jueves, 28 de septiembre de 2017

UCL. Jornada 2. Sporting Clube de Portugal - Barça. La flor de Valverde no puede ocultar el pésimo partido

Ayer se jugaba en Lisboa, en la segunda jornada de la liguilla de la Champions, un partido entre dos equipos especiales para mi. Uno, el de siempre, el primero y auténtico, el Barcelona, y otro el que fue mi equipo de acogida durante mis años de estancia en Portugal, cerca de Lisboa, en Cascais, y que gracias a un compañero de trabajo, el muy grande Rui Marcelino, tuve la oportunidad de conocer de arriba a abajo a comienzo de los años 2000: El Sporting Clube de Portugal, SCP.




Aquí se le seguirá llamando equivocadamente el Sporting de Lisboa, porque como he oído muchas veces: "es que siempre ha sido el Sporting de Lisboa". Con un par. A ellos, a los "adeptos" del Sporting, les molesta especialmente por una cuestión muy sencilla. Además de no aparecer Lisboa, sino Portugal, en su nombre; su archirrival ciudadano, el Benfica, sí que se llama Sport Lisboa e Benfica (SLB). Esto la verdad es que nunca lo he oído explicar en la radio y prensa deportiva, pero espero que al menos ayude para que nombremos al equipo por su nombre, y no como nos parece que por una cuestión de costumbre se justifica.

El partido, entre los dos equipos que habían ganado en la primera jorada del grupo. Los lisboetas en Atenas ante el Olimpiakos, y el Barça con gran actuación de Messi ante el subcampeón Juventus en el Camp Nou. La principal novedad fue la salida de la convocatoria de Deulofeu. Extraña por haber ya descansado en Girona, pero a la espera de futuros acontecimientos, y tras la felicitación del de Riudarenes al equipo, espero que no sea más que una anécdota.

Valverde, presentaba una nueva vuelta de hoja en los experimentos tácticos de este principio de temporada. Salió con Sergi Roberto, en principio en banda derecha de ataque, pero dibujó al final un 1-4-4-2 con un doble pivote con Rakitic, especialmente desacertado toda la noche, y Busquets, más perdido que un pulpo en un garaje en esta novedosa disposición del medio campo. La consecuencia, una primera parte muy plana, sin profundidad, y ausente de desborde. En el otro lado, el positivo, una tranquilidad bastante importante en defensa por el inocuo control del partido, aunque aún así, encontraron en un par de oportunidades el camino a la portería de Rui Patricio, con un más incisivo, pero todavía desacertado, Luis Suárez, y un Messi bastante gris.

El 0-0 del descanso, se rompió muy pronto al inicio de la segunda parte en una jugada a balón parado, muy bien lanzada por Messi, y que embarulladamente acabó dentro del arco sportinguista, en un nuevo gol en propia meta (segundo máximo goleador tras Messi del equipo, por cierto). Volvía la flor del Txingurri, y pudiera parecer que con los antecedentes de la primera mitad, el escenario era propicio para seguir ejerciendo un control del partido para poderlo cerrar en alguna ocasión que los impulsos del Sporting para intentar el empate, seguro ofrecerían.

Sin embargo, asistimos atónitos a una incapacidad absoluta para parar el partido en esta segunda parte, llena de imprecisiones por parte de todos los jugadores, pero que acercaron en demasiadas ocasiones al equipo lisboeta a la frontal del área de Ter Stegen, pero que por su falta de calidad arriba, no transformaron en peligro, salvo un remate dentro del área del hiperactivo Bruno Fernandes, que sacó muy bien el portero alemán. Se sucedieron los cambios y no se daba con la tecla para parar el partido, y pudimos ver incluso cabalgadas lideradas por Sergio Busquets, algo absolutamente inverosímil.

Creo que se puede calificar sin ningún genero de duda, que el experimento del 1-4-4-2 fue fallido, pese al resultado. Por primera vez se pudo ver claramente un doble pivote, que como siempre he venido sosteniendo, nos lleva a un juego absolutamente plano, inaceptable, aburrido y solo salvado por un gol en propia meta y a pelota parada.

En la parte positiva, la consolidación de la buena adaptación de Semedo, el único beneficiado por vaciar el extremo derecho, siempre muy atento en la corrección atrás y ayudando en la salida con mucha seguridad en el pase. Y también el excepcional partido y momento de forma de Samuel Umtiti, que está siendo capaz de diluir el horrible momento de Gerard Piqué, muy desubicado, lento y tomando decisiones impropias de su nivel en algunos momentos.

Esperemos que sea apenas un borrón en el progreso del equipo, que tampoco olvidemos lleva apenas un mes y medio de competición, y pleno de victorias desde la Supercopa de España. Lo veremos en los próximos partidos.

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1 comentario:

  1. Domésticamente, el Barcelona ha ganado 25 títulos de La Liga, 30 de Copa del Rey, 12 de Supercopa de España, 3 de Copa Eva Duarte y 2 de Copa de la Liga, además de ser el ganador del récord de las últimas cuatro competiciones.

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