jueves, 10 de octubre de 2019

Liga 2019-20. Jornada 8. Barça-Sevilla. Goleada contundente con síntomas preocupantes.

Tras romper el gafe en los desplazamientos, y darle la vuelta a un complicadísimo partido en Champions que podia haber complicado sobremanera, incluso la clasificación para octavos de final, el Barça volvía al Camp Nou en Liga con uno de esos partidos que indefectiblemente salen atractivos para el espectador neutral. Se presentaba en la ciudad condal el Sevilla de Lopetegui, que tras un fulgurante inicio, se ha desinflado en las últimas semanas, pese a remontar en Nervión a otra de las revelaciones de este primer cuarto de campeonato, la Real de Odegaard y Oyarzábal.


En este choque convergían dos tradiciones favorables al Barcelona, que seguramente apesadumbraban a la afición sevillista. Por un lado, Messi enfrentaba a su víctima favorita, a la que ha vacunado en todas las competiciones y a una media de un gol por partido en casi 40 enfrentamientos, sumado a las ganas que ya tenía de estrenarse esta temporada como goleador. Por otro, Lopetegui y el Camp Nou, una historia de pesadilla que empezó en una vuelta de la Supercopa en el verano de 1994 ante el Zaragoza, con 5 goles recibidos en los que en 4 podía haber hecho más, y una palomita al final del encuentro para reencontrarse consigo mismo que acabó lastimosamente en el fondo de la red, desquiciando definitivamente al portero vasco que seguidamente acabaría expulsado por doble amarilla por pérdida de tiempo. Esa noche perdió cualquier posibilidad de defender el marco azulgrana. Y esa historia firmó su último capítulo la temporada pasada como entrenador del Real Madrid, recibiendo otros 5 goles que sellaban su destitución como técnico madridista a los pocos meses de haber dejado abruptamente la selección en el día previo al debut en el Mundial de Rusia.


La alineación azulgrana presentaba como novedad la rotación de Griezmann, hasta ahora siempre titular, que dejaba su sitio a un recuperado Dembélé. Semedo repetía en el lateral izquierdo, Todibo en el lugar del sancionado Lenglet y la presencia en mediocampo de Vidal, premio claro a su buena actuación entre semana contra el Inter y que por tercera vez esta temporada enviaba al banquillo al hasta ahora inamovible Busquets. El partido empezó con un Sevilla muy valiente, buscando un intercambio de golpes con el Barcelona, y encontrando con claridad manifiesta la portería azulgrana durante los primeros 25 minutos, donde entre el acierto de Ter Stegen, y la negación ante puerta del delantero sevillista De Jong, impidieron que el equipo visitante se adelantara fácilmente en el marcador.

Corría ya el típico run-run en las gradas del Camp Nou, tras haber presenciado otro primer tiempo de inferioridad contra el Inter, cuando Semedo, que ya había hecho un par de incursiones peligrosas por izquierda con bastante mayor profundidad y acierto que en cualquiera de las anteriores veces que cubrió el lateral izquierdo, puso un centro de zurda al segundo palo para que el uruguasho, siempre atento, rematara majestuosamente de chilena, tambien con la izquierda al borde del área pequeña, imposible para Vaclik. 1-0, y los jugadores y el banquillo sevillistas se miraban unos a otros con cara de incredulidad. Y en el tiempo que tardaron en volver a ponerse en faena, primero Vidal en desmarque de ruptura a pase decisivo de un Arthur cada vez más atrevido, y después Dembélé, tras robo de Arthur y encarando con izquierda, cambiándosela de pierna como en él se ha convertido en costumbre sin importar pierna inicial y de remate, plasmaban un 3-0 que absolutamente nadie podía creer en el minuto 35 de partido. Partido finiquitado y Lopetegui que continuaba arrastrando su propia maldición en el Camp Nou.

Tras el descanso, el Sevilla volvió a buscar insistentemente la puerta de Ter Stegen, que siguió resolviendo con soltura llegada tras llegada andaluza, pero el partido ya estaba decidido y el Barcelona jugó mucho más a placer con detalles sensacionales de jugadores como Messi y De Jong, que ponían de pie al Camp Nou. Tan solo faltaba el estreno goleador en la temporada de la Bestia Parda, algo inédito a estas alturas de año. Y llegó, como no podía ser de otra manera de falta directa, en la tercera que tuvo a disposición, y pese a los múltiples recursos defensivos (barrera de cuatro, otro agachado tras la barrera para evitar el tiro por debajo, y un último bajando hasta el poste alejado del portero) colocó el balón fuera del alcance de un Vaclik, que me parece que se vio desconcertado ante tanto despliegue de los defensas para evitar lo inevitable.

Lastimosamente, para acabar, el ínclito Mateu Lahoz, que ya llevaba todo el partido dando muestras de su personal #ArbitrajeCreativo, decidió que él también merecía ser protagonista del encuentro, y en una pugna entre Chicharito y el debutante Ronald Araujo que había entrado por un tocado Todibo, decidió mostrar la tarjeta roja al chaval, ante las protestas masivas de sus compañeros. El último de ellos, Dembélé, parece que le dijo "eres muy malo", una verdad incontrovertible pero difícil de creer que salga con esa claridad de la boca del taciturno y poco ducho en dominio del idioma de Cervantes mosquito. Hasta Messi se lo intentaba explicar al trencilla valenciano, que habiendo gozado de su momento de gloria, tras no conseguir sacar de sus casillas con su provocación minutos antes a Luis Suárez en una de las imágenes más vergonzantes que yo recuerdo en un árbitro, buscando de manera chulesca y macarra calentar al por otro lado fácilmente llevado a ebullición nueve azulgrana. El resumen del embrollo es que Dembélé se perderá el Barça-Madrid, el Barça irá corto de centrales a Eibar, y Araujo se perderá seguramente dos partidos con el filial, dado que no hay Liga el próximo fin de semana, en uno de esos pozos de injusticia que recoge los múltiples recodos disciplinarios de la Federación.

Así y todo, nos vamos al segundo parón de selecciones, también conocido como la pretemporada real de Luis Suárez, enderezando el rumbo en materia de resultados, pero con unos síntomas muy preocupantes en los últimos partidos, si nos referimos al juego del equipo, y al control de los partidos, porque tengo la sensación de que desde el partido del Valencia, hemos jugados todos y cada uno de los partidos en el registro que preferían nuestros rivales. Aunque siempre nos quedará la Bestia Parda, como siempre desde un tiempo a esta parte...




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