viernes, 1 de febrero de 2019

Copa del Rey 2018-19. Barça-Sevilla. Locura, descontrol y momentos sublimes en una gran remontada

Voy a empezar mis impresiones con una cuestión que quizás sea inesperada. Yo he vivido siempre en territorio comanche, mis visitas al Camp Nou, aunque casi alcancen la cincuentena, diría, han sido excepciones maravillosas que he disfrutado con fruición, sin dosificarme en absoluto, y que siempre me han parecido pocas y cortas. Es quizás una de las grandes cuentas pendientes de mi vida, poder ir con asiduidad a ver al Barça jugar en casa. Por eso, me hierve la sangre, cuando, como el miércoles, con una invocación expresa por parte del mejor jugador de nuestra historia, la Bestia Parda, a acudir a apoyar al equipo, veo un estadio con apenas 58.000 espectadores. ¿Qué coño hacíais los que os quedasteis en casa si no es por una razón de fuerza mayor? Esos 40.000 desertores deberías vivir avergonzados, y me alegro que muchos de vosotros os arrepintiérais de no haber vivido en directo otro partidazo del también mejor equipo de la historia que lleva una década larga dándonos alegría y haciéndonos disfrutar regularmente cada tres días. Llegarán tiempos oscuros, y os arrepentiréis todavía más de haber sido tan injustos, comodones y desagradecidos en noches como la del miércoles.


Valverde y sus once guerreros no se dieron por aludidos, y salieron ya desde el minuto 1 por todo y con todo. El once más titular que se podía presentar se presentaba en el verde y acogotaba desde el comienzo al Sevilla, que apenas podía achicar balones con su defensa de tres centrales y un stopper por delante. Se sucedían las llegadas a las inmediaciones de un portero casi novel, Soriano, que ya daba alguna muestra de nerviosismo. Así, a los poco más de diez minutos, Messi recibió en la frontal, muy marcado y, al armar la pierna dio al muslo de Promes, y acabó golpeando el césped. Para mi penalti claro. Estúpido, pero claro. Enseguida, el propio Messi, en una demostración de lo que es un capitán, sin necesidad de sobreactuaciones gestuales, gritos o arengas, le dijo a Coutinho que lo tirase con la intención de volver a embarcar al brasileño en la dinámica del equipo. Coutinho lo lanzó fuerte y ajustado. Gol, pese a la gran estirada de Soriano que adivinó la dirección del disparo. La primera piedra de la remontada estaba ya colocada.

La siguiente tuvo como protagonista al hombre de la Copa en el Barça: Jasper Cillessen. Un monumental portero, que ejerce de manera ejemplar de suplente, tanto en el banquillo como cuando tiene que salir. Siempre acertado y decisivo, sea en León ante un 2ªB, o en la final de la Copa del Rey. Estamos hablando de un tipo que sin duda es Top-10 mundial, y que aquí es y asume ser el portero suplente. Es algo tan excepcional como insostenible. El holandés merece que se le deje volar si ese es su deseo; creo que convenderemos todos. En dos intervenciones, la primera a taconazo genial del André Silva, en quizás una de las paradas de la temporada, salvando al palo un gol seguro, y un minuto después, superando su teórica gran debilidad que son los penaltis, pues nunca hasta este partido había parado uno en partido oficial en su carrera. Adivinó la intención de Banega, y puso no la siguiente piedra, sino todo un muro para apuntalar la remontada.

El Barça seguía afilado, con un Arthur especialmente vertical, como se demostró en el segundo gol antes del descanso, en un pase filtrado hacia Rakitic, que el croata desvió lo justo para despistar a Soriano, y empatar la eliminatoria al ecuador del partido. A la vuelta de vestuarios, un vendaval. Coutinho de nuevo, en plancha como si de un panzer alemán se tratara y Sergi Roberto, el goleador de las remontadas, tras asistencia inexistente para cualquier otro que no fuera la BP, ponían tierra de por medio con 2 goles. Sin embargo, remontar tan pronto creo que desconcentró un tanto al equipo, que no tuvo muy claro durante algunos minutos qué hacer.

Así, tras un error muy inhabitual de Cillessen con el pie, el Sevilla montó una rápida jugada de ataque que acabó Arana con un gran disparo inalcanzable para el holandés. El Sevilla volvía a la eliminatoria, pues un gol más les clasificaba para semis. Valverde, que esta vez creo que estuvo lento con los cambios, sacó a Vidal por Rakitic en una apuesta clara por el intercambio de golpes, y después a Semedo por Coutinho, en un cambio algo más conservador que llevó a Sergi Roberto a jugar por banda izquierda casi de extremo. El Sevilla se aproximaba pero las ocasiones claras eran azulgranas. Messi, falló un gol impropio, a bocajarro, en una intervención milagrosa esta vez de Soriano, y el propio rosarino y Sergi Roberto tuvieron la sentencia.

Ésta llegó casi en el descuento en una contra que Alba, una vez más Alba se encargaba de llevar hasta línea de fondo para con un grandísimo y complicado centro dejar que Luis Suárez, pusiese una guinda a su extraordinario partido jugando de espaldas y habilitando compañeros. Pero la traca final fue otra, y ya en el descuento una jugada maravillosa, que rememoró al más talentoso "Rugby Champagne" francés. Suaréz, Piqué, Alba y finalmente Messi entrelazaron una serie de paredes utilizando todas las superficies del pied para acabar dejando a la Bestia Parda al borde del área pequeña con el balón controlado, y ésta vez sí, marcar a placer para cerrar un partido que pone en valor a este equipo, y a su voracidad competitiva desde el gusto estético.

Fue un partido tácticamente mejorable, falto de control en muchos casos, abriendo la posibilidad al rival para volver a la eliminatoria, con fallos individuales cuantiosos por parte azulgrana, pero fue una gozada para el espectador neutro con seguridad, y una vez asegurada la clasificación para el culé en particular. Fue un partido más propio de los mejores tiempos del Barça de Luis Enrique que del de Valverde, mucho más calculador, pétreo y por qué no decirlo, cicatero. 

Un gran partido que nos deja vivos en Copa, donde nos espera el Real Madrid, que esta vez sí, hemos tenido la fortuna de enfrentar tras un sorteo. Eso que llevo yo años pidiéndome para Champions, ha caído en Copa. ¿Estaré equivocado? Veremos, pero lo que es seguro es que será intenso. Como dijo Pep Guardiola en 2008 el día de la presentación del equipo en el Camp Nou: "abróchense los cinturones".

Como siempre cerramos con la actualización del Bestiapardómetro, con un gol y una asistencia más, más el penalti sufrido que yo cuento como asistencia también.


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