martes, 26 de junio de 2018

Mundial de Rusia'18. Episodio 8. Mi debut como comentarista.

Hace ya más o menos dos años que comencé mi aventura del Culé de Chamberí. Fue una especie de crisis de los 40, más o menos, y bien entendida ;-)  el origen de todo. Me hice una cuenta de Twitter, otra de Facebook, abrí el Blog, y se lo conté a los amigos. A los pocos meses, mi buen amigo de la infancia @gildrix, que bautizó el proyecto como mi alter ego mediático, me dio la oportunidad de entrar en el mítico programa de @golesconparrado, el decano de la radio deportiva española, para comentar algunos asuntos de la actualidad culé, desde el punto de vista de un barcelonista en Madrid. Ayer, di un paso más, y me invitaron a compartir desde el estudio la retransmisión en directo de un partido del Mundial, actuando como comentarista de lo que se iba viendo sobre el terreno de juego.


Fue una experiencia inolvidable. Conocí por fín al genio de la técnica, Guille Tejeiro, un fenómeno a los mandos de todo. Compartí estudio con Pedro Pablo Parrado, quien me lo iba a decir de niño, cuando la escuchaba en las noches radiofónicas en Radio España y en la Cadena Rato. Tuve la suerte de ver trabajar a un equipazo lleno de profesionales del periodismo deportivo, el de verdad, el vocacional. Javi Rodríguez, Juan Carlos Herrero, Alvaro González, Alejandro Gutiérrez y Rosa Barrancos son unos fenómenos de esto. Y qué decir de Gildrix, mi Carlitos, que hasta se llevó un álbum de México'86, con sus apuntes manuscritos con esa letra de zurdo de cuando compartíamos pupitre, como Aznar y Villalonga.

Y además de todo, me hicieron sentir como en casa, pese al aburridísimo partido con el que nos castigó la selección. Me sentí como un invitado de honor de verdad, con libertad para comentar sobre todo y en cualquier momento y como si además fuera uno más del equipo. Experiencias como la de ayer me hacen reencontrarme con el denostado periodismo deportivo, tan vacuo en el mainstream, y que puede llevar a la irrelevancia profesional, a aquellos que realmente aportan algo al deporte, información veraz, opinión certera y criterio, eso que tanto se echa en falta en los grandes monstruos (por tamaño y naturaleza) del entertainment deportivo.

Gracias a todos por lo de ayer. Espero haber estado mínimamente a la altura, pero solo vivir la experiencia ya me compensa estos dos años de @culedechamberi.

Vayamos pues con los partidos de ayer.


Arabia Saudí-Egipto: 2-1
Partido intrascendente para la clasificación al estar ambos ya eliminados, pero con varios componentes emocionales significativos. Primero, la posible primera victoria en un Mundial para Egipto, el orgullo tocado árabe o la presencia del jugador más veterano de la Historia de los Mundiales: Essam El-Hadary, con 45 años, que además tuvo una gran actuación, incluso parando un penalti. Se adelantó Egipto con un gran gol del algo más recuperado Salah, pero Arabia, con un segundo penalti en el descuento de la primera parte y otro gol en el descuento de la segunda, se hizo con los tres puntos, y recuperó el orgullo herido tras la goleada sufrida en el partido inaugural.




Uruguay-Rusia: 3-0
Partido para decidir el liderato del grupo A. Los anfitriones, gracias a sus goleadas anteriores, tenían a su favor el empate, pero enseguida se vio que, pese a salir muy enchufados, el oficio uruguayo estaba muy por encima de su entusiasmo. Un buen remate de falta al palo del portero que Akinfeev no supo defender, un gol en propia meta del goleador Cheryshev, enrachado ante el gol, y la torpeza de Smolnikov, que además se perderá los octavos por su expulsión por doble amarilla sentenciaron el partido antes del descanso. A partir de ahí, Uruguay se concentró en que su otro delantero, Cavani, rompiera su sequía, cosa que también consiguieron, aunque fuera en el último minuto, tras un remate de cabeza del gran capitán, Godin, soberbio un día más, que dejó muerto Akinfeev en el área pequeña. Liderato para Uruguay, y ambos pendientes de los partidos de la tarde-noche para conocer rival.




Irán-Portugal: 1-1
Partido a cara de perro. El primero del Mundial. Irán, esta vez, estaba responsabilizado por la posibilidad de clasificarse y Portugal, mucho más curtido en situaciones límite, en las que, hasta ayer se movía con desenvoltura, empezó mejor en el partido, pero tampoco llegaba con mucho peligro ante el marco del buen portero iraní, que hará carrera en Europa tras este Mundial con seguridad. Parecía que nos íbamos al descanso, con Irán ya empezando a entonarse, y llegó la mítica genialidad de exterior de Quaresma, un tipo que con un poco de inteligencia emocional habría sido un jugador de época, incluso al nivel de su amigo Cristiano, pero que su mala cabeza nos ha reducido a unos espectaculares highlights sin continuidad. Su remate de rosca con el exterior se anidó en la escuadra iraní, para poner la balanza del lado portugués, y muy cuesta arriba para los persas. Pero en la segunda parte, un penalti lo cambió todo. Un penalti, dudoso a mi entender, pues el defensa se encontraba por delante de Cristiano, pero que fue pitado tras muchas dudas por el VAR. Cristiano, infalible a ojos del mundo, disparó fuerte, pero a media altura y no suficientemente ajustado, y Beiranvand adivinó y le detuvo el penalti. A partir de ahí, Cristiano se desquició, pudo ser expulsado por un codazo, pero el árbitro, VAR mediante convino que con una amarilla era suficiente, Irán empezó a amenazar. Los nervios afloraron hasta en los banquillos con Queiroz al borde de la apostasía portuguesa, hasta que el drama se acentúo. De nuevo gracias al VAR, ya en el descuento, un penalti magistralmente lanzado a la escuadra por el capitán iraní Anrsarifard. Y hubo tiempo para una última jugada con la defensa portuguesa haciendo aguas de manera inesperada dada su experiencia, e Irán disparó a bocajarro al lateral de la red de Rui Patricio con todo a favor. Inmediatamente llegó el pitido final, iraníes llorando desconsoladamente por ver tan cerca su clasificación y todo Portugal respirando por una clasificación para octavos, que nunca pensaron tan apurada, y en mi opinión, inmerecida.




España-Marruecos: 2-2
"Last but not least" que dicen mis amiguetes británicos, es decir por último, pero no menos importante, llegamos al partido de España. Se presumía, entre ellos yo, una victoria si bien no clara, sí que cómoda, dada la diferencia de nivel, la negación ante el gol de los magrebíes y la diferencia de tensión entre jugarse un paso a octavos y estar eliminados. Pero nada de eso se vio en Kaliningrado. Marruecos salió desacomplejada, con el juego alegre habitual, con una presión importante e incluso más agresivos que en los partidos anteriores, donde fueron más víctimas que verdugos de las entradas más duras. España no se encontraba, espesa, sin hacer bascular una defensa, si bien menos trabajada que la de Irán, lo suficientemente ordenada para no verse sorprendida por el previsible y lento despliegue español. Y en esas, llegó un malentendido entre Iniesta y Ramos, y Boutaib, agradecido, encaró a De Gea, una vez más transparente, como muy bien dice Cañizares, para por entre sus piernas marcar y desatar el delirio marroquí y la melanconlía española. Melancolía que no fue a más por la rapida igualada tras una fantástica, quizás la única de todo el partido, jugada de la línea de medios hispana, con un toque dulce, preciso y atempado de Costa ante la ruptura de Iniesta, que flotando en su estilo se adentró hasta línea de fondo para dejar un pase de la muerte a Isco, que controló con sangre fría y definió a placer arriba ante un ya vencido Munir. Pero España volvió a la pájara, y en un saque de banda en campo marroquí, se plantaron mano a mano con De Gea, que permitió que Boutaib le disparara ya en el área pequeña, por suerte al bulto en la única parada del toledano en lo que llevamos de Mundial. Salvo alguna combinación por la izquierda de Isco e Iniesta, España no amenazaba y dormía con su monótona combinación y conducciones. En la segunda parte, pareció que, como ante Irán, España salió algo más entonada, pero el momentum esta vez no lo aprovechamos, y se acabó con el susto del hiperactivo Amrabat a la escuadra, lo que sumado a los tardíos cambios de Hierro, ya pasados los 70 minutos, llevaba al partido hacia la monotonía más absoluta. Rota por un remate exuberante de En-Nesyri, por encima de Ramos, que había perdido la marca, que subió el segundo gol marroquí al marcador, y sumía al borde del drama de la eliminación de España, no ya solo alejar el liderato de grupo. Por suerte, en el último minuto, a la par que el VAR le daba el penalti a Irán, España pillaba descuidada a la salida de un corner a la defensa marroquí, y el siempre despierto y genial Iago Aspas remataba esplendorosamente de tacón para darnos un empate que fue inicialmente anulado por el linier, pero que el VAR, bendito VAR, dio por bueno, para en carambola con el gol de Iran, darle un liderato del grupo que ni por asomo merecimos por juego. Puede resultar un tanto radical, pero creo que Irán y Marruecos, han hecho merecimientos más que suficientes para ser los clasificados, y los ibéricos podrían perfectamente haberse vuelto para casa con el rabo entre las piernas. Esperemos que por la parte que nos toca, sepamos reflexionar sobre todos los problemas que en portería, defensa, mediocampo y ataque hemos podido apreciar todos y que esperemos que Hierro, muy flojo y poco atento a los partidos para los cambios, y su equipo asistente puedan meter el bisturí, y construir desde la suerte que hemos disfrutado un verdadero candidato al Mundial, algo que a día de hoy, estamos muy lejos de ser.

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