viernes, 26 de abril de 2019

Liga 2018-19. Jornada 33. Barça-Real Sociedad. Victoria en mi reencuentro con el Camp Nou

Vivir a 600 kilómetros del campo de tu equipo de fútbol es una putada. No nos vamos a engañar. Si yo tuviera posibilidad, me encantaría ser un asiduo del Camp Nou, y poder haber disfrutado en directo todos estos años de triunfos, de Messi, pero también aquellos primero años de levantarrecopas en los 80, cuando se festejaban las Copas del Rey como las Champions de hoy en día. Sin embargo, esta escasez de oportunidades de acudir en directo a ver a mi equipo de local hace que sean mucho más especiales las ocasiones en que puedo paladear esa experiencia durante cada temporada. Suele ser a principios de temporada, en verano o en Semana Santa cuando se me presenta la oportunidad, cada año, de poder volver al Camp Nou.


En casa solo tenemos un abono, y como es lógico debe disfrutarlo su titular, el primigenio Culé de Chamberí. Pero a los dos nos gusta ir juntos al partido, así que hay que pagar por una entrada. Esta vez, a comienzo de semana, no había localidades libres en la web del Barça, pero sí en Viagogó, la plataforma de reventa de entradas con la que siempre se ha relacionado al ex-presidente Sandro Rosell. Sin embargo, una vez llegué a casa de mis padres en Cambrils, volví a comprobar, y esta vez sí que había posibilidad, incluso en la misma fila y boca en la que tiene mi padre el abono. Luego, al final, siempre nos las apañamos para sentarnos juntos, eso es verdad. Al nada módico precio de 94€, siendo la entrada más barata, pude conseguir una entrada para ver el partido contra la Real Sociedad.


A media tarde, y con amenaza de lluvia, nos dispusimos a coger el coche camino de Barcelona, como tantas otras veces hemos hecho. Pasamos por las obras del nuevo Estadi Johan Cruyff, que parecen bastante avanzadas, y entramos como habitualmente por la Diagonal, para intentar buscar aparcamiento en la zona de Pedralbes, aunque esta vez, decidimos meterlo en el parking de la Illa, para evitarnos retrasos y podernos tomar la cerveza tradicional del Rala con toda tranquilidad. Mi padre, el primigenio, ya había tenido oportunidad el martes de tomar su cervecita allí antes de la victoria ante el Manchester United, en una liturgia que siempre nos ha traído buena suerte en los minutos previos a un partido en el Camp Nou.


Hacia las 20.15, con media hora de antelación, nos dirigimos al campo para subir en el ascensor hasta la tercera gradería, que mi padre ya tiene una edad y gusta de aprovechar los eso sí, escasos recursos de modernidad que le ofrece el vetusto estadio barcelonista, como el ascensor que lleva a la parte más alta del estadio en el fondo de la Travessera de Les Corts. Y ahí se acercaba ese momento siempre especial cuando subo las escaleras de la boca 529, para volver a ver en directo, el césped del Camp Nou que tan pocas veces tengo la suerte de contemplar. Llegamos con el tiempo justo para ver el final del calentamiento del equipo, con las apuestas de los jugadores en tiros de fuera del área ante Cillessen.

He tenido la fortuna de ver a la Real Sociedad en tres partidos anteriormente en el Camp Nou, y todos habían dejado un extraordinario recuerdo. El primero fue en Copa del Rey, en mayo de 1983; ganamos 2-0 y Maradona metió el que en mi recuerdo es el mejor gol que nunca he visto en directo, con un par de recortes dentro del área y casi sin ángulo sacarse una vaselina sobre Arconada que suavemente posó el balón en el lateral de la red del segundo palo, junto a la bolsa de guantes del portero vasco. El segundo, fue en verano de 1993, en el debut de Romario en Liga, con un hat-trick brutal del carioca servido por tres asistencias de Pep Guardiola, 3-0. Y la última, con el mismo resultado que el anterior, en la misma jornada de Liga, y con debut de otro brasileño, Rivaldo, en Liga, con un doblete de la nueva estrella culé.

Las expectativas eran altas por los antecedentes, pero ni la situación en Liga, ni los compromisos inmediatos se alineaban para repetir noche inolvidable. Valverde rotó a Busquets, dejando huérfano el mediocampo de control, pese a los esfuerzos de Arthur por enderezar la nave. El cansancio y el bajón de tensión tras la victoria en Champions entre semana, sumados a una Real Sociedad muy bien puesto sobre el terreno de juego, impedían ver un Barça fluido, y el partido era más bien soso. El Barcelona fue de menos a algo más, pero sin alardes, y tras salvar Ter Stegen un mano a mano, al final de primer tiempo Lenglet, al más puro estilo Rafa Márquez, remataba en el primer palo marcando los tiempos y haciendo inútil la estirada de un Rulli, bastante tranquilo hasta entonces.

La segunda parte empezó con una Real algo más animada y un Barcelona intentando administrar la ventaja a la espera de un segundo gol que finiquitara el partido. Sin embargo, un magnífico pase de Mikel Merino a la espalda de la defensa fue eficazmente cruzado por Juanmi a la salida de Ter Stegen. Quedaba media hora, y el equipo debía volver a meterse en faena. Y apenas necesitó un minuto, porque un pase de Messi a Alba, fue esta vez culminado por el lateral sin esperar la llegada de la BP, con la derecha y al palo largo, en un gran remate con su pierna derecha, la mala, que volvía a poner en ventaja al Barcelona. De ahí al final, poco más con algunas llegadas con poco peligro de ambos equipos, y una victoria por la mínima, que acerca aún más el título de Liga, que esperamos se consume antes de la eliminatoria de semifinales de Champions.

No se puede decir que fuera un buen partido, pero siempre me resulta especial volver al Camp Nou a presenciar en directo a mi equipo. A ver si tarda menos la próxima vez.

Por último, os dejo la actualización del Bestiapardómetro, con una asistencia más que sumar para los del fútbol de teletexto:´








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