lunes, 14 de mayo de 2018

Jornada 37. Levante-Barça. Se acabó el récord de imbatibilidad. Gran Levante, preocupante Barça

Con todo el pescado vendido, por arriba y por abajo, ya solo quedaba una cosa por dilucidar, o más bien confirmar: la imbatibilidad del Barça a lo largo de un Campeonato de Liga entero. Y hoy, ya no queda ni eso, pues el equipo de Valverde sucumbió ante los envites de un Levante liberado de tensión, enrachado y con un nivel de acierto absolutamente abrumador: 6 llegadas, 5 goles y un larguero. Aun así, la remontada fue posible tras un arranque de orgullo azulgrana que no fue suficiente de auténtico milagro.


Valverde se dejó en Barcelona a Messi. Ya había pasado en Málaga ante el nacimiento de su tercer hijo, pero en esta ocasión, su ausencia, sumada a un excesivo bajón en la tensión del equipo derivó en esta primera derrota. La defensa, muy criticada por su actuación presentaba a Ter Stegen, que no acabo de entender por qué jugó ayer y no el miércoles, Alba, y el resto no habituales: Vermaalen, desafortunado; Semedo, perdido; y Yerri Mina, absolutamente desastroso. De ahí hacia adelante, todo lo más titular que se puede sacar en ausencia de Messi; los tres medios titulares y Suárez y los dos fichajes millonarios en cada banda.

El comienzo del partido fue muy alentador. Buena presión, llegadas al área levantinista y tranquilidad. Esto duró hasta el primer esperpento de Yerri Mina. Despeje blando y al centro de un balón lateral, salida descontrolada a presionar el balón, y vergüenzas al aire en el uno contra uno con Morales que lo superó como a un muñeco de los entrenamientos, para acabar centrando al lugar donde el colombiano debería haber permanecido. 1-0, y a remar. Como las desgracias nunca vienen solas, Vermaalen, que ya estaba dando los primeros síntomas de desesperación, volvió a su condición de hombre de cristal y se lesionó en un sprint. Como los jugadores de ahora no llevan puestas, no ya las espinilleras, sino ni siquiera la camiseta, Piqué tardó los minutos suficientes en salir para que el Levante, ante otro error de posicionamiento de Yerri Mina, que se fue al lateral cuando era el único central en el campo, marcara el segundo tanto, dejando también en la foto a un Semedo que volvería a aparecer en futuras ediciones de "culpables del gol".

Los últimos 10 minutos, con un Piqué, que sumaba a su habitual espíritu indomable ante la derrota, la segura consciencia de su cuota de culpabilidad en el segundo gol, nos tranquilizaron un poco a los culés al apreciar que el orgullo estaba ahí todavía y Coutinho en un latigazo desviado por un defensa acortaba las distancias para llegar al descanso con fundadas esperanzas en la remontada del equipo.

Pero los primeros 10 minutos de la segunda parte echaron por tierra cualquier esperanza culé, al recibir en 3 transiciones, 3 goles, con mención especial una vez más a Mina y Semedo, totalmente fuera de sitio en todas y cada una de las situaciones, y un Alba que nunca estaba en su sitio, más pendiente de llegar a línea de fondo contraria que de defender la propia. Incluso Piqué perdió un balón aéreo impropio de sus condiciones. Así que un increíble 5-1, que Messi desde casa estaría viendo estupefacto.

Valverde movió el banquillo, y dio entrada a Alcácer y Denis por un Iniesta al que el ritmo del partido había superado una vez más y a un desaparecido e impreciso Dembélé. Los cambios agitaron al equipo que se dio cuenta que el ridículo que estaba haciendo no era mínimamente soportable y empezó a asediar a una portería levantinista que no daba ninguna muestra de solidez. Y fueron cayendo los goles como fruta madura, ayudados por el cansancio de los locales por el despliegue de la primera hora. Coutinho, por dos veces, y Suárez de penalti, acortaron la sonrojante diferencia en el marcador y dejaron a tiro de un gol la imbatibilidad con más de 20 minutos por delante.

En ese mismo instante es donde muchos culés echamos en falta a la Bestia Parda. Porque creo que todos tenemos claro, que viniendo de atrás con el contrario cansado y falto de seguridad alguna atrás, no es que con la entrada de Messi se habría mantenido la imbatibilidad, sino que muy probablemente se habría ganado el partido con cierta soltura. El caso es que Valverde decidió no llevarle a Orriols, y no fue posible culminar la remontada, por otra parte inmerecida ante el esperpento perpetrado en buena parte del encuentro por parte de los jugadores azulgranas, de los que apenas salvaría a Coutinho, que a pesar de todo sigue mucho mejor relacionado con el gol que con el juego, cuando las necesidades del equipo son exactamente las contrarias, y Denis Suárez, quien sigue sumando minutos de calidad aportando cosas al equipo, incluso cabreándose como ayer, que buena falta le hace al chico salir de su timidez y frialdad características.

No hay más que felicitar al Levante, por la victoria, extraordinaria guinda a este final de temporada en el que están cumpliendo sobradamente con sus objetivos. También, de alguna forma, lamentarse por haber perdido ya en la orilla esa imbatibilidad liguera que a algunos nostálgicos como servidor tanta ilusión nos hacía, aunque bien es cierto, que el Campeonato se ganó sin haber conocido la derrota, pues ya sabéis que el que no se consuela es porque no quiere ;-)

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