martes, 7 de marzo de 2017

Jornada 25. Barça-Celta. Ensayo de remontada con un nivel excelso de juego

Escribía recientemente rumiada la matanza de San Valentín en París, que me conformaba con que el equipo saliera en el partido de vuelta a jugar al fútbol. Era más un anhelo sentimental sin demasiada esperanza de que pudiera llegar a ocurrir. El equipo había culminado aquella noche un proceso de deterioro del juego. Ese paulatino, pero evidente, deterioro en el juego quedaba anestesiado por los resultados, que solo eran consecuencia de la brutal pegada del equipo y, especialmente, del nivel al que estaba Messi. Sin embargo, en el dia D, recibió en 90 minutos un escarmiento difícilmente superable. 



Hoy a escasas 24 horas de ese partido de vuelta, aun reconociendo que la remontada está más en los terrenos de la entelequia que de la probabilidad, puedo decir que pase lo que pase, me voy a sentir aliviado, pues es seguro que el equipo me otorgará lo que le pedía tras rumiar lo acontecido en la ida, y saldrá a intentar lo imposible desde el juego, para que éste nos lleva al gol. Exactamente lo que pudimos ver el sábado ante el Celta, en lo que se puede considerar un ensayo general de remontada en toda regla.

Luis Enrique, aliviado como él mismo reconoce tras oficializar su adiós a final de temporada, ha dado con el ajuste que permite al equipo reconocerse a si mismo. Ha adelantado una pieza de la defensa, Sergi Roberto, hacia el interior derecho, abriendo el teórico interior a la cal, y centrando la posición de Messi para maximizar su intervención en el juego y desde ahí lanzar a un Neymar en su mejor momento desde que está en Barcelona, y al siempre concentrado, luchador y letal Luis Suárez.

Este 1-3-4-3 en posesión de balón, deviene en el 1-4-4-2 en defensa, con la vuelta del interior y extremo a posiciones más defensivas, y la ayuda de Neymar en el flanco izquierdo del medicampo. Es un sistema muy exigente físicamente, pero una de las mayores virtudes del equipo técnico que lidera Luis Enrique es conseguir que los jugadores lleguen en plenitud física al último trimestre de la temporada que ahora comienza, donde, en teoría, se deciden los títulos.

El Celta se presentaba el sábado como una piedra de toque interesante, por la radicalidad de sus planteamientos, que vierten sobre el verde una sucesión de batallas individuales, muy exigentes para el contrario, y que se habían demostrado especialmente eficaces ante el Barcelona de Luis Enrique, pues le habían ganado 3 de los 5 partidos anteriores; incluído uno en el Camp Nou.

Sin embargo, desde el comienzo, el estado de forma de Neymar decantó el partido, obligando a Berizzo a cambiar su planteamiento a los 10 minutos, volviendo a colocar sobre el brasileño, al, quizás, defensa marcador que mejor le ha frenado desde que llegó a España, Hugo Mallo, inicial medio derecho para doblar la atención sobre el sector Alba-Neymar.

Los primeros 20 minutos fueron una demostración de lo que puede llegar a jugar este equipo, con una salida de balón apoyada en 3 jugadores en primer escalón (Umitit, Piqué y Alba), con salidas hacia Sergi Roberto, Rafinha y Neymar muy nítidas y que ofrecían una altura de juego rápida y continuada, favoreciendo el contacto de Messi y Neymar con el balón, en una sociedad en corto que no entiendo cómo en estos 4 años no se ha potenciado más. Esta altura de juego también alimentaba la presión tras perder el balón, que liderada por un extraordinario Busquets (termómetro una vez más del juego del equipo), ahogaba en sus inicios casi cualquier ataque celtiña.


Fueron 25 minutos de avalancha de juego y llegadas, achicadas como podían por la defensa olívica, que milagrosamente sobrevivió hasta que Messi recibió en el centro del campo de espaldas a la portería, con Cabral a su espalda al que anudó al girarse, encaró a Sergi Gómez, lo dribló con una insultante suficiencia, encaró la frontal y en cuanto vislumbró su hueco en el rincón inferior derecho de la portería, lo deposito con hermosura sin necesidad de ninguna violencia de golpeo, tan solo un toque sutil, inalcanzable para Sergio.

Y si el primero fue bueno, qué decir del segundo. Combinación rapidísima generada por Busquets, sobre Messi que, tras apoyarse en Rakitic,  filtra un monumental pase a Neymar que llegando en carrera, toca con una delicadeza al alcance de casi nadie y eleva suavemente sobre el portero, que se queda boquiabierto viendo como el balón se introduce lentamente en su portería. Una obra de arte.

La segunda parte comenzó por los mismos derroteros, y fueron cayendo los goles de Rakitic, Umtiti y de nuevo Messi, en otra de sus maravillas ya rutinarias, que solo apreciaremos en su extensión cuando desgraciadamente no esté. Encaró desde el extremo derecho en carrera, y tras dejar un par de defensas tirados para, ante la certeza de todos que buscaría su rincón, girar suavemente el tobillo y, por debajo de las piernas de un desesperado Cabral, besar por quinta vez la red del arco celtiña.

Hacía mucho tiempo, no sé exactamente precisar cuánto, que no veía un partido a este nivel del Barça. Táctica, colectiva e individualmente produjeron una exhibición futbolística de primer orden, que ilusiona a creer en lo imposible, la remontada contra el PSG, que muy probablemente vendrá algo más precavido, si cabe, tras presenciar el ensayo general que el Camp Nou vivió este sábado. Ensayo de una hazaña imposible, a la que tan solo el talento de los jugadores y la presencia de un Messi encendido podrían abrir una rendija.




1 comentario:

  1. Por hacer de contrapunto ante tanto optimismo (¿pesimismo atávico culé?) te digo más o menos lo que ya comentamos por twitter. teniendo claro que es poco menos que imposible remontar el 4-0 al PSG, el Barça debe tener mucho cuidado con las ocasiones que concede al rival. Evidentemente pensar en un partido con 0 ocasiones del rival es imposible (ante un rival del nivel del PSG, en cuanto a individualidades se refiere), ante el Celta cedieron al menos 2 ocasiones clarísimas, una en la 1ª parte en un mal despeje de Umtiti en el área pequeña y la otra en la 2ª parte (no consigo recordar el jugador que la falló, ¿quizás Aspas?) que se plantó más o menos cómodo en la frontal del área y con casi todo a su favor la tira fuera. Esas ocasiones que el Celta falla te pueden costar muy caras el miércoles con los Cavani y cía con la caña preparada...
    La clave para poder soñar es mantener el espíritu vivo, y eso pasa por no regalar ocasiones tan claras

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