lunes, 27 de agosto de 2018

Liga 2018-19. Jornada 2. Real Valladolid-Barça. Victoria pírrica en un césped vergonzoso

Primer desplazamiento de la Liga para el FC Barcelona en esta Liga 2018-19, que ha llevado al conjunto azulgrana a tierras pucelanas para visitar al recién ascendido Real Valladolid en el Nuevo Zorrilla, al que ya hacía cuatro años que no visitabamos desde la infausta temporada del Tata Martino, en la que cosechamos una derrota por 1-0, en quizás la única alegría para la parroquia blanquivioleta aquella temporada.


Valladolid, además de una plaza clásica de Primera División, también ha vivido episodios muy significativos de la historia azulgrana. Sin duda, el más recordado es la consecución del título liguero en 1985, con el postrero penalti parado por Urruti al Mágico González y que vio nacer el "Urruti t´estimo que Joaquim Maria Puyal le dedicó en pleno trance eufórico. Pero también son muy recordadas la visita de mayor de 1992, con un 0-6 que significó el primer partido del Barça de Cruyff como campeón de Europa, recién coronado en Wembley; la de diciembre de 1998, cuando la cabeza de un más que cuestionado Van Gaal, fue salvada por un gol (de cabeza) de un todavía imberbe Xavi Hernández; o el debut en septiembre de 1995 de Iván de la Peña con la camiseta azulgrana en Liga en la jornada inaugural, con gol y asistencia a saque de córner incluído, que hicieron retomar la ilusión de los barcelonistas tras la horrible temporada anterior, pues nadie dudaba que aquel divino calvo iba a traernos muchas tardes de gloria al barcelonismo, juntos a sus compañeros de la Quinta del Mini.

Tras la victoria en el estreno liguero, Valverde certificó la importancia del partido, para poner lo que todos entendemos como once de gala, con Coutinho en el interior izquierdo compartiendo sector con Dembélé y Jordi Alba. Un once que pese a todo, veo personalmente difícil de reproducir en las grandes noches de la temporada, donde veo mucho más factible (para mi disgusto), la presencia de Vidal en el interior, para facilitar el 1-4-4-2 en defensa del equipo.

El partido, antes que nada, viene marcado por el lamentable estado del césped de Zorrilla, recién plantado esta semana, y que como es evidente, no había tenido tiempo para arraigar lo suficiente para ser escenario de un partido de fútbol de élite. Cada vez que un jugador frenaba y cambiaba de dirección se levantaban cantidades importantes de césped que en los minutos restantes se convertían en trampas mortales para el normal raseo del balón, con el consecuente daño para el espectáculo. Siendo esto grave, lo es mucho más, el aumento significativo del riesgo de lesión para los protagonistas. 

Su vergonzoso estado me recordó a un derby de comienzos de temporada en el Camp Nou en la temporada de Ronaldo de azulgrana cuando, sembrado desde mayo y con mucha polémica por haberse adjudicado a una empresa cercana a la familia Pujol, el césped se levantaba continuamente, y fue al final protagonista de la jugada que decidió el partido, en un remate del propio Ronaldo que fue levantado por el césped, que Toni apenas acertó a tocar para que Pizzi, ya en el descuento firmara la victoria azulgrana sobre el rival ciudadano. Nada más finalizar aquel partido, y aprovechando que había un parón de selecciones, se procedió a cambiar el césped por uno preplantado en tepes, que obligó también a jugar el primer partido europeo de aquella temporada en la Recopa que se acabaría conquistando en el Estadio de Montjuic, donde ya había jugado en la pretemporada el Gamper (igual que en 1990) y la Supercopa ante el Atlético de Madrid. 

En estas circunstancias, tampoco es lícito sacar demasiadas conclusiones sobre el encuentro. Bien es cierto, que poco se vio de positivo, pero tampoco es excesivamente alarmante. La buena predisposición y chispa de Dembélé, justo el día que se cumplía un año de su fichaje por el Barça y la seguridad de Ter Stegen, podemos decir que es lo único salvable en un partido para olvidar, donde apenas en el último cuarto de hora de la primera parte, se pudo ver a un Barcelona arrinconando en su área al conjunto local, que con muy poquito, tras el buen gol de Dembélé, fue capaz de, ayudado por el cambio del goleador por Arturo Vidal y la renuncia al cuero de Valverde en los últimos minutos, hacerse acreedor del empate que por poco no se produjo, ya que en el descuento tuvimos intervención del VAR para confirmar el fuera de juego de Keko en su remate de cabeza que había superado a Ter Stegen, y que hubiera hecho volar dos puntos, quizás con merecimiento.

Al final, victoria por la mínima, 0-1, en un resultado que según los #datosparaenfermos de Golstalgia, ha sido sinónimo siempre de título de Liga para el Barcelona en todos los precedentes. Esperemos que siga la tradición.


lunes, 20 de agosto de 2018

Liga 2018-19. Jornada 1. Barça-Alavés. La vida sigue igual.

Estreno tardío por los horarios de Tebas del Campeonato de Liga en el Camp Nou, y fácil resumen, aludiendo a la conocidísima canción de Julio Iglesias: "La vida sigue igual". Sigue igual, porque Valverde continúa siendo excesivamente cauto en sus planteamientos, porque seguimos siendo demasiado lentos y previsibles en la circulación de balón en el ataque posicional, pero también porque la presión del equipo es eficaz y eficiente, y sobre todo porque seguimos teniendo en nuestras huestes al mejor jugador de la historia que convierte cualquier noche en el Camp Nou en una exhibición sobrenatural de fútbol a la que nos hemos malacostumbrado simplemente porque para él es casi rutina.


Si el año pasado en el triste primer partido de Liga ante el Betis, vimos un Messi mucho más enfocado a la frontal del área y más desentendido de hacer llegar el balón hasta allí, este arranque nos ofreció un Messi más cercano al rol que desempeñaba con Luis Enrique, partiendo de banda derecha, y con mucha presencia, sobre todo en el espeso primer tiempo en la sala de máquinas, retrasando, en exceso para mi gusto, su posición para acelerar y afilar las posesiones azulgranas, horizontales sobre todo la primera media hora. Veremos si marca tendencia, o tan solo es un recurso durante la temporada.

La otra novedad fue la presencia de Sergi Roberto en el medio campo, en el interior derecho, dejando a Rakitic en una novedosa función de interior izquierdo. Comentó Aspiazu, el segundo de Valverde, que la presencia del de Reus estaba motivada por controlar las potenciales transiciones del Alavés, en una clara muestra de que la cuadro técnico les falta todavía por entender la particular idiosincrasia culé, pues resulta del todo incomprensible que se plantee de manera conservadora en función de la visita del Alavés, con todo el respeto para el conjunto babazorro.

El experimento creo que no acabó siendo exitoso, ya que la falta de fluidez fue evidente. Tan solo en los últimos diez minutos de la primera parte, con la aparición del cansancio de principio de temporada en el Alavés, llegaron las oportunidades a botas de Messi, larguero de falta sensacional, Dembélé y Suárez. Sin más novedad se llegó al descanso, donde Valverde deshizo el plan inicial par dar entrada a Coutinho por Semedo, devolviendo a Sergi Roberto al lateral y a Rakitic al interior derecho.

La segunda parte comenzó con dominio algo más profundo del Barça, pero no llegaba el gol, y comenzaban a brotar, escasas pero preocupantes transiciones del Alavés, aunque siempre bien resueltas por Piqué, que respondió con la solvencia de siempre que se sabe escrutado por la afición, como en este caso por su viaje relámpago a Orlando motivado por otra de sus exitosas aventuras empresariales. Además, en último caso, un atentísimo Ter Stegen, acudía al rescate.

Avanzaban los minutos, y no llegaba el gol, aunque bien es cierto que no se respiraba una excesiva preocupación en el aficionado culé, pues parecía evidente que antes o después caería por su propio peso. Y así fue. Messi forzó una falta en la frontal del área, y consciente de que la barrera tendría en mente su lanzamiento en la primera parte que la superó para que solo la intervención del larguero evitara el seguro gol, decidió tirar de nuevo de pillería, como hizo la temporada anterior contra el Girona, y golpeó por debajo de la barrera para hacer inútil la estirada del muy acertado Pacheco, siempre protagonista frente al Barça. Un minuto después, el rosarino volvería a encontrarse con la madera, en un golpeo de rosca desde dentro del área.

De ahí al final, fueron llegando las ocasiones, Coutinho, con su típica conducción de corona de área hacia dentro y latigazo sembró la tranquilidad con el segundo gol, Pacheco salvó un par de ocasiones más, y ya en el descuento, la Bestia Parda volvió a controlar un balón dentro del área entre dos rivales, y acabó por perforar por tercera vez la portería alavesa.

En resumen, partido un tanto deslucido del equipo, que solo la presencia de Messi, en la construcción, el desborde, el pase definitivo y la finalización, convirtió en un espectáculo de highlights al que llevamos ya más de una década acostumbrándonos, y que solo seremos suficientemente conscientes de su valor e irrepetible singularidad cuando, esperemos dentro de muchos años, dejemos de tener la fortuna de disfrutar el "Petitó" todas las semanas, ya sea en vivo, o por televisión, enfundado en la zamarra azulgrana.

Esta temporada, voy a hacer un seguimiento más propio del #FutbolDeTeletexto, con algunas estadísticas de Messi en cada competición, que iremos actualizando partido a partido.

Goles: 2
Asistencias: 0
Penúltimos pases: 0
Postes: 2


jueves, 16 de agosto de 2018

Trofeo Joan Gamper. Barça-Boca. Cualquier tiempo pasado fue mejor.

Ayer, 15 de agosto, día de Festa Major, se disputó el tradicional y lastimosamente decadente torneo veraniego que organiza el FC Barcelona, el Trofeo Joan Gamper, o "el Gamper" como todos siempre lo hemos conocido. Se disputó a una hora temprana, las 18.30, más temprana todavía que las del primer partido de los tradicionales y ya olvidados Gamper, que hasta 1996, se disputaban en un cuadrangular con semifinales, final y partido por el tercer puesto. Esta edición se tuvo que disputar a deshoras, porque en el primer time futbolero empezaba la Supercopa de Europa entre los equipos madrileños y la UEFA desaconseja o directamente no permite que se jueguen partidos en los mismos horarios que los de sus competiciones.


Son esas cosas del fútbol moderno que a los viejunos (o Vintage como a mi me gusta decir) nos hacen bramar eso de que "cualquier tiempo pasado fue mejor". En los 80, los mejores equipos de Europa y América pasaron por el Trofeo Joan Gamper, en lo que era la presentación y primera toma de contacto con el equipo para la afición culé. No existían las redes sociales, ni las giras por otros continentes televisadas, y el culé esperaba ávido de ver si las nuevas incorporaciones podrían hacer de la temporada un éxito. Si el equipo pasa con éxito la prueba del Gamper, se escuchaba en los aledaños del Camp Nou el "aquest any, sí", que casi siempre para octubre se había tornado en un "aquest any, tampoc".

Para mí, personalmente, era una fecha marcada en rojo en el calendario, y el momento más esperado de mi vacaciones en la Costa Brava, o avanzada la década de los ochenta en Cambrils. Todo un ritual. Comida en la Barceloneta, comprar el periódico en las Ramblas, empanada para el partido en el Nuria, y camino al campo, tomar algo en el Rala, y tras el partido reencontrarnos con mi madre para cenar algo ligero en uno de los restaurantes de la Diagonal al lado del edificio de La Caixa, y volver al lugar de vacaciones ya pasada la medianoche.

Con el paso de los años, la masiva retransmisión hasta de los entrenamientos, los compromisos comerciales en pretemporada y el cada vez más temprano comienzo de la Liga, redujo notablemente la disponibilidad de fechas paralelamente a la pérdida de interés como prueba de fuego del equipo. El torneo pasó a partido único, y como protocolaria presentación del equipo, e incluso en los últimos años, casi a partido de costellada con equipos que son fácilmente goleados por el Barça. De hecho, la última vez que fui, fue en 2008, con el "abróchense los cinturones" que pronunció Guardiola para la temporada en que nos pasamos el fútbol con el sextete. Fue precisamente contra el mismo rival de ayer, Boca, que ya años antes en 2003 había venido en el debut de Ronaldinho en el Camp Nou, y que también tuve oportunidad de presenciar en directo.

La decadencia del partido en si, se demuestra en que ya ni siquiera se empieza con el teórico once titular, sino que se aprovecha para mezclar titulares y suplentes en cada parte, como ocurrió ayer. Fue un partido sin historia ni juego, tan solo de detalles, como el primer gol en el Camp Nou de Malcom, que dio muestras de su gran disparo, el primero también pero de la temporada de Messi, y la confirmación de que Rafinha tiene un sitio en la plantilla y que Riqui Puig tiene ángel, pese a no hacer un gran partido ante la falta de intensidad colectiva. Ayer, como en 2008, lo mejor fue un discurso, esta vez el de Messi, que conciso pero claro, agradeció el legado de anteriores capitanes, puso en valor a las incorporaciones y marcó como objetivo la Champions para esta temporada. Esperemos que como hace 10 años, la temporada sea igual de histórica.

martes, 14 de agosto de 2018

Supercopa. Barça-Sevilla. Primer título menor de Messi como capitán

Empieza una nueva temporada oficial para el Barça, y también empezamos la de Culé de Chamberí: el Blog. Con medio equipo, o al menos medio equipo titular, todavía en chanclas tras el descanso post-mundialista, y contra un equipo con una preparación mucho más avanzada al tener que jugar previas de competición europea, se presentaba un partido bastante igualado a primera vista.


El partido, que por primera vez se jugaría fuera de España, en Tanger, venía precedido por una serie de polémicas sobre las fechas, el formato y la sede, en la que los sevillistas se sintieron especialmente damnificados, poniendo el grito en el cielo, con poco éxito en sus reivindicaciones. Asumiendo que por normativa les corresponde jugar esta competición, yo creo que deberían haber tenido un poco más de tacto en sus reivindicaciones, pues no dejan de jugar esta competición un tanto de prestado, a mi modo de entender, tras el doblete azulgrana de la pasada temporada.

Valverde, en una muestra más de su habilidad en el manejo del grupo, decidió incluir en el viaje a toda la plantilla, lesionados incluidos, así como a dos chavales del filial que se ganaron su inclusión en la gira norteamericana. Juan Miranda, que tras la sorprendentemente rentable marcha de Digne al Everton, ha sido designado por la dirección deportiva como la alternativa a Jordi Alba en el lateral izquierdo, decisión que aplaudo fervorosamente; y la perla de la cantera, Riqui Puig, mecido por la ola del hype más absoluto del barcelonismo, quien a sus 18 años, es visto (aquí me incluyo gustosamente) como el último guardián de las esencias del juego de posición que tanto añoramos muchos en el Barcelona actual. Pequeñito, liviano, y con un aspecto de pre-adolescente, posee una inteligencia y una técnica extraordinarias, que le permiten eludir la mayoría de los envites físicos de los que inevitablemente saldría perdedor. Con un entrenador valiente, Riqui jugaría no menos de 20 partidos este año, pero entre la profundidad de la plantilla en el mediocampo y el talante bastante conservador de Valverde, no le veo más allá de alguna inclusión en convocatoria en Liga, y quizás minutos en la primera ronda de Copa del Rey. De hecho, Riqui fue uno de los desechados para entrar en el acta del partido.

La alineación azulgrana también dejó algunos detalles, puede que esclarecedores. Ter Stegen, pese a estar más corto de rodaje y a las buenas actuaciones de Cillessen en Estados Unidos, fue titular y a la postre decisivo. Esta decisión puede influir en la voluntad del holandés de buscar minutos fuera del Camp Nou, lo que abriría un agujero importante en la plantilla azulgrana, tan sólida en la portería a día de hoy. La segunda, la presencia de Dembélé en ataque junto a Messi y Suárez, pese a los rumores y filtraciones a la prensa del régimen sobre su posible marcha si llega una oferta importante. Al igual que el teutón, el mosquito fue más que importante para la consecución del título.

Y eso que el partido no empezó demasiado bien, y a los pocos minutos, un balón rebotado llegó a Muriel, quien encaró a un todavía faltísimo de rodaje Piqué, para acabar cediendo a Sarabia que con su gran zurda alojó el balón en las redes de Ter Stegen. El linier levantó la bandera algo tarde (tal y como les han solicitado se haga para evitar que la jugada se anule antes de tiempo), pero el VAR hizo su primera y acertada intervención, validando la jugada y certificando la ventaja sevillista.

En los siguientes minutos, para mi gusto, el Sevilla se echó demasiado atrás, y apenas volvió a intimidar a la defensa azulgrana, que aun así mostró cierta falta de coordinación durante todo el partido, no en vano, era la primera vez que jugaba junta la pareja Piqué-Lenglet. El Barça se apoderó del cuero, y con menos fluidez de la deseada, con un Arthur que todavía se sigue aproximando demasiado al balón (no sé si por petición expresa de Valverde), sí que empezó a merodear el área sevillista, con especial peligro cuando la pelota pasaba por las botas de la BP, quien casi en chanclas y bañador, se hartó de batir líneas con pases filtrados para Alba, Semedo y Dembélé, quizás los más incisivos del equipo, a falta de que Suárez coja un mínimo de forma, pues se largó uno de esos partidos que desesperan al aficionado culé, y llegan a clamar por su suplencia si no por su salida directa del club. Como es un escenario que no contemplo (por probabilidad más que por deseo), espero que una vez se ponga en velocidad de crucero (como Piqué), siga ofreciendo al equipo salidas y trabajo, además de la segura veintena larga de goles. Bien es cierto que su edad ya hace vislumbrar una cierta caída en su rendimiento, mas relacionada con su rango de acción que con su acierto goleador, por otra parte; pero su trabajo e inteligencia posicional es impagable para sus compañeros en la fase ofensiva.

Tanto fue el cántaro a la fuente, que en una falta, una vez más magistralmente lanzada por Messi, cuya variedad de recursos en los lanzamientos de falta directos creo que nunca se ha visto, pues amenaza con igual soltura los cuatro ángulos de la portería indistintamente y con similar acierto, acabó con un rechace a pies de Piqué, siempre atento a estos balones en sus subidas para igualar el partido y llevarlo al descanso tal y como empezó.

En la segunda parte, el Sevilla volvió a amenazar, llegando el Mudo Vázquez en un cabezazo a besar el larguero. Sin embargo, con el paso de los minutos, se iba haciendo con el control del partido el Barcelona, con llegadas cada vez más peligrosas al marco del checo Vaclik, que me causó bastante buena impresión por cierto. Así, en el minuto 77, Dembélé se aproximó en conducción al vértice del área y soltó un latigazo que se coló tras golpear el larguero en la portería. Parecía que era un jaque mate al partido, pero en una jugada embarullada y confusa, Ter Stegen derribó a Aleix Vidal al levantarse, y el árbitro consideró que era penalti. Ben Yedder, tímidamente lanzó para que el portero azulgrana de manera aparentemente sencilla, atrapara el balón y soltara un espontáneo "a tomar por culo" que demuestra que ya es uno de los nuestros. Como vengo sosteniendo hace tiempo, el portero alemán se ha hecho acreedor a formar parte de los capitanes del equipo, aunque este año tampoco parece que vaya a ser así.

Otro título, evidentemente menor, para el Barcelona, que hace el número 33 de Messi como azulgrana, lo que le convierte en el jugador más laureado de la historia del club, y curiosamente el primero (esperemos que de muchos) que levanta el rosarino, esta temporada ya primer capitán del equipo.

Pocas conclusiones me veo capaz de sacar, aunque parece que Valverde de entrada apuesta por un 1-4-3-3 como sistema por defecto que acabó bien es cierto en un 1-4-2-3-1 en la segunda parte con las entradas de Coutinho y Rakitic. Rafinha, aunque no me disgustó, quizás lo veo más como alternativa en ataque que en el interior, a Arthur le vi un tanto tímido con tanta vaca sagrada alrededor, aunque le veo un extraordinario potencial, a Lenglet algo falto de contundencia, pero muy solvente en la salida de balón y en el juego aéreo y principalmente la gran actuación de Dembélé.

El francés, tras una año prácticamente perdido por la lesión y la adaptación a un nuevo país, ciudad, campeonato y club, parece que empieza con buen pie esta temporada, pese a las campañas de los diarios del régimen en su contra, promoviendo su salida. A mí, me parece un extraordinario jugador, con muchísimas posibilidades, pero que no creo que pueda desarrollar todo ese potencial en un equipo en el que los espacios en ataque son habitualmente escasos, y que su imprecisión técnica se ve más expuesta en controles y primeros toques, además de en las conducciones hacia dentro, que chocan en ocasiones con el radio de acción de Messi. Siendo impopular estos días, si se recuperara la gran inversión que se hizo en él la temporada anterior, yo lo vendería para poder comprar otro centrocampista dominante y de posición de entre Pjanic, Eriksen, De Jong o mi sueño eterno, el alemán Kimmich, que además daría una opción más en el lateral derecho.

En apenas 4 días empieza la Liga con la visita del Alavés del Pitu Abelardo al Camp Nou, en el que seguro estará sentado en su localidad el primigenio Culé de Chamberí, aprovechando encontrarse de merecidas vacaciones estivales en su casa de Cambrils, ésa que solemos invadir en la segunda quincena de julio, servidor y todas sus princesas. Se acabó el verano futbolístico, y empieza lo bueno. Yo os lo intentaré contar como siempre a aquellos incautos que se pasan por este humilde blog culé chamberilero.