viernes, 22 de junio de 2018

Mundial de Rusia'18: Episodio 5. El drama argentino.

Ayer se disputaba la segunda jornada al completo del grupo C, pero lo realmente gordiano era el partido de Argentina, que quedaba para cerrar la jornada mundialista del jueves. Dos aperitivos más o menos ligeros para la gran comilona que no defraudaría en su dramatismo, para regocijo y alborozo de algunos de aquellos que hacen de disfrutar de las desgracias ajenas un modo de vida.


Empecemos por los snacks de media tarde.

Dinamarca-Australia: 1-1
Partido que en principio parecía controlado por los daneses, y más tras el magnífico gol de Eriksen, tras majestuosa dejada de Jorgensen, un delantero que de espaldas es una locura, lástima que frente al gol se nuble. Australia es de esos equipos que tienen oficio, saben de sus limitaciones y sus virtudes, y en función de ellas juegan. Fue igualando el choque, y en otra jugada de VAR (estreno en estas lides de Mateu, que será la primera de muchas dada su tendencia al arbitraje creativo), su capitán volvió a marcar de penalti, como ante Francia. Sin embargo, esta vez no solo no perdió, sino que si estuvo alguien más cerca de la victoria fueron los oceánicos. Dinamarca jugó con la calculadora de la primera victoria y puede haberse complicado la clasificación.


Francia-Perú: 1-0
En situación similar a la de Marruecos, Perú ha dejado una gratísima impresión en el Mundial, pero le ha matado su falta de gol. Francia, en la que esta vez destacó el controvertido Paul Pogba, marcó en una de sus pocas llegadas, tras un rechace por obra de Mbappé, uno de esos elegidos que creo marcará la próxima década del futbol mundial, pero que todavía está por ofrecernos una actuación destacada con su selección. A partir de ahí, un quiero y no puedo por parte de Perú, falto de delanteros con veneno suficiente para derrumbar la defensa francesa. Se marchan del Mundial los andinos dando buenas sensaciones, pero incapaces de marcar ni de penalti, y Francia ya clasificada para octavos, podrá medrar o dosificar titulares en la tercera jornada de la liguilla.


Argentina-Croacia: 0-3
Lo que le ocurre a Messi y a Argentina es una cuestión que trasciende a lo futbolístico para enraizarse en lo psicológico, y sobre todo en lo sociológico. Recordemos que Messi solo fue reclutado por las inferiores de Argentina porque un periodista argentino, al saber que España pensaba convocarle para una sub-16, o algo así. Messi estaba en Barcelona, abandonado por Argentina y sus dirigentes, que además se habían negado a pagarle su tratamiento, y aún así, eligío jugar con Argentina, que es algo que no concibo que nunca hayan apreciado allá. Si hubiera elegido España, a lo mejor ahora tendría un par de Mundiales y 2 o 3 Eurocopas y sería indiscutiblemente, el mejor jugador de la Historia. Como escribí ante Islandia, el guionista de la historia de Messi con Argentina es un genio, un hijo de la grandísima puta, o ambas. A día de hoy, me inclino por la segunda opción.
El partido empezó relativamente bien para Argentina, pese a que el once no le daba un solo socio a Messi para crear. Parecía que el plan era que el rosarino recibiera menos, pero más cerca del área. Si así era, cómo diablos nos sacaba ni a Banega, a Lo Celso, a Dybala o a Pavón. Incomprensible, así que se cumplió solo la primera parte del plan, recibió menos.  El partido, con ocasiones a puerta vacía incluidas para Argentina, estaba igualado, hasta que una pifia con el pie de Cabellero, puso en ventaja a Croacia, y la selección argentina se vino abajo como un castillo de naipes. Incapaces de crear peligro (en la portería contraria), con un Messi ausente como hace años que no veíamos. Modric y Rakitic apuntillaron a la albiceleste con un golazo del madridista y un larguero y el tercero del barcelonista, culminando una brillante actuación de la mejor pareja de medios del Mundial hasta hoy.
Ahora llegan los palos, se abre la barra libre para arrear a Messi, aquí y allá, y mucho me temo que se acaba el mundial para Argentina y la carrera internacional del barcelonista, al que creo que costará mucho reponerse de otro palo más, para desgracia de los culés.
Veremos...

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