobre todo Messi), lo que si es como parece un discurso y no un recurso, podría beneficiarse de un jugador de banda de ataque de perfil más asociativo que de desborde en la izquierda, y que ayudara al mediocampo. 

La segunda es la de ordenarse de nuevo a través de la pelota en un juego de posición que desde hace años, uno no recordaba, y cuyo principal beneficiado es Busquets, síntoma siempre del descontrol en el juego, plasmado en sus carreras a campo abierto ante rivales más fuertes y rápidos. Y este ordenamiento a través del balón, desemboca en una presión muy sincronizada para estar tan pronto en la pre-temporada, acaudillada por Busquets precisamente, y que es apoyada por una adelantamiento de la línea defensiva que reduce enormemente el esfuerzo en metros para todos los jugadores en esa presión, ya que además de estar cerca de la pelota que se pierde muchos, la defensa hace de émbolo para empujar hacia adelante la presión del equipo. 

La tercera es una más trabajada salida de balón, con más pases en campo propio, apoyos y triángulos muy vangaalianos en muchos casos. Esto podría permitir reducir las bajadas a recibir de Messi y servirle la pelota en más ocasiones en los últimos 30 metros, que a mi entender es el escenario más favorable para el éxito del Barcelona.

En resumen, la pérdida es tremenda, por lo buenísimo que es el jugador y por lo imposible de su sustitución, pero su salida nos acerca a lo que muchos culés queremos (de ahí que el pesimismo atávico culé no se haya disparado como cabría esperar), montar un equipo para el último Messi dominante, en línea con la identidad que más éxitos y alegrías ha regalado al barcelonismo, la de un Barça que desde el juego llega al gol.