lunes, 19 de marzo de 2018

Jornada 29. Barça-Athletic. Una gran primera parte facilita el modo ahorro de energía un día más.

Aunque hoy es oficialmente el dia del Padre, al caer en lunes, y no tener a bien las autoridades habilitarlo como festivo, muchos papás lo celebramos ayer. Así que, servidor, que comenzó el día ataviado por regalos artesanales hechos por mis niñas, y con un generoso y exuberante desayuno sorpresa, ya vislumbraba que tocaba ver el partido del Barça en diferido, porque qué menos que corresponder con una comida fuera de casa en familia, en la que las niñas disfrutaran. Además, silenciando grupos de whatsapp y huérfano de Twitter, pude vivir un auténtico falso directo de media tarde, sin ningún atisbo del resultado del partido, salvo el hecho incontrovertible de que, independientemente de lo que hubiera pasado en el partido, el mundo no se había acabado.


Se presentaba un Athletic recientemente eliminado de la Europa League en el Camp Nou, reservando a sus amenazas atacantes de inicio (Williams y Adúriz). Enfrente, un Barcelona diezmado en su columna vertebral, sin Suárez (sancionado), Busquets (lesionado) e Iniesta (dosificado), debía buscar un planteamiento que minimizara el peso de las ausencias. Valverde, que se ha destapado como un consumado estratega, dispuso un equipo lleno de desborde y agresividad en área contraria, para compensar la más que previsible pérdida de fluidez en la salida de balón por la falta de la clave de bóveda (Busquets), del tercer miembro de la ruta de salida más eficaz, la que por la izquierda garantizan Umtiti, Alba y Andrés Iniesta, y la presencia de dos interiores (Paulinho y Coutinho) que por diferentes cuestiones se relacionan más con el gol que con el control del partido.

Esos problemas de salida se evidenciaron en los primeros minutos, aunque es cierto, que la preferencia en este estadio inicial del juego durante todo el partido fue la de asegurar todavía más los pases. En contrapartida, una vez que se instalaba el equipo en campo contrario, se desataba un vértigo que desbordó repetidamente al equipo vizcaino, con constantes alternativas en el balcón del área, y mención especial para un Dembélé, que esta vez buscó mucho más el vértice del área que la línea de fondo. Así, en una de las primeras jugadas, muy trenzada y paciente, Messi encontró (en milimétrico fuera de juego, por cierto) a Jordi Alba, quien al ver la devolución al la Bestia Parda bien tapada por los avisados rojiblancos, dejó el pase atrás para Alcácer, quien quirúrgicamente depositó el balón en las mallas de Kepa, que ya había tenido que aparecer para negar un lanzamiento de falta de Messi.

El resto de la primera parte fue un duelo de todos los jugadores de ataque del conjunto azulgrana ante un sensacional Kepa, que demostró un día más que tiene todo para marcar una época en el Athletic, y en el fútbol español, diría yo. Qué gran noticia para mi fue que el Real Madrid se echara atrás en su fichaje, pues hubiera dado un salto de calidad innegable y por muchos años a su portería. Tan solo Messi, a pase de Dembélé, y desde la frontal, consiguió superarle, en un segundo asalto entre ambos, pues el primero en similares circunstancias fue resuelto por Kepa en una de, a mi modo de entender, paradas de la Liga, dificilísima por la cercanía, el lanzador, y el bote previo a la llegada a la portería.

La segunda parte, aparte de la activación del modo de energía culé, trajo consigo un ataque de orgullo bilbaino, tras la pobre impresión del primer tiempo, que trasladó el partido a la mitad azulgrana. Si bien no se le recuerda a Ter Stegen ninguna parada de verdadero mérito, es cierto que la imagen del Athletic quedó ciertamente restablecida, acorde a lo que un equipo de su historia debe mostrar. Salió Iniesta para jugar media hora, y ofrecernos algunos de esos detalles que tanto echaremos de menos a su partida, que esperemos se retrase al menos otra temporada más, como muy sabiamente se encargó de transmitirle el Camp Nou con la intención de compensar la mareante oferta china, que incluso incluye una distribución masiva en el país oriental de los vinos de su bodega.

En el apartado individual, además de lo comentado sobre el creciente Dembélé, Coutinho aportó nuevos detalles individuales y una mejor adaptación a lo que se espera de él dentro del sistema como interior. También Piqué, en la linea ascendente de recientes actuaciones añadió una mayor presencia en la salida, con conducciones y apoyos a Sergi Roberto, abriendo rutas en el sector derecho que desembocaran en Dembélé y Messi. Alcácer, como siempre, aportó además del gol, movimientos inteligentes como continuos desmarques de fuera hacia adentro y viceversa, que subvencionaban las llegadas de Coutinho y Jordi Alba por el lado izquierdo del ataque azulgrana.

En resumen, una sólida actuación que sumada a la derrota del Atlético en Villareal, parecen sellar definitivamente el dominio azulgrana esta temporada en el campeonato doméstico. Ello, sin duda, aliviará la carga de partidos comprometidos, pudiendo dosificar así a un grupo de jugadores que llevan muchos minutos en sus piernas, y que han traído al equipo hasta esta envidiable situación en Liga, Copa y Champions.

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